Mostrando entradas con la etiqueta Exhibicionismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Exhibicionismo. Mostrar todas las entradas

lunes, 22 de junio de 2009

Esclava de mi Psicóloga

Este es el primer capítulo de la historia de Alejandra, una chica tierna y linda que tiene un gran problema: Es MUY tímida. Un buen día sus Padres la envían con su psicóloga escolar, la Dra. Ana Álvarez (La cual es, por cierto, guapísima.) con la esperanza de curarla. Pero desgraciadamente no todo sale como lo planearon…
(En este relato hay juegos de D/s, hipnosis, exhibicionismo, sexo oral, face sitting y hasta un perverso beso negro.)



1er Acto: La sesión de Hipnosis.



Me desperté lentamente en el diván, sintiéndome algo mareada. "Oh Dios, ¿Donde estoy?"

Con dificultad volteé a ver a mí alrededor hasta que después de unos segundos pude reconocer el consultorio de mi psicóloga escolar, la Dra. Ana, y al verla sentada a mi lado me tranquilicé muchísimo.

"¿Te sientes mejor, Alejandra?" Me dijo suavemente mientras me acariciaba la frente.

"S.si, creo que sí. ¿Qué pasó?"

"Nada, -Dijo con una sonrisa.- Solo estas despertando de la sesión de hipnosis que tuvimos."

“Ana, con esta ya van 13 sesiones. ¿Crees que… ya estoy curada?”

“De hecho, Alejandra, tu timidez va retrocediendo y estamos muy cerca del objetivo. Pero déjame terminar de anotar unas cosas y en un segundo te cuento lo que sucedió, ¿Va?”

“Si, la espero.” Le respondí mientras me volvía a acostar en el diván, emocionada con la idea de que por fin dejaría de ser tan tímida y así podría platicar con alguien sin ponerme roja, tartamudear o salir corriendo en pánico. Mi vida por fin sería lo que yo quería que fuera, y todo se lo debía a ella…

Ana.

Suspiré suavemente y me puse a recordar cómo había sido el proceso de mi tratamiento…

Y sin duda, la clave había sido la gran química entre las dos. Ana siempre era muy amable y paciente conmigo, y yo estaba fascinada con su clase y elegancia, además de su finísimo sentido del humor. Y con el paso de las semanas nuestra relación se había vuelto cada vez más cercana, al grado que ya me estaba atreviendo a contarle mis más íntimos secretos, y ella siempre me escuchaba con la más absoluta atención, como si yo fuera algo interesantísimo por descubrir.

Aunque había algo que me tenía con la curiosidad a mil: ¿Por qué no tiene novio, si está guapísima?

Bueno, más que guapa Ana era espectacular , ya que a sus 28 años tenía una figura estilizada pero curvilínea, con largas piernas torneadas que remataban en un trasero redondito y firme, el cual conectaba con una cinturita de avista que no le había visto a nadie. Y aunque sus pechos no eran exuberantes, estaban perfectamente proporcionados para su cuerpo…

Pero su rostro era lo mejor, ya que su precioso cabello café le caía hasta los hombros y enmarcaba perfectamente sus expresivos ojos color avellana, ligeramente rasgados, que junto con su nariz finita y labios coquetos le daba un aspecto tierno pero sexy, algo así como una mezcla lolita-femme fatale.

Casi una top model.

Y ese día ella iba vestida de una forma un poco más sensual que de costumbre, con un vestidito ajustado negro que se le pegaba al cuerpo de forma casi indecente y que dejaba un atrevido escote al frente, logrando que fuera casi imposible no mirarla.

Y eso estaba haciendo yo de forma obvia, fascinada viendo como su cabello se mecía con el viento de la ventana, hasta que de repente ella volteó en mi dirección y de forma evidente volteé la cara al otro lado, sonrojándome. Pero Ana no me recriminó nada y sólo dijo: "Bueno, Ale, hoy estuviste casi 1 hora bajo hipnosis, pero creo que comienza para ti una nueva vida."

"¿Una hora? Wow, realmente tenía muchos traumas acumulados." Respondí tratando de hacerme la simpática, pero entonces, al sentir el aire del ventilador directamente sobre mi cuerpo me di cuenta de algo…

Estaba completamente desnuda.

"P...pero..." Dije muy asustada, mirando de un lado para el otro, sin explicarme como era que mi ropa había desaparecido en un instante. “¡P.pero si hace unos segundos estaba vestida!”

"Relájate Alejandra, no pasa nada, -Dijo Ana sin poder contener una sutil sonrisa.- Esto solo es una consecuencia de lo que pasó en la hipnosis."

Puse una cara de angustia e inmediatamente me cubrí con las manos. “P.pero, ¡¿Y mi ropa?!”

Entonces sucedió algo que me asustó aun más.

Comencé a sentirme muy, muy caliente, como nunca en mi vida, y sin poder evitarlo mis manos se apretaron contra mi sexo y comencé a masturbarme furiosamente en el diván. "U...uf....ah… mmmm." Gemí mientras me retorcía de placer, tratando de controlar mis dedos pero sin éxito.

Ana se levantó de su asiento y caminó lentamente a mí alrededor, mordiéndose los labios con expresión de travesura. "Alejandra, ¿Sucede algo?"

"Ah… Mmmmm… N.no se... mis dedos no me... hacen caso."

"Detente."

Como por acto de magia mis dedos se detuvieron, y me dejé caer pesadamente en el diván, respirando agitadamente mientras temblaba de nervios. "Ay D.dios…" Tartamudeé apenadísima por lo que acababa de hacer. “Q.que pena, Ana, te juro que yo no…”

"Tranquila, -Me respondió ella mientras me acariciaba la frente. -¿Recuerdas que te dije que hoy comenzaba una nueva vida para ti?"

"¿U.una nueva vida?"

Ana se sentó junto a mí y con la voz más sensual del mundo me dijo: "Alejandra, te explicaré todo pero antes quiero que hagas algo por mí. ¿Me traerías un refresco de la tienda que esta junto a la cancha de fútbol?"

"P.pero... Ana, ¿Y mi ropa?" Le dije sin atreverme a mirarla.

"Ah, tu ropa. Te confesaré algo: Como no me gustaba nada la tiré."

Sentí entonces una rabia tremenda al oír tan descarada confesión. ¡¿Quien se creía ella para tirar mi ropa?! “¿Ana, porque…?”

Pero ella solo tuvo que decir una palabra: "Tócate."

De golpe sentí un mareo, e inmediatamente mis manos volvieron a apretarse entre mis piernas. "Ah… N.no… mm… n.no…"

"Alejandra, no te sientas mal, si tiré tu ropa es porque te compré algo. Ahora, por favor revisa la bolsa rosa en la esquina."

Mis dedos se detuvieron y me quedé inmóvil durante unos segundos, respirando agitadamente mientras una gota de sudor resbalaba por mi rostro. Dios mío, ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué no me obedecía mi cuerpo?

Y la respuesta me llegó como balde de agua fría: ¡La hipnosis! ¡Eso había sido, de alguna forma Ana la había usado para controlarme!

Volteé a ver a Ana con furia en la mirada, sintiéndome traicionada y con ganas de golpearla. “¿P.pero como te atreviste? ¿Q.quien crees que eres para…?”

“Alejandra, por favor, no me obligues a ordenarte algo desagradable. –Dijo Ana con seriedad a la vez que caminaba hasta su escritorio y se sentaba sensualmente en la esquina.- Ahora, ve a revisar lo que hay en la bolsa rosa. ¿Ok?”

Apreté los puños con impotencia pero sin atreverme a nada, porque sabía que ella tenía la sartén por el mango. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo podría salir de esta situación? Pero no se me ocurría nada, así que con mucha irritación fui hasta la bolsa y la abrí con un gesto desafiante, pero cuando vi lo que había en su interior me quede helada: Ahí estaba una micro faldita de colegiala roja junto con una blusita blanca delgadita, sin duda, la combinación más indecente posible.

“¡Ni loca me voy a poner esto!” Dije con mucha vergüenza mientras sostenía con miedo la faldita, que cada vez parecía más pequeña. “E.esto es una estupidez, e.es una…”

Pero Ana estaba fascinada con mi reacción, sonriendo como niña mientras me hacía señas de que siguiera buscando. “No te detengas, Alejandra. Aun hay mas.”

Suspiré resignada y volví a esculcar los contenidos de la bolsa, y entonces encontré algo aun peor: Escondida debajo de unos tenis y calcetines blancos estaba una micro tanguita blanca de hilo dental, la cual parecía sacada del catalogo mas depravado de Victorias Secret.

"Ay Ana, ¡No! –Dije poniéndome roja.- E.esta ropa es… ay Dios, no, no me atrevo. Por favor, no me hagas que…"

"Póntela, Alejandra. Estoy segura que te va a encantar cuando la pruebes."

“P.por piedad, Ana, mira que…”

“PONTELA.”

“E.esta bien, -Dije apretando los puños con impotencia. -¡T.tu gAnas! Me pondré la maldita ropa. ¡¿Contenta?!”

“Mucho.”

Con mucho coraje tomé la tanguita blanca y comencé a subirla por mis piernas, pero cuando el delicado hilito se deslizó entre mis nalgas no pude evitar poner una carita simpática y di un saltito. “Uy.”

Ana sonrió de forma obvia al ver mi gesto, y al verla tan divertida me sentí la más idiota del mundo, por lo que de forma seca le dije: “¿Podrías voltearte, Ana? Me siento incomoda si me ves mientras me visto.”

“No. -Dijo ella mordiéndose los labios con coquetería. -A propósito, que lindo se ve tu traserito con la tanguita.”

Estúpida…

Con mucha indignación agarré la faldita y me la puse rápidamente, tratando de darle el menor show posible a Ana, pero cuando la diminuta prenda estuvo en su lugar confirmé mis peores sospechas: Los perversa prenda apenas si cubría la mitad de mis nalgas, y para empeorar las cosas se levantaba alegremente a la menor oportunidad.

Pero Ana parecía muy complacida con el resultado, porque con un delicado gesto me indicó que siguiera.

Sintiéndome cada vez mas humillada tomé la blusita y me la puse, y cuando vi que dejaba mi cinturita completamente expuesta puse una expresión de ironía, ya que las cosas evidentemente no me saldrían bien hoy. Suspiré resignada y finalmente me puse los tenis blancos, y en ese momento Ana se acerco de nuevo.

“¡Te ves guapísima, Ale!” Me dijo con un tonito pícaro mientras deslizaba sus dedos en mi cabello para hacerme una cola de caballo. “Te ves muy, muy linda.”

"Por favor, Ana... no me obligues a esto..." Dije con timidez.

"No quiero oír quejas, Alejandra. -Me respondió implacable. -Ahora, quiero que camines hasta el espejo detrás de la puerta del closet para que te veas en el."

Caminé sin mucho entusiasmo hacia el espejo, pero cuando me vi en él sentí una descarga de adrenalina por todo mi cuerpo: Me veía como la colegiala mas zorra de la escuela, la típica colegiala caliente que quiere con todos, y con el perverso atuendo dejando poco a la imaginación aunque…

…Increíblemente sexy.

Y solo atiné a morderme los labios, con mil emociones contradictorias dando vueltas por mi cabeza.

"Sabía que te iba a gustar el resultado. -Dijo Ana en mi oído mientras ponía sus manos en mis hombros. -Mira, sé que has de estar muy molesta ahora. Ve a traerme mi refresco y cuando vuelvas te explicare como están las cosas, ¿Ok?"

Al oírla tan calmada y “En control” volví a sentirme muy irritada, por lo que me di la vuelta para confrontarla y con un gesto agresivo le dije: “¡Está bien, ¡Iré por tu maldito refresco! Pero cuando regrese vas a tener que explicarme TODO.”

Y sin darle tiempo a nada salí del consultorio azotando la puerta y caminé rápidamente por los pasillos de la escuela, a la vez pensaba una y otra vez en lo que acababa de suceder. ¡Maldita sea! Ana, ¡¿Cómo te atreviste a hacerme esto?! ¡Yo confiaba en ti! Ay… ¿Por qué, porque, porque?



2o Acto: Expuesta frente a todos.



Estaba tan enojada que perdí el sentido del tiempo y la dirección, caminando por mil pasillos hasta que de repente llegue al patio de la escuela y me quedé helada: El lugar estaba lleno de chicos, y TODOS tenían sus lujuriosos ojos puestos en mí.

“Oh Dios…” Me quede petrificada, con el corazón latiendo a mil por hora.

Y la cosa se puso peor, porque los murmullos a mi alrededor comenzaron a ser cada vez más fuertes y atrevidos: “¡Guapísima!” “¡Que piernas, que cara!” “Mi amor, ¿A dónde vas así?” “Que nalguitas, la estaría montando toda la noche.”

Y para empeorar las cosas mi cuerpo comenzó a excitarse de forma primitiva, como si estuviera en celo, a la vez que mi respiración se aceleraba y mis pezones se marcaban sensualmente contra mi blusita.

“Uff…” Me mordí los labios con ansiedad, y mi preocupación creció aun mas al ver que la tienda estaba hasta el otro extremo del patio, a miles de kilómetros de distancia y con un mar de gente de por medio.

Pero sabía que tenía que lograrlo, y entonces apreté los puños con determinación y comencé a caminar entre la multitud hacia la tienda, tratando de mantener la vista fija en mi objetivo.

Pero mi cuerpo parecía tener vida propia, y con cada paso mis caderas se movían sensualmente de un lado para el otro, y en ocasiones hasta daba coquetos saltitos, levantando la faldita para deleite de todos.

Dios mío, ¡Me he de ver súper estúpida caminando así! Pensé angustiada mientras veía las reacciones y piropos lujuriosos de los chicos a mí alrededor, y entonces aceleré el paso hasta que finalmente logré llegar corriendo a la tiendita, en donde me formé rápidamente en la fila y respiré aliviada.

Pero de repente una bandita de chicos “Heavy Metal” se acercó a mí y de forma atrevida me rodeó, aislándome de la fila. "Hola mamita, ¿Vas a comprar algo?" Me dijo uno de los chicos, un rubio de pelo largo, vestido de cuero negro y con apariencia desaliñada, que por su actitud parecía ser el líder del grupo.

"No, vengo aquí a ver el paisaje." Le contesté de forma déspota, cosa que hasta a mi me sorprendió, y con una temeridad que desconocía lo hice a un lado y volví a formarme.

"¡Pero miren a la niña, que agresiva! –Dijo el tipo mientras volvía a ponerse frente a mi.- Pero ya en serio, ¿Que quieres de la tienda? Yo te lo compro, mamita."

“Nada, estúpido, ¡Solo déjame en paz!”

Pero el chico seguía de necio y se ponía cada vez más agresivo, hasta que de repente se acercó por detrás de mí y me dijo al oído: “¿Me dejas decirte que tienes unas nalguitas deliciosas?”

Y no sé que me sucedió, pero al sentir como se pegaba contra mi espalda sentí un latigazo de adrenalina y le di una cachetada tan fuerte que el tipo cayó al suelo de forma grotesca. “¡Suéltame estúpido!”

"Pendeja... –Dijo el tipo con actitud rencorosa mientras que de un salto se levantaba. - Pero pronto tus nalguitas van a ser mías. ¿Oíste? A propósito. ¿No es tu nombre Alejandra? Te he visto en la clase de matemáticas y no pensé que fueras tan caliente, mi amor."

El oír mi nombre me dejo helada. Fue una súbita vuelta a la realidad, y durante unos segundos cerré los ojos mientras los remordimientos daban vuelta vorazmente por toda mi mente.

Pero a pesar de todo mi cuerpo me daba claras señales de que estaba disfrutando su nueva aventura. Mis pezones seguían súper firmes, marcándose descaradamente por debajo de mi blusa. Mi respiración era evidentemente sexual, y mis nalgas se apretaban con fuerza contra el pequeño hilo dental de mi tanga, como si se lo quisieran comer. Y ni que decir que estaba empapada…

"Vámonos, dejemos a la niña comprar su refresco." Dijo finalmente el rubio mientras se alejaba con su banda, y con el corazón latiéndome a mil pagué el refresco y sin importarme nada corrí de vuelta al consultorio de Ana.


3er Acto: Sometida.


Entré al consultorio y con violencia cerré la puerta, respirando agitadamente mientras Ana me sonreía con picardía sentada en la esquina de su escritorio.

"¿Y bien?"

Enojadísima azoté la lata sobre el escritorio. “¡Ahí tienes tu maldito refresco! Lograste tu cometido, ¡TODO mundo me vio andar por ahí casi desnuda!”

Pero Ana era toda calma y tranquilidad, y con un sensual tono de voz me dijo: "Esas no son las palabras que quiero oír de ahora en adelante, Alejandra, ¿Entendido?"

De repente, y con un gesto casi “inocente”, se acomodó en el borde del escritorio de tal forma que su faldita se levanto apenas unos centímetros, mostrando la parte inferior de su coqueta tanguita morada.

Y no sé que me sucedió, porque mi mirada se dirigió a ese lugar y me quede atontada, deseando con toda mi alma apretar mi boca entre sus piernas, hasta que de repente me di cuenta de mi comportamiento…

…Y me aterroricé.

¡¿Pero que me estaba pasando?! ¡¿Me estaba sintiendo atraída ahora por Ana?! No, Dios mío, ¡No! Me cubrí la cara con las manos y meneé la cabeza en franca negación, pero Ana se acercó lentamente y sujetó mi rostro entre sus manos, obligándome a verla a los ojos. “¿Todo bien, Ale?”

“S.si, y.yo no…” Tartamudeé torpemente, poniéndome roja de la vergüenza. Cerré los ojos y traté de concentrarme en la idea de que todo esto era a causa de la hipnosis, pero fue inútil. El estar cerca de Ana me estaba alterando muchísimo.

"Siéntate en el diván, Alejandra, -Me dijo ella con un gesto sensual.- “Te diré como será tu vida de ahora en adelante."

Obedecí sin dudar y en un segundo ahí estaba, recostada.

Ana caminó sensualmente a mí alrededor antes de decir algo. "Mira Alejandra, te confieso que me gustan las mujeres, aunque eso creo que ya lo sospechabas."

Y de repente comenzó a quitarse lentamente el vestido negro…

"Pero tengo un problema. Veras, ser lesbiana en una ciudad tan pequeña como esta es... bueno, muy difícil. Además, yo soy una mujer muy especial. Mis requerimientos son bastantes, no cualquier chica me sirve para mis propósitos."

Y ella continuó desvistiéndose hasta que se quedó solamente con la diminuta tanga morada y unos zapatos de tacón, y de forma irresistible mis ojos quedaron esclavizados en la espectacular visión sexual de su cuerpo: Piernas largas y torneadas, piel suave y deliciosamente aceitada, cinturita de avista, pechos pequeños pero definidos, nalgas firmes y poderosas, cabello largo y suave, y un rostro tan hermoso que hacía que te derritieras al verlo.

Un suave gemido se escapó de mis labios.

Básicamente, -Ana continuó diciéndome con una sonrisita traviesa.- Necesito una niña sumisa pero con calor en el cuerpo, que sea un poco loca pero dispuesta a servirme en todos los aspectos. Y esa eres tú."

"P.pero... yo no… -Puse una carita de nervios. -Ana, a mi no me atraen las... mujeres."

Ella se inclinó y me dijo al oído: "Mira Ale, no creo que seas lesbiana al 100%, pero desde que comenzamos la terapia he notado como me miras cuando crees que no estoy viendo. Y en la hipnosis nadie hace nada que no quiera, así que creo que es bastante seguro decir que como mínimo eres bisexual."

“N.no, eso n.no es cierto, Ana. Tú me estás controlando y no puedo… negarme.”

Ana besó suavemente mi oreja. "No, estás equivocada. Yo NO te estoy controlando. Más bien, TÚ me has obligado a someterte. TÚ lo deseas."

“Ana, n.no…”

“¿No?” Preguntó con una risita coqueta, y de repente sus manos me sujetaron la cabeza y su boca encontró la mía, besándome con voracidad mientras su lengua se deslizaba hasta mi garganta.

Y el éxtasis fue…

…Total.

Me aferré a esos labios húmedos con todas las fuerzas de mi ser, sintiendo como el fuego de la lujuria me quemaba por dentro mientras nuestras lenguas se retorcían violentamente en mi boca.

Y de nuevo mis manos volvieron a traicionarme y se deslizaron por debajo de la delgada telita de mi tanga, masturbándome agresivamente sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo. “Ahhh… mmmmm.” Gemí de forma indecente, arqueándome en el diván sin importarme nada.

Y la actitud de Ana era voraz. Mis labios eran jalados, mordidos y chupados en la más exquisita agonía, casi sin dejarme respirar, a la vez que sus manos mantenían mi cara inmovilizada en un gesto claramente dominante.

S.su lengua… -Pensé febrilmente. -Oh Dios, q.que rico. H.hasta el…fondo, se mete… oh Dios.

Ella me tenía justo donde quería, y en medio del desenfreno más primitivo estuvo besándome durante casi 15 minutos, a la vez que mis propios dedos “trabajaban” sin descanso mis excitadas partes. Y cuando todo terminó los resultados eran evidentes: Yo estaba jadeando agitadamente y cubierta de sudor, con el pelo desordenado y mi tanga visiblemente humedecida.

“T.te ves muy b.bonita asi, Ale. -Dijo Ana mientras trataba de recuperar el aliento.- Empapadita y gimiendo.”

Trate de responderle pero un débil gemido fue lo único que salió de mis labios.

“Pero aún falta algo.”

“¿Q.que…?” Pregunté con miedo.

Ana sopló suavemente en mi oído y dijo: “Alejandra, voy a sentarme en tu cara.”

Al oír esto me puse muy tensa y me mordí los labios con ansiedad, y con una carita de angustia le dije: “Ana, n.no… yo nunca he…”

“Siempre hay una primera vez, Ale.” Me respondió ella mientras se incorporaba junto al diván, y entonces tomó los costados de su tanga y lentamente la fue bajando por sus piernas, dejando su magnífico sexo al descubierto: Un delicado par de labios cubiertos por una fina capa triangular de vello negro, la que con suaves destellos de luz delataba su exquisita humedad.

E irremediablemente mis ojos volvieron a clavarse en ese lugar y casi instintivamente comencé a salivar, pero lo peor fue que Ana se dio cuenta y se rió suavemente, lo que hizo que me pusiera roja como un tomate.

De repente ella apretó un botón en la base del diván e inmediatamente el respaldo comenzó a bajar, hasta que quedé completamente horizontal y mirando hacia el techo.

Y con un salto felino Ana se subió al diván y quedó arrodillada sobre mi cara, dejando su delicioso sexo a solo unos cuantos centímetros de mi boca.

Cerré los ojos con timidez y durante un segundo o dos intenté resistirme, sintiéndome increíblemente humillada al estar en tan indigna posición, obligada a servir sexualmente a mi captora…

…Pero en el momento que inhalé su exquisito perfume sexual mi razón se detuvo, y supe que no solo perdería la batalla…

…Sino que quería perderla.

"Alejandra, -Dijo Ana con voz tierna mientras me peinaba cariñosamente. -Abre todo lo que puedas tu boquita.”

Me rendí. Con un gesto inocente abrí la boca y en ese momento Ana colocó sus manos en mi frente y comenzó a bajar su cuerpo poco a poco, hasta que sentí como la punta de mi nariz se deslizaba entre sus húmedos vellos y un instante después mis labios se posaban en su sexo.

Y en ese momento algo se activó en mi interior, porque con furia desenfrenada apreté mi boca contra su intimidad y comencé a lamer y besar desesperadamente cada montículo, pliegue y cavidad a mí alcance, sintiendo como mi rostro quedaba completamente empapado de sus jugos. “¡MFFMFM… mfmfmfm… mfmfmfm…mfmf…!”

“Oh D.dios… ahhh.” Gimió Ana con sensual angustia, y cuando le metí la lengua hasta el fondo casi se desmaya. “¡Alejandra! Ahhhh.”

En un segundo mi boca se había convertido en la más depravada aspiradora sexual, con mis labios explorando descaradamente cada centímetro cuadrado de aquella deliciosa y húmeda selva negra, lamiendo con voracidad los cálidos jugos que fluían abundantemente hacia mi garganta. “MFmm… mfmfm…”

Las reacciones de Ana eran deliciosas, gimiendo tiernamente en ocasiones, riéndose sensualmente en otras, jadeando en unas cuantas mas, pero siempre temblando cada vez que mi lengua decidía explorar sus entrañas. Y de repente la situación se puso aún más caliente, porque Ana comenzó a mover sus caderas suavemente de atrás para adelante, restregando su húmedo sexo por todo mi rostro mientras usaba desvergonzadamente mi nariz para estimular su clítoris.

Y el sentirme así, tan… sucia, siendo usada para tan viles propósitos…

…fue embriagante. Primitivo. Sexual. Agónico.

Y yo quería más. Mi boca tenía una sed que solo su coño saciaría, y quería dejarla seca por completo. Y así, como si mi vida dependiera de eso, me apreté aun mas contra su cuerpo. “Mffmf… mfmfmf… mfmfmf…”

Oh D.dios, que d.delicia… s.su olor… su sabor…

“¡Ahhh! A.alejandra. -Dijo Ana con una risita al sentirme tan voraz, mientras sus manos temblaban en mi frente. –T.tu boca, Alejandra. E.es… s.sublime.”

Pero mi calentura estaba llegando a un nivel insoportable. Mi piel estaba hirviendo, mi respiración era la de una hembra en celo, y sin poder pensar en nada mas apreté mi cuerpo y traté de tener un orgasmo, pero…

…Fue inútil.

Puse una carita de angustia y lo volví a intentar, pero de nuevo mi cuerpo me cerró la puerta, y así fue una y otra vez, hasta que después de casi 15 minutos me rendí, casi al borde del llanto por la frustración.

En ese momento Ana detuvo sus movimientos y con voz sensual dijo: "Habrás notado, Ale, que no has podido venirte."

"P.por favor, Ana... -Dije con un gesto infantil. –T.tengo que venirme.”

“Bueno, hay una pequeña condición para eso.”

“D.dimela, p.por favor.”

Ana se rió suavemente al oírme tan dispuesta, y volvió a deslizar sus dedos por mi cabello con ternura, casi como si me quisiera preparar para lo que estaba a punto de oír…

“A partir de hoy, Alejandra, -Dijo haciendo una pausa dramática. -ÚNICAMENTE podrás tener un orgasmo si tu lengua está metida en mi culo.”

Me quedé helada.

¿M.meterle la lengua… ahí? P.pero, no… ¿C.como me pide eso? No, no lo haré, ¡N.no puedo!

“Ay… Ana, yo no puedo hacer eso, e.es que…”

“No hay peros, Alejandra. –Dijo Ana con total calma mientras sus manos seguían acariciándome el cabello. –Lo vas a hacer.”

“Es que… yo…”

De repente Ana puso una expresión impaciente y dijo: “Alejandra, mírame a los ojos.”

Obedecí inmediatamente, y en el momento en que nuestras miradas se cruzaron me perdí por completo, sintiendo una profunda paz.

“Alejandra, ¿Cuál es tu color favorito?” Me preguntó Ana con voz suave.

“Y.yo… creo que el Amari…”

De repente Ana chasqueó los dedos y mis ojos se enfocaron en ellos, pero después de algunos segundos volví a mirarla a los ojos.

“De nuevo, ¿Cuál es tu color favorito?”

“Y.ya te dije, el amari…”

Otro chasquido de dedos, y mi atención inmediatamente sobre ellos.

“¿Cuál es tu color favorito, Alejandra?”

“Ay Ana, el amari…”

Otro chasquido.

“¿Cuál es tu color favorito?”

De repente me sentí muy… muy cansada. Y la voz de Ana comenzó a sonar cada vez más lejana.

“E.el… amar…”

Otro chasquido.

“Am…” Dije con suavidad, casi durmiéndome.

“¿Te sientes cansada, Alejandra?” Me preguntó Ana con voz muy tierna.

Solo pude asentir débilmente.

“¿Cuál es tu color favorito?”

“E.el… am…”

Otro chasquido.

“Alejandra, te veo muy cansada. ¿Te puedo decir algo al oído?”

Solo atiné a gemir tiernamente mientras ella se acercaba a mi oído, aunque su voz seguía sonando muy lejana, casi como si estuviera a kilómetros de mí: “Alejandra, a partir de ahora tu obsesión será meterme la lengua en el culo.”

Otro chasquido.

Abrí los ojos y con actitud irritada le dije: “Ay Ana, ¡Ya te dije que mi color favorito es el amarillo!”

“Ah, ¿El amarillo?”

“¡Si! -Dije haciendo una mueca de incredulidad. -¿Por qué me lo preguntas tantas veces?”

“Perdona, -Me dijo de forma juguetona. –Por cierto, ¿Te pintaste las uñas de los pies? Se te ven súper lindas, ¿Me dejas ver?”

“Si.” Conteste con una inocente mueca, ya que hacían como 3 días me las había pintado y me agradaba que Ana lo hubiera notado.

En ese momento Ana volteó a ver mis pies y con sensual elegancia giró su cuerpo 180° sobre mí, dejando sus espectaculares nalgas justo frente a mi cara.

Y perdí el control…

Con desesperación tomé a Ana de las caderas y la jalé hacia mí, enterrando mí cara en su culo mientras mi boca buscaba afanosamente su exquisito ano, y cuando lo encontré mis labios se apretaron alrededor del tierno agujerito y le metí la lengua hasta el fondo. “MMmfmfmf… mfmfmffm… mfmfmffm.”

“¡Ahhhh! D.dios m.mio, Ale…” Dijo Ana con una ligera risita, apretando sus nalgas alrededor de mi rostro. "¿Q.que te pasa, Alejandra?"

Pero yo estaba como poseída, bombeando su ano con mi lengua a un ritmo frenético, a la vez que mis manos apretaban sus firmes nalgas una y otra vez, fascinada con su dureza. Oh Dios, que culo, que d.delicia, c.como me aprieta…

Y era evidente que Ana sabía cómo usar su cuerpo, ya que cuando mi lengua entraba en su cuerpo ella apretaba el ano para atraparla, haciendo casi imposible moverla, hasta que después de unos segundos la liberaba y entonces volvía a repetir el proceso.

Pero el estar así, vencida y sometida, obligada a realizar tan humillante tarea, sintiendo como el culo de Ana se apretaba vigorosamente contra mi rostro…

…Estaba causando reacciones físicas insospechadas en mi cuerpo, un calorcito que iba en aumento y me quemaba más y más, hasta que de repente un violento latigazo orgásmico me hizo retorcerme en la más exquisita agonía. “¡Aaaaaahhhhhhhhh!”

Grité sin importarme nada, retorciéndome agresivamente en el diván mientras Ana trataba de callarme usando su peso sobre mi cara. "Shhhh…quietecita, mi amor, quieta... "

Pero era demasiado placer, mi piel ardía y el corazón casi se me salía del pecho, y justo entonces otro orgasmo impactó mi cuerpo sin piedad, y luego otro más, y otro, hasta que no pude más…

…Y me perdí en la nada.




4 Acto: Yo esclava.


No sé cuánto tiempo transcurrió, pero cuando abrí los ojos vi el perfecto rostro de Ana sonriéndome de forma inocente, con su cuerpo apretándose deliciosamente encima del mío. “¿Te sientes mejor, Ale?”

“Y.yo…” Intenté decir algo, pero me sentía exhausta.

“Pobrecita, -Dijo ella con una coqueta sonrisa. –Estás toda sucia, Alejandra. Sudada, despeinada y mojada. Ven conmigo.”

Ana me tomó de la mano y torpemente la fui siguiendo hasta el pequeño baño que tenía en el consultorio, y una vez ahí me quitó la ropa y me metió a la ducha, en donde comenzó a lavar mi cuerpo amorosamente con jabón a la vez que me daba tiernos besitos en el cuello, mejillas, boca y frente.

Le sonreí ligeramente mientras el agua caía sobre mi piel, y entonces le pregunté con timidez: “¿Cuánto tiempo estuvimos…?”

“Una hora. –Dijo ella mientras deslizaba indecentemente el jabón entre mis nalgas, logrando que me riera un poquito. –Pero no te preocupes, aun te queda media hora para llegar a tu clase de Geografía.”

Cerré los ojos y pensé en lo que acababa de suceder.

Ayer Ana era solo mi psicóloga. Y hoy yo era su esclava. Hoy nos habíamos besado. Hoy mi boca había estado entre sus piernas. Hoy…

… Mi lengua había entrado en su culo.

Y no sabía cómo reaccionar. No lograba comprender en qué forma mi vida había dado este brutal giro, y las implicaciones de lo que vendría.

Sin embargo, mi cuerpo no tenia duda alguna.

Nunca me había sentido tan excitada, tan caliente, al grado de olvidarme de todo y actuar como una perra en celo, nunca me había venido así, con tanta intensidad que incluso me desmayé.

Pero tampoco podía olvidar que Ana me había esclavizado, y eso cambiaba todo. De golpe me había convertido en su esclava, su juguete sexual, su amante…

Pero aun así, yo no la odiaba, eso era seguro. Pero tampoco sabía si la amaba. ¿Es posible amar y odiar alguien al mismo tiempo? Aunque al estar así, con su cuerpo contra el mío, cautivada con su espectacular sonrisa…

… Me sentía protegida. Como si mi lugar fuera aquí, el único sitio en el que encontraría la paz, el único sitio que no me sería hostil. ¿Pero son reales estos sentimientos? ¿O me sentía así por la hipnosis?

Pero estaba agotada. Ya no quería pensar en nada más, así que me mordí los labios y durante los siguientes minutos me perdí en la suave respiración de Ana, que delicadamente recorría mi cuerpo con el jabón y me daba delicados besos en el cuello.

Y cuando salimos de la ducha ella me envolvió amorosamente con una toalla, y me señaló una bolsa debajo del lavabo. Con curiosidad fui a abrirla y no pude evitar sonrojarme al ver los contenidos de la misma: Unos micro shorcitos blancos, una blusita rosa y una micro tanguita blanca.

“Ay, ¿Otra vez?” Le dije con una tierna sonrisa mientras lentamente me ponía la tanguita.

Ana se mordió los labios y con voz sensual me dijo: “Si, ahora quiero verte sexy siempre.”

Asentí ligeramente mientras me seguía poniendo el atuendo, y entonces Ana se puso algo seria y me dijo: “A partir de hoy necesito que estés aquí todos los días a las 9am."

"Ana, -Dije con actitud tímida. -No puedo, a esa hora tengo clase de matemáticas y..."

"Alejandra, no te lo estoy preguntando. Mañana vas a estar aquí a las 9, así que cambia tus horarios. ¿Entendiste?"

"Si... supongo." Respondí con timidez, pero en ese momento volví a acordarme de mi “problema”, por lo que con mucha ansiedad le pregunté: “Ana, ¿Voy a seguir siendo… tímida?”

Ella se rio suavemente y me dijo a oído: “No. Ya no tienes ese problema.”

Mi corazón latió a mil por hora al oír eso. Una súbita felicidad me invadió por completo y la abracé con mucho sentimiento. “G.gracias.”

“De nada.” Me dijo Ana suavemente al oído, y entonces fue a recoger su ropa del piso y sin poder contenerme la devoré con la mirada mientras ella se sentaba provocativamente en el borde de su escritorio, aún desnuda.

“Y.ya me tengo que ir. –Puse una carita de preocupación. –Pero… ¿Puedo preguntarte otra cosa más?”

“Dime.”

"Ana, s.si me porto bien –Apreté mis manos con ansiedad. -¿Me dejarás libre?"

Ana sonrió de forma encantadora y dijo: "No."

Me mordí los labios con nervios ante esa respuesta, pero no supe que más decirle o cómo reaccionar. Y así, con mi vida dando un giro de 180 grados…

…Salí lentamente del consultorio, pero apenas di unos pasos me sentí muy conmovida y comencé a llorar en silencio contra una pared, con mil emociones conflictivas en el alma. ¿Pero eran lágrimas de tristeza? ¿De felicidad?

Ni yo misma lo sabía.

domingo, 8 de marzo de 2009

Diario de una Escort 2: El americano Sodomizador

Me senté en la cama por unos minutos, apretando con nervios las manos. Hasta ahora todo había sido muy fácil, pero hoy en la noche seria la hora de la verdad y francamente me sentía algo asustada. ¿Con quién me tocaría salir hoy? ¿Sería un tipo guapo.. o feo? ¿Un millonario excéntrico? ¿Y si el tipo era un pervertido?

En fin. Solo me quedaba esperar.




*** En la agencia, 10pm ***




Entre lentamente al salón rojo y ahí estaba Paola esperándome.

“Guapísima .. simplemente divina, Josie..” Dijo mientras complacida me examinaba con la mirada.

“G.gracias señorita Paola.. me siento muy feliz.”

“De nada, Josie.. la agencia siempre cuida a sus chicas.”

Entonces Paola cerró la puerta del salón con llave y con un gesto simpático me señalo una pequeña maletita que estaba en la esquina.

“Ábrela y adentro encontraras tu atuendo para esta noche, Josie..”

Con una actitud juguetona fui rápidamente a abrir la maletita, pero cuando vi el tipo de ropa que estaba adentro me emocione un poco. Ahí estaba un sensual vestidito negro ajustado y una micro tanguita del mismo color, y debajo de ellos vi unos lindos zapatos negros de tacón de aguja.

Sentí una súbita ola de ansiedad por todo mi cuerpo al ver el atuendo tan descaradamente sexy, ya que tan solo hace unos días nunca hubiera considerado siquiera ponerme algo así.

“Quiero verte con eso puesto, Josie.. “ Dijo Paola con una mirada enigmática mientras se sentaba en una silla cercana.

“Pero.. ¿Aquí?”

“Si, Josie, aquí.. –Dijo Paola con una risita-- me encanta ver a mis chicas ponerse sus trajecitos.. Dame ese gusto, ¿Ok?”

“Bueno.. lo hare, señorita Paola..”Respondí con una actitud derrotada. Era evidente que en la agencia yo no tenía voz ni voto, y aun muerta de vergüenza me tendría que cambiar enfrente de mi jefa.

Con mucho pudor me fui quitando la ropa hasta quedar desnuda, y vi de reojo que Paola me observaba complacida. Como pude trate de ignorar sus miradas y entonces tome primero la delicada tanguita negra y la fui subiendo por mis piernas hasta que quedo firmemente colocada entre mis nalgas.

“Uff..” Se me escapo un suspiro.

“Te gustó ¿No es así?” Dijo Paola dándole un sorbo a una copa de vino. “Por cierto, te ves preciosa así, depilada por completo.”

“Y..yo.. no sé, es que.. se siente raro..” Conteste entre risitas.

“Ya te acostumbraras, Josie.. continua por favor..”

Asentí con la cabeza y me puse entonces el vestido negro, pero cuando estuvo en su lugar vi con horror que apenas si cubría un poquito por debajo de mis nalgas.

“Pero.. se me va a ver todo..” Dije con voz suplicante a Paola, que solo sonreía.

“Pues esa es la intención ¿No? Si te sirve de consuelo, te ves tan sexy que me dan ganas de agarrarte a mordidas.. “

Me sonroje inmediatamente al oír eso. ¿Estaba coqueteando conmigo Paola? No supe que decir y aturdida agarre los zapatos negros y me los puse. Luego respire resignada y arregle ligeramente mi largo cabello para que ondulante cayera en mis hombros.

“Espectacular, Josie.. te ves lindísima”

“Pero.. me da mucha pena.. voy mostrando todo..” Dije con voz baja.

“No te preocupes. En unos meses ir vestida así se volverá algo natural en ti. ¿Ok? Ahora bien, te informare de tu cita para esta noche. Es un empresario texano de 50 años, se llama Lothar, y lo vas a encontrar en el restaurante “Centro Castellano” en Polanco.”

“Oh.. ¿Me llevo mi carro a la cita?” Pregunte con ingenuidad.

Paola no pudo contener la risa, y durante algunos segundos no pudo ni hablar. Finalmente logro calmarse y me dijo: “¡Noooo! ¿Cómo crees? Nuestras chicas no llegan en carros viejos a sus citas. Te enviare en un BMW con uno de nuestros choferes.”

“B.bueno..” Dije apenada, sintiéndome la más tonta del universo.

“Ahora bien,--Dijo Paola con súbita seriedad-- Debo hablarte de la cita de hoy.”

“¿Si?”

“Veras.. nuestro cliente, el señor Lothar, normalmente nos solicita chicas jóvenes primerizas para sodomizarlas, y puede ser muy agresivo en ese aspecto. ¿Entiendes?”

“Oh Dios..” Me quede pasmada. Yo nunca había tenido sexo anal, y de repente en mi primera salida tener que ir con un experto pues..

…me estaba dando mucho miedo.

“Pero no te preocupes, Josie.. lo conozco bien. Él sabrá manejarte.” Dijo Paola con una sonrisa calmada.

“P..pero.. señorita Paola, ¿Y si no me gusta por atrás?”

“Mira, si sientes algún problema, dile y no pasa nada. Aunque hasta ahora a ninguna de las otras chicas le ha molestado lo que les hizo. ¿Entiendes?”

“S.supongo..aun así yo…”

“Bueno, no se diga mas Josie.. ve de una vez a la cita. ¿Ok?”

“Si, señorita Paola..” Dije tragando saliva, y entonces con muchos nervios me puse en marcha al carro que ya estaba esperándome en la entrada.




*** Centro Castellano, 11pm ***



Apenas entre al restaurante voltee a ver a todas partes y pude darme cuenta que el lugar realmente era muy bonito. Tenía una decoración rustica en madera y lámparas amarillas, y quizás por la hora estaba completamente lleno.

Sentía mi corazón latir con muchísima fuerza, ya que estaba simplemente aterrada. Y así me quede paralizada en la puerta hasta que una de las meseras se me acerco y me pregunto: “Hola.. ¿Puedo ayudarte?”

“S..si…--Respondí torpemente—Estoy buscando al señor Lothar..”

“Ah, si, por supuesto.. es aquel que está sentado con ese grupo de empresarios.”

“Gracias..” Dije con voz apenas perceptible, y sin poder contener mi curiosidad voltee a verlo.

Francamente, no se parecía en nada a lo que había imaginado. Pensé que sería el típico turista americano, viejo y feo. Pero no, el tipo si se veía de unos 55 años, pero por su elegante traje negro y musculatura estaba claro que se había conservado bien.

Me puse algo nerviosa cuando vi su rostro, ya que tenia facciones realmente duras, como si fuera un torturador nazi o algo por el estilo. Y para colmo, también llevaba su blanco cabello recortado al estilo militar, dándole un aspecto aun más siniestro.

Lentamente me acerque a su mesa y pude ver que el americano y sus amigos estaban armando un gran barullo, platicando y brindando alegremente. Apreté mis manos con pena y haciendo un esfuerzo me presente: “¿H..hola..? ¿Señor Lothar?”

La mesa se quedo en un silencio sepulcral mientras todos los asistentes volteaban a verme con franca lujuria en sus caras. Entonces el americano amablemente se levanto y sin darme tiempo a reaccionar me dio un beso en la mano.

“Perfecto.. –Dijo con una sonrisa lujuriosa y un español deficiente--simplemente perfecto. Paola saber elegido correctamente, nenita.”

Los colores inmediatamente se me fueron al rostro, entre apenada y halagada, y en ese momento los demás tipos comenzaron a aplaudir y piropearme.

“G..gracias..” Dije con torpeza mientras Lothar colocaba una silla para que me sentara junto a él.

“Definitivamente, nenita, voy a divertir contigo hoy..”

“Bueno.. yo..” Trate de decir algo para cambiar el tema de conversación.

“Nada, nenita.. ¿Querer algo de tomar?” Me pregunto Lothar mientras llamaba a un mesero.

“No, bueno.. un vaso de agua.. por favor..”

Lothar inmediatamente ordeno mi bebida, y acto seguido giro sobre su silla y con sus ojos azul acero se me quedo mirando obsesivamente.

“God..realmente tu ser hermosa.. ¿Cuál ser tu nombre?”

Oh Dios. No había pensado en eso. Se supone que todas las chicas que trabajan en esto inventan algún nombre para usarlo con fines “artísticos”. Pero en este momento la pregunta me tenia indefensa.

“J..Josie..” Respondí apurada, y casi al terminar la frase me arrepentí. Le había dicho mi verdadero nombre, Oh Dios..

“Hermoso nombre, Josie.. ¿Tu primer vez en “cita”?”

“Si.. es la primera, señor…”

De reojo pude ver que los demás tipos en la mesa ahora platicaban de sus asuntos sin tomarnos tanto en cuenta. Respire aliviada, ya que tener tanta atención así me tenía un poco incomoda. Entonces el americano de forma simpática dio unas palmaditas en su regazo, obviamente indicándome que quería que me sentara en sus piernas.

Dudando, me levante de mi asiento y fui a sentarme en sus piernas, pero apenas mis nalgas se posaron sobre su cuerpo el americano me sujeto firmemente de la cintura y agresivamente me apretó contra su pecho. No pude ni siquiera reaccionar, porque casi inmediatamente su rostro se poso en mi hombro izquierdo y comenzó a decirme cosas al oído.

“¿Estar más cómoda así, señorita?”

“ S..si..” Dije tratando de voltear la cara, pero como relámpago una de sus manos me sujeto la cabeza y me obligo a seguir mirando al frente.

“Discúlpame, así gustarme a mí.. tu ser muy obediente, ¿No es verdad?”

“S..sí, señor.. “ Dije mordiéndome los labios, visiblemente excitada ante la situación. Por alguna extraña razón estaba disfrutando ser tratada así de forma tan dominante.

“Perfecto.. –Dijo él mientras su erección crecía y se apretaba con fuerzas contra mis nalgas—Tu tener un culito hermoso. Muy hermoso. ¿Ser virgen por ahí?”

“G..gracias.. y si. Si.. soy.” Dije tragando saliva mientras cerraba los ojos. La adrenalina recorría violentamente mi cuerpo, y mis pezones reaccionaron irguiéndose desafiantemente contra mi vestido negro. Mi excitación cada vez era más evidente.

“Perfecto..”

El americano me sujeto aun más firmemente contra su cuerpo, y sus poderosas manos recorrieron con descaro mi vientre y piernas una y otra vez, acariciándome con rudeza. Apenada por el espectáculo que estaba dando, voltee a ver al resto de los comensales, vi que varios de los tipos habían dejado de atender sus asuntos y de nuevo no me quitaban la vista de encima.

Sin duda les estaba dando un show muy entretenido. Estuvimos así por algunos minutos, hasta que finalmente el americano me dijo al oído:

“Creo que deber irnos ahora, Josie..”

Y no pude menos que sentirme aliviada. Al menos así se acabarían las miradas indiscretas. Acto seguido, el americano se levanto junto conmigo de su asiento y comenzó a despedirse de sus amigos.

“Ah mis amigos.. deber irme ya, un par de nalguitas me esperan..” Dijo a modo de broma mientras todas las miradas caían en mi. Y yo solo pude morderme los labios con molestia, ya que ser exhibida así, como “un par de nalguitas” frente a tantos tipos pues no me había caído muy en gracia.

Como sea, para no enojarme más trate de pensar en otra cosa, y así estuve hasta que después de algunos minutos el americano por fin termino de despedirse de sus amigos, y entonces me fue guiando hasta la entrada en donde ya nos esperaba su carro, un lujosísimo mercedes benz convertible. Con mucha caballerosidad Lothar me abrió la puerta del mismo y una vez que estuve adentro se coloco en el asiento del conductor y partimos hacia su hotel.

Por algunos minutos el americano manejó por las saturadas calles de la ciudad en total silencio, hasta que de repente volteo a verme para preguntarme algo.

“Y decirme, Josie.. ¿Qué tan buena tu ser mamando verga?”

Oh Dios. Me quede helada ante esa pregunta.

“Y.yo.. un poco.. yo..”

El americano me sonrió de vuelta y aprovechando una luz roja se bajo el zipper y saco su gigantesco miembro del pantalón. Era un instrumento enorme, increíblemente grueso y en la punta se veía una enorme cabeza morada que brillaba sutilmente con la luz. Entonces, con un gesto dominante, Lothar acerco su mano a mí y con cuidado deslizo sus dedos entre mi cabello, para acto seguido irme bajando hacia su regazo.

“S..señor, no, y.yo…” Trate de decir, resistiéndome débilmente, pero era inútil. El tipo tenia muchísima fuerza y lentamente mi cara se iba acercando a su miembro sin que yo pudiera hacer algo. Y francamente me horrorizaba la idea de que cualquiera que se asomara al carro me vería en tan comprometida situación.

“P..por favor...” Intente decir de forma suplicante y justo en ese momento mis labios llegaron a la gruesa cabeza morada. El americano no tuvo piedad y con un empujón firme su verga penetro en mi boca y fue deslizándose poco a poco hasta que la dejo completamente llena.

“¡Mmfmf…mfmfm…!” Gemí con impotencia, pataleando ligeramente.

“Perfecto, Josie.. tu ser muy buena mamando..” Dijo el americano mientras su mano comenzaba agresivamente a subir y bajar mi cabeza. Y no sé porque, pero de repente algo en mi interior se activó porque me sentí increíblemente excitada.

Oh Dios… ¡Me estaba gustando! Y mi mente pareció borrarse de golpe, y solo un pensamiento quedo: Debía mamar pito con todas mis fuerzas.

“MFm…mmfm…mfmf…” Entonces apreté con energía mis labios alrededor del poderoso falo y sin necesitar ya ayuda de nadie comencé a mover mi cabeza de arriba para abajo, apretando mi boca y succionando con tal fuerza que creo que le dolió un poco al americano.

“Eso es, nenita.. tu solita, mamar con fuerzas…”

“Mfmf…mfm…mfm….mfm..” Gemí en éxtasis, fascinada de tener la boca llena de verga y con mi lengua vuelta loca, retorciéndose alrededor de la gruesa cabeza morada. Y el americano ahora me acariciaba la cabeza suavemente, entre gruñidos tensos y una que otra mala palabra, mientras yo continuaba mamando y mamando hasta que perdí el hilo del tiempo.

Y creo que pasaron unos 10 minutos o más, no lo sé, pero durante todo ese tiempo mi boca devoro agresivamente a la cruel serpiente una y otra vez sin darle tregua, hasta que la acorrale para sacarle su veneno.

Entonces una mano poderosa me sujeto la cabeza y me obligo a quedarme quieta, mientras un espeso y salado liquido entraba en cantidades industriales a mi boca. Dios, que delicia, pensé mientras daba el primer trago y sentía como se me quedaba pegado en la garganta. Y luego di otro… y otro..

“Tomártelo todo, Josie.. uff.. todo..” Dijo Lothar mientras me seguía sujetando la cabeza, y yo dije que si con la cabeza, sin poder hablar. Y seguí bebiéndome su semen con voracidad hasta que finalmente gane la batalla y su verga quedo seca.

Entonces él me soltó y al verme liberada lentamente me volví a sentar en el asiento, como si no hubiera pasado nada. Pero en eso alcance a ver algo de reojo, y cuando voltee a ver me di cuenta con muchísima pena que un autobús estaba junto a nosotros en un alto y algunos tipos me veían con lujuria desde las ventanillas.

“Oh Dios.. vieron todo..” Dije poniéndome roja y cubriéndome la cara, pero al ver mi predicamento Lothar solo sonrió y acelero el carro para perder de vista al camión.

“No preocupar, Josie.. ya estar lejos el camión..” Dijo Lothar con una sonrisa maliciosa, evidentemente disfrutando de mi reacción. “Y tu tener boca salvaje.. yo estar muy feliz.”

Durante el resto del trayecto no dije ni una palabra, demasiado avergonzada por lo que acababa de suceder. Lothar me dio entonces unas palmaditas cariñosas en las piernas para indicarme que ya habíamos llegado a su hotel. Me baje del auto rápidamente, tratando de esquivar las miradas de los chicos del servicio ahí presentes, por miedo a que de alguna forma supieran cual era mi objetivo ahí.

Y finalmente llegamos a su cuarto, y cuando lo vi me quede fascinada. Esta no era una habitación cualquiera, sino el pent-house presidencial, y el lujo era ridículamente excesivo. Frente a mi estaba un espacio inmenso, con acabados de mármol y aluminio por todas partes, con una elegantísima sala y comedor a la izquierda y una deliciosa recamara principal a la derecha.

“Wow…”Dije con ingenuidad mientras caminaba en dirección a la cama.

Sin dudas era la más bonita que había visto en mi vida. Se veía apetitosa, con unas colchas blancas hermosísimas y unas almohadas gordas comodísimas. No pude mas y con un gesto coqueto me senté en el borde y rebote juguetonamente una y otra vez.

“Esta hermosa esta habitación, Lothar..” Dije entre risitas.

“Que bien, alegrar que tu gustar..” Respondió el con una mirada enigmática.

“No puedo creerlo.. has de ganar mucho dinero ¿No?” Pregunte inocentemente.

“Si.. algo. Me alcanza para vivir bien.” Dijo él mientras se quitaba el saco y lo colocaba en un perchero.

“Wow…”

“Ahora, Josie… desnudarte, por favor..”

Asentí obedientemente, y por alguna extraña razón no sentí nada de pudor al quitarme el vestidito negro y luego la tanguita, aunque me deje los zapatos de tacón. Lothar se me quedo viendo con una expresión de fascinación, y sin demorarse mucho también se quito la ropa.

Y ahora que lo veía sin el traje mi lujuria creció aun mas, ya que el americano tenía un cuerpo impresionante. Músculos bien torneados por todos lados, e incluso su rostro ya no me parecía tan intimidador como antes.

“¿Qué quieres que haga, Lothar?” Pregunte con timidez.

“Primer regla.. llamarme Amo a partir de ahora. ¿Entendido Josie?”

“S..si.. Amo..” Asentí con sumisión, mordiéndome los labios.

“Ahora bien.. ponerte en 4 sobre la cama..” Dijo con autoridad.

Rápidamente me coloque en la posición pedida, e inconscientemente arquee como felina la espalda y deje mis lindas nalguitas paraditas en actitud coqueta. El americano, visiblemente complacido por mi actitud, lentamente se acerco por detrás de mí y con sus frías y poderosas manos agarro mis nalgas y las apretó violentamente.

“Uhh…” Gemí con picardía.

Entonces Lothar apretó su rostro entre mis nalgas y pude sentir sus labios apretándose con fuerza desmedida alrededor de mi indefenso agujerito. Su lengua entonces salió de su escondite y juguetonamente comenzó a frotar en veloces círculos mi ano, casi causándome un desmayo.

“Oh Dios…” Dije con la respiración entrecortada, disfrutando infinitamente las nuevas sensaciones en mi trasero. Poco a poco los círculos que la lengua del americano describía en su erótico baile se fueron haciendo más pequeños, hasta que de repente y con un firme empujón comenzó a deslizarse en mi interior.

Mi ano reacciono con un violento apretón, inmovilizando al resbaloso intruso en su lugar por algunos segundos. Me dio un poco de risa la situación, y como pude trate de relajarme, permitiendo que la atrevida lengua volviera a su descarada misión. Y así fue metiéndose mas y mas en mi cuerpo y cuando llego al fondo comenzó a moverse vigorosamente de atrás para adelante, como si fuera un pequeño pero insistente falo.

Yo me estaba volviendo loca de placer. Comencé a sudar deliciosamente mientras apretaba los puños, poniendo una carita de angustia con cada ataque anal.

“Delicioso culo…” Dijo entonces Lothar con una voz picara, y solo pude responder con unos tiernos quejiditos. Y su lengua al parecer estaba entrenada para violar, porque de repente acelero su ritmo y comenzó a entrar y salir de mi culo con una velocidad increíble, haciéndome saltar juguetonamente con cada acometida.

“Ah….mmm…mmmm” Comencé a gemir sin poder controlarme.

“Así, nenita.. mas fuerte..” Dijo Lothar detrás de mí sin detener sus atenciones ni un segundo. “Gemir para mí.”

Y al oír eso mis actitudes se fueron volviendo cada vez mas descaradas, y en pocos segundos ya estaba gimiendo como puta, arqueando la espalda y parando descaradamente el culo para recibir más castigo de su poderosa lengua. Y con una ronca risita el americano respondió apretando aun mas su cara entre mis nalgas mientras con una mano me daba rápidas palmaditas sobre mi coño.

“Ay…ahh….mmm..” Gemí febrilmente, apretando las sabanas con fuerza y saltando un poquito con cada golpecito. Todo era exquisito, y ante tanto placer me sentía a punto de un desmayo.

De repente Lothar dijo algo que me preocupo un poquito: “Debo preparar tu ano para lo que viene, nenita.. “

“Ayy..D..dios…” Dije con apuros. “Pero.. yo nunca he…tenido sexo anal, Lothar..”

“No preocupar, nenita.. tratarte delicado lo hare..”

Nunca hubiera imaginado que sentiría tanto placer de esta forma. Me sentía sucia, pervertida, de lo peor…

Pero la sonrisa no me la quitaba nadie.

Cerré los ojos y de nuevo perdí el sentido del tiempo. Y así pasaron 15 minutos en los cuales el americano no dejo ni un instante de comerme el culo, y ya para entonces todo mi cuerpo había reaccionado en consecuencia. Sentía muchísimo calor, y mi piel estaba cubierta de una deliciosa capa de sudor que hacía que mi largo cabello se quedara pegado en mi rostro. Mi clítoris pulsaba insistentemente, clamando por algo de atención, y la humedad entre mis piernas era evidente.

Y mi respiración estaba agitadísima.

De repente el americano con mucha delicadeza coloco una almohada debajo de mi vientre, y después puso su mano en mi espalda baja y me empujo hacia abajo para acostarme sobre ella, para de esa forma asegurarse que siempre tuviera las nalgas siempre apuntando hacia arriba y la espalda arqueada.

Entonces saco una botellita de lubricante de uno de los cajones y con mucha paciencia comenzó a aplicarlo alrededor de su miembro y en mi ano, vigorosamente metiéndome uno y dos dedos para aflojarme.

Voltee a verlo y sonreí con una actitud lujuriosa. Se sentía delicioso.

“¿Estar lista Josie?” Dijo después de algunos minutos, cuando mi culito había quedado perfectamente lubricado.

“S..si..Amo..” Asentí con una actitud infantil, y en menos de un segundo el americano se coloco sobre mí con una actitud dominante pero sin colocar todo el peso de su cuerpo sobre el mío. Entonces saco por debajo de una almohada un pequeño par de esposas metálicas y sin pedirme permiso me obligo a poner mis brazos doblados en la espalda y las coloco en mis muñecas.

Click…

“Auch…” Trate de decir, un poco entre queja y excitación. Pero el Americano me dio una nalgadita rápida como reprimenda y sin detenerse coloco su brazo izquierdo debajo de mi cabeza, para que fuera algo así como mi almohada.

Dios. Me tenia completamente a su merced.

Nunca me había sentido así, tan indefensa y vencida, la hembra sometida ante el macho que la domina y la va a hacer suya sin piedad. Y sin poder evitarlo me sonroje muchísimo, y mordí mis labios con ansiedad.

Entonces el americano fue dejando caer su peso sobre mi cuerpecito y me queje un poquito.

“Uff..P..pesas mucho..” Dije con una risita.

Lothar se rio ligeramente al ver mi reacción pero aun así siguió con su plan. Con toda la calma del mundo coloco la punta de su poderoso miembro entre mis nalgas y la fue frotando de arriba para abajo, hasta que finalmente quedo apuntando directamente a mi ano.

“U..uy…” Dije asustada dando un saltito. Lothar se rio nuevamente y me dijo al oído:

“No temer, nenita.. lo hare con cuidado.. ¿Ok?”

Asentí como niña chiquita, y sin poder hacer mas cerré los ojos y contuve la respiración. El momento había llegado. Mi ano estaba a punto de ser profanado.

Lothar me sujeto aun con más fuerza contra su cuerpo, y lentamente fue inclinando sus caderas para penetrarme. Abrí la boca de par en par al sentir la tremenda presión de su verga contra mi indefenso orificio, pero al parecer mi ano no iba a rendirse tan fácilmente. El heroico agujerito opuso muchísima resistencia, cerrándose con una fuerza desmedida ante el extraño cuerpo invasor y durante varios intentos fue imposible de superar.

“A..au….” Me queje un poquito, aunque todavía no sentía ningún dolor o incomodidad. Más que nada eran mis nervios los que me tenían acelerada.

Lothar entendió la situación y se detuvo por algunos segundos. Entonces me dio un beso tierno en la mejilla y siguió con sus intentos para entrar por fin en mi culo. Inconscientemente, creo que yo no estaba cooperando mucho porque sin darme cuenta apretaba mi cuerpo lo mas que podía. Pero al final la persistencia del americano rindió frutos y finalmente con un empujoncito mi ano perdió la batalla y centímetro a centímetro la poderosa anaconda fue entrando en mi recto.

“Oh Dios…oh Dios.. oh Dios…” Dije en voz baja mientras apretaba con fuerzas los puños en mi espalda, sin poder hacer nada más. La presión en mi ano era increíble, sentía como si se me fuera a romper de un momento a otro, como si me estuvieran partiendo en dos. Y sin importarle nada la venosa y gruesa verga del americano seguía deslizándose entre mis nalgas, llenando mi recto mientras la presión en mi estomago iba en aumento.

Con impotencia un par de lagrimas resbalaron por mis mejillas, sintiendo como el placer inicial se volvía lentamente un ligero dolor y unas terribles ganas de ir al baño.

“Au…ve lento..más lento..” Dije con una carita de angustia. Pero Lothar me ignoro cruelmente y siguió enterrándome su espada, evidentemente excitado con mi reacción. La presión en mis intestinos aumentaba con cada segundo que pasaba, y cuando casi sentía que estaba a punto de explotar Lothar se detuvo y con voz suave me dijo al oído:

“Shhhh… Josie, quiero que tu relajarte..tienes la mitad adentro, pero ahora quiero que pujes hacia fuera, como si querer expulsar mi verga de ti.. ¿Entendido nenita?”

¡¿Solo tenía la mitad adentro?! Oh Dios…

Pero yo no soy de las que se rinden. Con dificultad asentí, y mordiéndome los labios puja con todas mis fuerzas. Entonces, para mi sorpresa, el miembro del americano se deslizo vigorosamente de golpe unos centímetros más hacia mi interior. Apreté los puños y de nuevo volví a pujar, y como había sucedido antes su verga entro un poco más.

“Oh… cada vez que hago el esfuerzo.. entra mas…” Dije con voz débil, sudando frio ante la situación.

“Si, nenita.. eso es exactamente lo que quiero.. ahora tu pujar con cada empujón, y relajar con la salida, ¿Entendido?”

“S..si..amo..” Dije sin poder ocultar una sonrisa de triunfo. Le había agarrado el modo a esto del sexo anal.

Y así, entre pujidos y empujones fui comiéndome la verga del americano, hasta que finalmente la tuve por completo en mi interior. Y la sensación era entre rara y excitante. Las ganas de ir al baño ahí seguían, pero el ardor en mi cuerpo se sentía delicioso. Y el movimiento de algo adentro de mi estomago se sentía rarísimo, y con una sonrisita coqueta me di cuenta que su miembro por lo menos debía llegar hasta mi ombligo.

Entonces la batalla comenzó.

Lothar fue sacando lentamente su miembro de mi colita hasta que quedo la mitad afuera, y luego poco a poco me lo enterró de nuevo. Entonces el ciclo se repitió y volvió a sacarla hasta la mitad para luego meterla por completo, y así sucesivamente.

“Uhh….uhhhh….uh…..uh….” Gemí tiernamente, tratando de concentrarme en mis pujidos y exhalaciones. Mis intestinos eran llenados y vaciados sin piedad una y otra vez, y unos segundos después abrí la boca de forma lujuriosa, deslizando mi lengua por los labios.

Y el americano fue montándome cada vez más rápido, hasta que el ritmo se volvió frenético, animal, y la cama se zarandeaba violentamente con cada embestida.

Slap…slap….slap…slap…..

Y poco a poco los malestares en mi cuerpo fueron desapareciendo. Ya no sentía ganas de ir al baño, y aunque la presión en mi interior era cada vez mayor y los golpeteos más violentos. La idea de tener a un completo desconocido bombeándome el culo tenía un gran factor de perversión que francamente me volvía loca.

”Delicioso..” Dije febrilmente, quejándome dulcemente mientras sentía como mi ano se estiraba y encogía con cada embestida, y el golpeteo de las bolas del americano contra mi coño me enviaba señales orgásmicas por todo mi cuerpo.

Slap………..slap…………slap………slap…….

Si..definitivamente el que me dieran por atrás me tenía como gata en celo.

Y Lothar casi no decía nada, aunque sus gruñidos eran cada vez más fuertes. Sin duda, el tipo estaba concentrado en su misión, y así me penetro de esta manera por unos 10 minutos, y cuando me vio lo suficientemente relajada me pregunto al oído:

“Nenita, ¿Estar lista?”

“¿Lista? ¿P.para..que?” Dije con algo de miedo.

“Para esto…”

Entonces Lothar acelero violentamente sus movimientos, a un ritmo endiablado, y su miembro comenzó a taladrarme el culo sin piedad. Apreté de nuevo las sabanas y me puse increíblemente tensa, y sin poder evitarlo unas lagrimas se resbalaron por mis mejillas. “Ahhh….ayy….ahhhh…mmmmmmm.”

SLAP..SLAP..SLAP..SLAP..

Pero no eran lagrimas de dolor o tristeza.

Sencillamente, nunca hubiera pensado que en mi culo estuviera la puerta del cielo. Las sensaciones eran exquisitas, el sentir mis intestinos ser golpeados por dentro una y otra vez a la vez que mi ano se extendía al máximo me tenían retorciéndome de placer, gimiendo y pataleando con cada acometida.

“¡Ugh...uh… uhh.. ugh…así..duro..más duro…!” Gemí guturalmente, lo cual pareció excitar mas al americano.

“Retorcerte como puta, Josie” Dijo con malicia en mi oído.

“UGH….ugh….au..ahh” Obedecí y como pude moví mis caderas de las formas más sucias y sexuales posibles, levantándolas para recibir con más fuerza cada embestida.

SLAP..SLAP..SLAP..SLAP..

Y el castigo era delicioso, y la cama ahora parecía que se iba a desarmar en cualquier momento. Y con cada golpe de sus caderas mi delicado cuerpo se apretaba contra la cama y mis pechos se frotaban con fuerza contra la colcha, haciéndome gemir de placer una y otra vez.

Entonces Lothar se acerco a mi oreja y con mucha sensualidad deslizo su lengua en ella, chupándola y masajeándola gentilmente en contraste con los violentos movimientos de sus caderas.

Abrí la boca de forma lujuriosa, sintiendo como el despiadado ataque contra mi culo aumentaba en velocidad. Mis firmes nalgas rebotaban con fuerza contra su cuerpo mientras en total sumisión yo solo gemía tiernamente y me mordía los labios en éxtasis. A este ritmo me volvería loca, no podría aguantar mucho tiempo más.

SLAP..SLAP..SLAP..SLAP..

El final parecía estar cerca…

SLAP..SLAP..SLAP..SLAP..

Entonces las caderas del americano comenzaron entonces a bombear mi culo de forma aun más agresiva, si esto era aun posible. Me puse completamente tensa, sabiendo que su orgasmo estaba muy cerca.

“Ya casi Josie, tu culo recibir mi leche..¿Entendido?”

“S..si..Amo.. ahhh si.. mi culo es suyo..ahhh….uhhh….uhh….” Respondí febrilmente, jadeando.

Entonces el americano se apretó con violencia contra mis nalgas y comencé a sentir algo cálido en mi interior.
“¡Oh..God.. oh God..F..fuck..!” Grito Lothar a la vez que se apretaba aun mas contra mí, y por sus gritos era evidente que estaba teniendo un orgasmo intensísimo.

“Ah…ah…” Gemí débilmente, temblando ligeramente mientras este hombre masivo se apretaba contra mi espalda y depositaba su semilla en mi cuerpo. Había sido derrotada, sometida y sodomizada, y mi pobre culo seguía pagando las consecuencias…

Pero…

…oh Dios, se sentía riquísimo...

Cerré los ojos y pude sentir como la leche de Lothar me llenaba las entrañas. Era como un calorcito riquísimo en mi estomago, y me daba unas cosquillitas deliciosas, hasta que finalmente, y después de varios agónicos minutos, Lothar se dejo caer sobre mí y me dijo al oído:

“Uff…. Oh god… Ahora cuando yo venir a México solo querer tu culito, Josie… “

Me sonroje ante el comentario, y en ese momento trate de moverme un poco pero de nuevo el americano me sujeto con fuerza y me mantuvo en posición. “No mover hasta que yo te diga..¿Entendido?”

“S..si Amo..”

Entonces me dio un tierno beso en la nuca, y me volvió a decir al oído: “Ahora, vamos a bañar juntos, y luego yo volver a cogerte por la cola..¿Entendiste?”

Me reí coquetamente ante la pronunciación de lo que acababa de decir. Con un gesto tierno asentí con la cabeza. Si mi Amo deseaba “cogerme por la cola” de nuevo.. ¿Quién era yo para negarme?

“Good.. ven conmigo…”

Entonces me cargo delicadamente entre sus brazos y me llevo hasta la tina… y las horas volaron. Lothar resulto ser un amante incansable. Después de sodomizarme en la cama, lo hizo en la regadera y luego en la cocina de la suite. Siempre por el culo, y cuando por fin todo terminó, a eso de las 3 de la mañana, yo estaba exhausta y me dolía todo el cuerpo.

Entonces nos fuimos a la cama juntos, y no tarde mucho en quedarme dormida en los brazos del americano, con una sonrisa en la cara. Nunca hubiera pensado que mi iniciación anal seria así, tan extrema y agresiva.

Pero a pesar de todo, me sentía feliz…

Había completado con éxito mi primera “cita” en la agencia y estaba francamente orgullosa. Había dejado un cliente totalmente satisfecho, e incluso el americano me había dado una propina extra de $1000 dólares. Toda una fortuna para una pobre chica universitaria.

¿Qué sucedería mañana?

No sabía. Pero si el destino me deparaba algo como lo de esta noche…

… seria delicioso.

Diario de una Escort 1: El Inicio

Esta es la historia de Josie, una chica de 18 años muy guapa que un día decide lanzarse a la aventura y ser Escort. Aunque hay un pequeño problemita: Es super timida. :)





“Josie, hija.. ¿Vas a bajar a cenar?” Preguntó mi abuela desde las escaleras.

“Eh… en un momento, abuela.. ya bajo..” Dije apurada, mirando con nervios el texto en la pantalla de mi computadora:


¿Eres joven, bonita y audaz? ¿Deseas mejorar tus ingresos? Ven a una entrevista con nosotros y no te arrepentirás…
Klie Escorts Latinoamérica.


“Uf…” Suspire mientras me mordía las uñas. Llevaba viendo 20 minutos el anuncio sin atreverme a hacer nada más.

Sabía que necesitaba el dinero, eso estaba claro. Mis padres habían muerto hace algunos años y vivía desde entonces sola con mi abuela. Pero desgraciadamente nuestra situación era cada vez más complicada. A pesar de que yo mantenía una beca en la universidad, la pensión de mi abuela era insuficiente para mantenernos a las dos y eso cada día era más evidente.

Como solución yo le había propuesto tomar algún trabajito extra para ganar dinero, pero ella siempre se había opuesto. Decía que mis calificaciones eran primero y que para lo demás Dios proveería…

…Aunque yo lo dudaba. En el fondo sabía que tenía que hacer algo.

Y ese “algo” había llegado por casualidad hacia unas semanas. Curioseando en internet había encontrado el anuncio de una agencia de acompañantes y francamente me había sentido atraída por la idea. Mi vida hasta ahora había transcurrido entre la escuela y la casa, y pues me sentía cansada de esa rutina. Nunca me sucedía nada emocionante, y el anuncio podía ser la cura a todo eso. En mi fantasiosa imaginación prometía un estilo de vida muy interesante, lleno de chicos, viajes y dinero.

Uff… Todo lo que una pudiera desear.

Y bueno, respecto a si me consideraba digna de trabajar ahí, pues siempre había sabido que era bonita. Claro, nunca salía a ninguna parte por mi extrema timidez y los estudios, pero pretendientes y piropos nunca me habían faltado.

En fin, a pesar de mis nervios, sabía que tenía que tomar una decisión ya…

Y haciendo acopio de todo mi valor anote en una libretita la dirección del sitio y muy decidida me levante con la intención de ir a la entrevista ya mismo. No quería perder ni un minuto más encerrada en la casa sin hacer nada al respecto.

Aunque, pensándolo bien, mejor me daba una manita de gato antes de ir, pues no iba a salir así en fachas. Entonces con una sonrisita fui a cambiarme de ropa, poniéndome una sensual minifalda de mezclilla y una blusita blanca ajustada, que me hacían ver súper coqueta. Entonces arregle mi largo cabello café en una coqueta cola de caballo y como toque final me maquille ligeramente.

“Espero verme linda para la entrevista.” Dije mordiéndome los labios mientras con algo de vanidad me ponía de perfil una y otra vez frente al espejo. Aunque me preocupe un poco por la edad que aparentaba, ya que a pesar de mis esfuerzos me veía como de 15.

¡Pero que importaba!

Estaba decidida, y entonces a toda velocidad salí de mi recamara y baje la escalera en dirección a la puerta, pero justo antes de llegar una voz familiar me detuvo.

“Hija, que bonita te ves…¿No vas a cenar?” Dijo mi abuela desde la sala.

“No puedo, abuela.. tengo que salir ya…” Respondí con una sonrisa mientras le daba un tierno beso en la mejilla.

“¿Así de linda? Dime.. ¿Vas con algún chico?” Pregunto con picardía.

“Eh.. si.. si, con un chico..” Respondí apenada. “Bueno, abuela.. te veo mañana, creo que voy a llegar algo tarde hoy…”

“Si, mi niña, que te vaya bien….¿Quieres que te guarde tu cena para después?”

Ya no alcance a responderle. Con toda la prisa del mundo corrí hasta mi coche, un viejo bocho modelo 82, y en un segundo ya estaba acelerando por la calle hacia la entrevista. Y así, durante un rato maneje entre mil avenidas solitarias, hasta que de repente me di cuenta que estaba saliendo de la zona “pobre” de la ciudad y entrando en la “rica”.

Y el cambio fue radical, porque de las calles llenas de baches y edificios espantosos pase a ver hermosas casas y mansiones por todos lados, cada una rodeada de impresionantes jardines y con autos lujosísimos estacionados en la puerta.

“Dios..” Suspire con ingenuidad, fascinada por el espectáculo ante mis ojos. Pero aun así, nada me hubiera preparado ante lo que vi al llegar a mi destino…

Ya que frente a mi tenía una hermosísima mansión rosa estilo clásico, con 2 inmensos jardines a sus costados y un colosal pórtico de piedra al frente que le daba un aspecto sumamente intimidante. Con mucho cuidado me estacione frente a la entrada, sintiéndome casi apenada porque mi humilde bocho dañara con su presencia tan magnífica propiedad, e inmediatamente un tipo elegantemente vestido salió a recibirme y con mucha amabilidad me abrió la puerta.

“Buenas noches señorita ¿A qué asunto viene con nosotros?” Pregunto de forma amigable.

“Ah… Vengo a la entrevista…”

“Excelente, pase por favor, llega usted justo a tiempo.”

Trate de sonreír pero no pude, sintiendo de repente mucha vergüenza. Seguramente este tipo había recibido a miles de chicas como yo y conocía mis intenciones. En ese momento me sentí la más sucia del universo.

“G..gracias..” Tartamudee apenada mientras otro tipo amablemente me hacía señas de que lo siguiera y con algo de dudas obedecí. Y si ya de por si me sentía muy nerviosa, al entrar al vestíbulo de la mansión me sentí completamente abrumada. El lujo era exquisito, con todas las paredes de un elegante color blanco y hermosas esculturas y espectaculares cuadros por doquier.

“D..dios…” Dije atontada, a lo cual mi acompañante respondió con una sonrisa de complicidad, ya que seguramente esa era la reacción usual de todas las chicas al venir aquí por primera vez. Y así me fue llevando por varias salas, cada una más espectacular que la anterior, hasta que finalmente llegamos a un gigantesco y elegante salón rojo, con un señorial escritorio de madera al fondo y atrás de él una mujer de preciosa y larga cabellera negra hablando por teléfono.

Camine lentamente en su dirección y ella, con un gesto amable, me hizo una seña de que tomara asiento y la esperara unos minutos. Obedecí, y sin tratar de verme muy obvia me le quede viendo con curiosidad. Sin duda la mujer era preciosa. Tendría unos 35 años y su rostro era francamente espectacular, con delicados rasgos árabes y unos hermosos ojos negros que le daban un aspecto exótico.

Vi que estaba vestida para negocios, con un elegantísimo conjunto de falda larga negra y saquito corto, que sin embargo no podían ocultar un cuerpo curvilíneo y estilizado. Y por sus gestos y actitudes me di cuenta que poseía una clase y elegancia sobrenatural. ¿Sería ella la dueña de la agencia?

Aunque sin querer, al verla tan perfecta mis propias inseguridades comenzaron a salir a flote. Quizás esta no sea una buena idea, pensé, quizás no soy lo suficientemente linda como para trabajar aquí y me van a rechazar. Quizás esto no es para mí. Quizás no…

¡Dios, que angustia!

Voltee a ver a la mujer, y vi que seguía platicando despreocupadamente.

“Si, Carlos.. lo entiendo. Las tendrás a las 3 por el costo acostumbrado, ¿Entendido?” Dijo finalmente por el teléfono, y entonces lo colgó con suavidad y volteo a verme.

“¿Cómo te llamas, nena?”

“Josie…” dije con timidez, apretando las manos.

“Muy bien, Josie –Dijo mientras me daba la mano con amabilidad—Yo soy Paola, y estoy a cargo de la Agencia. Por cierto, nena… ¿Qué edad tienes?”

“Mucho gusto Paola… tengo 21 años.” Respondí sonrojándome, ante lo cual ella volvió a sonreír. De alguna forma me sentía como si fuera una ovejita parada frente a un león, completamente intimidada.

“Pues pareces de 15, aunque tienes una carita divina. Y has de estar muy nerviosa ¿Verdad? ¿Habías visto antes un lugar así, Josie?”

“Si.. muy nerviosa. –Dije bajando la mirada.—No, nunca había estado en un lugar así..”

Entonces Paola se levanto de su lugar y camino lentamente a mi alrededor, examinándome minuciosamente con la mirada, lo cual me hizo sentir aun mas ansiosa. Sin poder evitarlo contuve la respiración.

“Me agrada que te guste el lugar, Josie. –Dijo finalmente con una sonrisa de aprobación—Por cierto, estas guapísima..”

“Gracias.. “ Respondí aliviada, sintiendo que había pasado la prueba.

“De nada.. realmente eres muy bonita. Muy, muy bonita. Ahora Josie, te explicare que hacemos aquí. Somos la agencia de escorts mas exclusiva de México. Entre nuestros clientes están los hombres más poderosos del país, que exigen bellas chicas y sobre todo, discreción..¿Entiendes?”

“S..sí, claro.. yo…”

“Entonces –Me interrumpió—estamos constantemente en la búsqueda de los mejores ejemplares femeninos del país, chicas que estén dispuestas a pasarse un buen rato y ganar muchísimo dinero… pero sobre todo, que tengan el potencial erótico para que nuestros clientes nos vuelvan a llamar.”

“Si.. “ Asentí débilmente con la mirada.

“Y bueno.. Josie, al verte puedo darme cuenta que tienes todo para triunfar aquí. No solo eres muy bonita, sino que a pesar de tus ropas y tu status manifiestas cierta clase.

“¿Perdón?” Dije con algo de enojo al oír eso. No llevaba aquí ni 10 minutos y ya me estaban ofendiendo.

“No, disculpa, no lo quise decir así. –Dijo Paola con calma--Me refiero a que es evidente que no vienes de un status socioeconómico alto. Salta a la vista, aunque te aseguro que no lo digo con mala intención. Precisamente aquí es donde vas a cambiar eso..”

“Bueno.. yo..” Trate de decir, aun con algo de molestia.

“Ahora, esto funciona así, Josie… si decides entrar a la agencia, te haremos primero unos estudios médicos para asegurarnos que no tengas alguna enfermedad. Luego, si pasas esa etapa te pondré en manos de mis asesores de moda e imagen y de alguna forma te “reinventaremos” para que estés a la altura de lo que una chica de nuestra agencia es. Y finalmente te enviaremos a tu primera misión. ¿Has entendido?”

“S..si.. “ Respondí algo emocionada, sobre todo por lo del “cambio de imagen”.

“Y claro.. a nuestras chicas les va muy bien económicamente. Por cada misión, dependiendo de lo que suceda, puedes recibir de $500 a $10,000 dólares.”

Me quede sin habla. No podía creer las cantidades que me acababa de mencionar.

“¿10,000 dólares?”

“Si..”Dijo Paola con una sensual sonrisa. “Pero como te dije, eso depende de lo que estés dispuesta a hacer…”

“¿Dispuesta a hacer…?” Pregunte con miedo.

“Si.. por ejemplo, si una de nuestras chicas sale con un cliente y solo hay sexo convencional, se lleva el mínimo de $500 dólares.”

“Oh…”

“Por otro lado, por ponerte un ejemplo, si en tu cita con el cliente accedes a tener sexo anal y algunos juegos sadomasoquistas, te puedes llevar $10,000 por salida.”

“Wow…”

“Me alegra tu reacción, Josie. Pero debo mencionarte antes algunas reglas que nuestras chicas deben de seguir: 1.- El cliente tiene la libertad de eyacular adentro de ti, en donde el mas lo desee. 2.- No puedes tener novio, porque nuestros clientes desean a sus chicas “Ansiosas y limpias”, sin rastros de otro hombre. 3.- Total discreción. No le puedes contar a nadie lo que suceda aquí.”

Al oír lo de “Eyacular adentro de ti” me quede algo nerviosa. “Pero.. ¿No es eso algo.. peligroso? ¿Sin protección?”

“Veras Josie, nuestros clientes son hombres muy poderosos y por esa razón nos prefieren. Y los hombres de esos niveles NO ACEPTARIAN otra cosa. Y además saben que a todas nuestras chicas les hacemos constantemente estudios y que cuando van con ellos están limpias y dispuestas para realizar cualquier fantasía que ellos deseen. Y con eso realmente me refiero a CUALQUIER FANTASIA. Entiendo que es un riesgo, pero precisamente por eso la elección depende de cada chica y las recompensas son generosas…”

“Bueno.. no sé..” Dije con algo de preocupación.

Entonces con una actitud desafiante Paola se sentó en el escritorio frente a mí, y me dijo:

“Ahora bien, Josie.. ¿Que esperas lograr aquí?”

“Y..yo… no sé, yo..”

“Claro que sabes..” Dijo con una sonrisa. “Solo tienes que decirlo..”

“Bueno.. yo tengo algunos problemas de dinero y…”

“Ah.. ¿Solo estas aquí por el dinero?” Dijo con un tono de voz que no me dejo dudas de que eso no era lo ideal.

“No.. bueno.. yo… ..”

“Veras, Josie.. –Dijo Paola con una voz un poco más suave-- para estar en nuestra agencia debes de tener una actitud completamente sexual. Nuestras chicas aman el sexo antes que nada, y esa actitud se transmite a nuestros clientes. Si estás aquí solo por el dinero, no creo que nos convengas…”

“Perdón, sí quiero estar aquí y ..no busco solo dinero..” Dije con torpeza, tratando de arreglar la situación.

“¿Ah sí? Bueno, veamos.. Después de lo que te acabo de contar, ¿Cuánto te gustaría ganar por salida?”

Voltee a ver a Paola, y su expresión había cambiado. Ahora me veía con picardía, como vería un gato a un ratón. Definitivamente se estaba divirtiendo con mis inseguridades. Como sea, me arme de valor y trate de responder lo mejor posible.

“¿$500?” Respondí apenada.

“No..no te creo, vamos.. “ Dijo Paola con una mirada de incredulidad. “Se que estas aquí por mas..”

“Bueno.. yo.. no sé.. no sé si me atrevería a..”

“¿A ser una de las chicas que ganan $10,000 por cita?”

“…”

“Vamos, Josie, me gustan los retos… solo dilo..” Dijo mientras se mordía los labios en anticipación.

¿$10,000?” Respondí finalmente, poniéndome roja de la vergüenza.

“¿Ves? No fue tan difícil. –Dijo con una risita sensual-- Es evidente que eres una chica que busca divertirse y una miserable cita regular no es suficiente.”

Entonces tomo una hoja de papel y comenzó a escribir algo en ella. “Mañana quiero que vayas a esta clínica para hacerte los estudios ¿Ok?, y después ve a esta dirección con mis asesores de moda para hacer tu cambio de look.”

“S..si..” Respondí con una sonrisa inmensa al oír nuevamente lo del cambio de look.

“Perfecto, Josie.. ¿Sabes? Creo que vas a ser una de mis mejores chicas… pero por favor, no me decepciones.”

“Hare lo mejor que pueda, Paola...” Conteste con timidez.

Paola camino de vuelta a su lugar detrás del escritorio y con mucha calma se puso a buscar algo en uno de los cajones. No tardo mucho en sacar un pequeño sobre blanco de él y con un gesto elegante lo coloco frente a mí.

“Toma eso, Josie, te va a ayudar a comenzar tu nueva vida con nosotros..”

“P..pero.. ¿Qué es?” Dije mientras tomaba el sobre con miedo.

“$2000 dólares.. “

“Oh.. Dios, no sé...”

“Considéralo un regalo de bienvenida… ¿Ok?”

“G..gracias..” Respondí con una inmensa sonrisa mientras colocaba el sobre en mi pequeña bolsa.

“Bueno Josie –Dijo finalmente mientras me daba la mano a modo de despedida—Nos veremos aquí en 10 días ¿Ok? Ve a hacer todo eso que te indique y yo preparare lo demás.”

“Si, Paola..” Respondí mientras me incorporaba.

“Por último, te quiero pedir algo Josie.. –Dijo poniendo una mirada enigmática-- de ahora en adelante, me dirás Señorita Paola… ¿Entendido?”

“Si…Señorita Paola..” Dije en voz baja.

“Perfecto..” Dijo con una sonrisa. “Entonces nos veremos pronto..”

Agradecida y feliz me di la vuelta, y en unos cuantos minutos ya estaba en mi carro nuevamente en dirección a mi casa. Iba como en shock, sin poder creer lo que había sucedido. Estaba impresionada por todo, por el lujo, el dinero, lo que podría ser mi vida de ahora en adelante.

¡Y eso que todavía no había sucedido nada…!

Uff…

Me moría de curiosidad por iniciar mi nueva vida…

domingo, 8 de febrero de 2009

martes, 16 de diciembre de 2008

Josie la Escort 4: La Fiesta de las Lesbianas




ACTO 1: La misteriosa misión.



La pesada Hummer negra avanzaba a toda velocidad por el tráfico nocturno, mientras que en el asiento trasero yo iba súper nerviosa, recargando el rostro contra la fría ventana trasera.

“¿Falta mucho, Señor?” Le pregunte tímidamente al chofer.

“No, Señorita. Unos 5 minutos.”

“G.gracias.” Respondí con un suspiro, sintiendo mi corazón latiendo a mil por hora. Y la razón de esto era…

…que Paola no me había querido decir cual seria la misión de esta noche, excepto que sería una fiesta. Y mi curiosidad me estaba matando. ¿Seria una fiesta de pervertidos? ¿De ancianos? ¿De estrellas de Rock?

“Ojala no sea lo que estoy pensando… “Dije poniendo una carita de angustia. “Pero mejor pienso en otra cosa o me volveré loca.”

Entonces voltee a ver mi atuendo para esta noche y una coqueta sonrisa se me escapó. Si, siempre la vanidad aparecía cuando mas la necesitaba, y hoy venía espectacularmente sexy, con unos microshorcitos negros ajustados y un atrevido top semitransparente café que dejaba mi deliciosa espalda a la vista. Y por si fuera poco llevaba mi lindo cabello café suelto hasta los hombros y casi nada de maquillaje, multiplicando por mil mi sex appeal.

Sin duda, pensé con un gesto coqueto, pase lo que pase hoy al menos me veré espectacular haciéndolo.

Entonces volteé a ver por la ventana mientras el paisaje rápidamente cambiaba de las luces de ciudad a las del campo, hasta que después de casi 30 minutos la pesada camioneta aminoró la velocidad y se detuvo frente a unas impresionantes puertas de madera en medio del bosque, flanqueadas por un imponente muro de piedra.

No tardaron mucho en salir unos tipos de seguridad, que después de platicar algo con el chofer nos abrieron las puertas, y entonces nos fuimos internando por un caminito, hasta que de repente…

…Llegamos a una Mansión espectacular en medio del bosque, un edificio gigantesco de estilo rustico construido de ladrillo y piedra, con miles de arcos y ventanas de herradura por todas partes y preciosas tejas rojas en cada techo…

…Pero con apenas unas pocas luces prendidas, dándole un aspecto tétrico.

“¿A.aqui es?” Pregunte con algo de miedo, ya que también el bosque a nuestro alrededor se veía tenebrosamente oscuro y nadie salía a recibirme.

“Si, Señorita.” Me respondió amablemente el chofer, pero con cierta urgencia en la voz.

“P.pero… disculpe Señor, no veo a nadie aquí. “

“No se preocupe, Señorita. Pero debe bajar ya.”

“P.pero…”

“Le aseguro que esta a salvo.”

“Bueno.“ Respondí sin mucha convicción mientras me bajaba del vehiculo. Y apenas cerré la puerta la enorme camioneta aceleró y no tarde en perderla de vista por el camino.

Y entonces me sentí más sola y miedosa que nunca. El bosque parecía hacerse mas oscuro con cada minuto que pasaba, y…

…Justo entonces las pesadas puertas de madera se fueron abriendo lentamente, y el corazón casi se me sale del cuerpo. Pensé que de ella saldría Drácula en persona para matarme o algo peor, pero…

En su lugar vi a un chico rubio guapísimo y alto caminando hacia mí, con un cuerpo atlético enfatizado por unos pantalones finísimos de rayas y una camisa blanca de manga larga. Pero conforme se fue acercando me di cuenta que en realidad…

…Era una chica. Las facciones delicadas en su rostro eran inconfundibles, por mucho que lo quisiera disimular.

“Hola, soy Daniela.” –Me dijo la chica con un tonito travieso. “Y tengo ordenes de llevarte con Jordana.”

“¿Jordana…?” –Puse una mueca de confusión.- “¿Una mujer? P.perdona, pero es que a mi nadie me dijo que…”

La chica se rió ante mi duda y contesto rudamente. “Pues claro estúpida, ¿Nadie te dijo nada?”

Inmediatamente me sentí muy ofendida. ¿Quién se creía ella? ¿Apenas me conoce y ya me insulta?

“P.pero, mira, es que yo le dije claramente a mi jefa que no soy lesbiana. M.mira, hay muchas chicas en la agencia mas guapas que yo y…”

Pero Daniela solo se reía ligeramente, fascinada con mis dudas. De repente coloco su palma en mi espalda y lujuriosamente la deslizó hacia abajo, deteniéndose en el borde de mis shorcitos. Y mi reacción fue inmediata: Mi respiración se acelero muchísimo y el color se me fue al rostro.

“Ya veremos, cosita. –Me dijo al oído- Pero sinceramente no creo que haya otra mas guapa que tu. ¿Me harías un favor? Levanta las nalgas.”

“¿P.perdon?”

“¿No me oíste? Levanta las nalgas, YA.”

Me mordí un labio con impotencia, pero comprendí que no podía decirle que no a una clienta. Entonces arquee la espalda y levante lo mas que pude mis nalgas sin doblar las rodillas. Y al hacerlo la telita de mi short se pegó de forma obsesiva a mi piel, marcando mis curvas de forma espectacular.

“¡P.puta madre, mi amor!” Dijo Daniela dándome un “ligero” empujoncito que casi me tira al piso. “Que culito tan rico y apretado tienes, estas buenísima.”

“G.gracias… “Respondí torpemente, con la vanidad a mil por el piropo.

“Ven, -Dijo tomándome de la mano, apretándola un poco más de lo necesario- Te llevaré con Jordana ahora, pero recuerda: Hoy te romperé ese culito tan lindo que tienes.”

“¿Entonces es Jordana la clienta? ¿Y quién eres tú?”

Daniela puso una cara de ironía. “Pues, digamos que su protegida, como muchas más en esta casa. Y amante ocasional.”

“Oh.”

Y antes de que pudiera decir más Daniela me dio un jalón y me llevó al interior de la casa, casi arrastrándome. Y al entrar lo primero que vi fue un vestíbulo espectacular, apenas iluminado por un candelabro colgando del techo y esculturas hermosísimas en cada costado.

“Wow, mira eso, esta súper…” Pero de nuevo fui interrumpida, porque con otro jalón Daniela se puso en marcha hacia otro pasillo y tuve que correr un poco para ir a su ritmo. La diferencia de tamaños era abismal, ella altísima y poderosa y yo pequeñita y frágil. Cada uno de sus pasos parecían 5 de los míos, y así me fue llevando por mil pasillos y salones lujosísimos, todos a media luz, hasta que finalmente llegamos a unas imponentes puertas de madera.

“Aquí es, Josie.” Me indico Daniela señalándome las puertas.

“¿Ahí esta Jordana?”

“Te mueres por saber, ¿No? –Dijo Daniela con una risita malvada- Pero lo siento, cosita, me encanta verte muerta de curiosidad.”

Volteé a ver lentamente a las intimidantes puertas. ¿Qué habría atrás de ellas? ¿Un monstruo? ¿Una orgía de pervertidos? ¿Una escena satánica? Pero ya no había vuelta atrás. Respire profundamente y haciendo uso de todo mi valor empujé con fuerza y las fui abriendo, pero lo que vi me dejó sin habla…

Frente a mi estaba un salón gigantesco, con imponentes paredes de piedra y piso de madera, iluminado apenas por unos pesados candelabros de velas y con un ventanal gigantesco al fondo. Y en el centro estaba una larguisima y pesada mesa de madera, con 8 chicas de entre 25 a 30 años sentadas a su alrededor, jugando alegremente a las cartas.

Pero lo raro era que todas estaban vestidas de formas masculinas muy estilizadas, con elegantes trajes negros y delineador del mismo color en sus ojos, dándoles un aspecto andrógino.

“Oh Dios… “Dije retrocediendo un paso, pero al chocar con el pecho de Daniela supe que no había salida posible.

Entonces la vi…

Casi en penumbras y sentada en un sofá al fondo estaba una guapísima mujer de largo cabello negro y facciones exóticas, ataviada con un exquisito vestido negro ajustado que marcaba deliciosamente sus abundantes curvas y generoso escote.

Entonces la mujer se levanto elegantemente y con delicados pasos fue acercándose a mí, y en el momento en que la luz ilumino su rostro me di cuenta de algo: Era casi idéntico al de Mónica Bellucci. Y su presencia era francamente imponente, porque ni siquiera pude mantenerle la mirada.

“Hola Josie, soy Jordana Azcárraga.” Dijo la mujer con una voz suave y sensual. “Bienvenida a mi reunión, y debo decirte que tienes un rostro espectacular, mi amor. ¿Qué edad tienes?”

“20, Señora. Y.yo…” Tartamudeé, sintiéndome muy nerviosa. Pero jordana solo se quedó callada durante algunos segundos más, admirándome descaradamente. Bueno, más que admirar me estaba comiendo con la mirada. El brillo en sus ojos la delataba y francamente sentir esa atención sobre mí me estaba poniendo de un humorcito bastante especial.

“Dios… que carita. Que cuerpo, que todo.” Dijo suavemente.

“M.muchas gracias. Pero perdone, Señora, es que… Paola no me… dijo nada de esto. Es que yo no soy lesbiana.”

Jordana se rió un poco. “¿Señora? ¿Me veo tan grande, Josie?”

“N.no, yo… -Traté de arreglar mi torpeza- Perdón, yo no quería que sonara así.”

“No te preocupes, amor.” Dijo Jordana, y entonces deslizó sensualmente un dedo por mis labios. “Seguramente te estas preguntando que haces aquí, ¿No es así?”

“S.si, mire, es que seguramente hay un error, porque…”

“Josie, no hay ningún error. Además, no quiero ponerme ruda pero los servicios de tu agencia son MUY COSTOSOS. ¿Entendiste? Pero mira, no te preocupes, te vas a divertir con nosotras. Solo estamos jugando cartas.”

Pero las chicas en la mesa se rieron maliciosamente ante ese comentario, poniéndome aun más nerviosa. Y sus ojos no mentían, me estaban comiendo con la mirada, con una lujuria que no se la había visto ni a los albañiles.


ACTO 2: El sexual juego de cartas.


“Josie, quítate la ropa ahora, por favor.” Ordeno Jordana.

“P.pero… ¿Aquí? ¿No íbamos solo a jugar a las cartas?”

“Si, pero tú lo harás desnuda.” Respondió con un gesto coqueto.

“Jordana, yo, mira…” Trate de decir algo, pero al ver su cara suspiré resignada. Era evidente que no tenia ni voz ni voto en este asunto, así que con muchos nervios crucé los brazos y agarre los costados de mi top café, subiéndolo por mi tronco en un segundo. Y en el momento en que mis pequeños pechos blancos quedaron a la vista otro murmullo colectivo se oyó a mí alrededor, logrando que me sonrojara un poco.

Entonces tomé los costados de mis shorcitos negros y lentamente los fui bajando por mis piernas hasta quedarme solo con una tanguita morada. Y de nuevo los murmullos picantes acompañaron este gesto.

“También la tanga, Josie.” Ordenó Jordana.

“Ay Jordana, p.pero es que…”

“O te la quitas tu o lo hago yo.” Me dijo al oído Daniela, riéndose.

“Ay no.” Puse una carita de angustia, y con impotencia mis dedos se deslizaron por debajo del elástico de mi delicada prenda y la fueron bajando por mis piernas hasta que quedó en el suelo, dejando mi sexo completamente a la vista, apenas protegido por una delicada línea de vello cortito. Y sin poder evitarlo comencé a sudar muchísimo, con mi corazón latiendo a mil por hora.

El saber que estaba completamente desnuda ante estas mujeres me estaba poniendo cada vez mas ansiosa, y la situación empeoró al oír sus burdos comentarios: “¡Está guapísima!” “¡Que cuerpo!” “Mira esas nalguitas paraditas…” “Que tetitas tan ricas…”

Con pena cubrí mi intimidad con las manos, mordiéndome los labios.

“Uff, Josie. Tienes un cuerpecito espectacular, mi amor.” Dijo Jordana caminando a mí alrededor, mientras Daniela recogía mi tanga del piso y con un gesto primitivo la apretaba contra su cara.

Y al ver eso me apené aun más, y unas gotas de sudor resbalaron por mi cara, delatándome. Pero lo peor de todo fue que Jordana vio mi reacción y sonrió sutilmente. “Entonces, Josie, ¿Has jugado a las cartas antes?”

“N.no… bueno, a veces con mi abuela.”

“Bueno, ahora jugaras con nosotras.” Dijo Jordana, y entonces elegantemente fue a sentarse a la cabecera de la mesa. “Daniela, como nuestra invitada no tiene silla quiero que la tengas en tus piernas, ¿Ok?”

“P.pero…” Dije asustada viendo la lujuriosa sonrisa que ponía Daniela. Y antes de que pudiera hacer nada ella me tomó de la mano y con rudeza me llevo a la mesa, en donde con algunos forcejeos logró sentarme en sus piernas.

“Ya, cosita, quietecita. –Dijo Daniela en tono burlón- ¿Ya viste? Tus nalguitas se van acercando a su destino.” Y como si quisiera enfatizar su punto me agarró de las caderas y frotó mis nalgas contra su cuerpo descaradamente.

“Ay D.Daniela, déjame. –Dije luchando un poco- Ya te dijo Jordana que solo jugaría a las cartas.”

“¿En serio crees eso? –Me dijo sugestivamente al oído- Porque hagas lo que hagas tu culo será mío esta noche. ¿Lo has entendido?”

“N.no, porque…”

Daniela se rio suavemente, besándome el cuello. “No pienso discutir contigo, cosita, pero ya veremos al final de la noche si tu rica colita no termina en mis manos.”

Entonces me di cuenta que todas las lesbianas en la mesa seguían muy atentas nuestra platica, con las sonrisas mas falsas e intimidantes que haya visto en mi vida.

“H.hola… “Las salude tímidamente.

“Hola Josie. –Dijo una pelirroja muy guapa, vestida con un traje negro ajustado y con delineador alrededor de los ojos.- Me llamo Alejandra, y te presento al resto de nosotras: Jessica, Ana, Lucia, Jimena, Luisa, Laura y Estefanía.”

“Hola linda.” Contestaron todas las chicas con algo de ironía, con sus ojos recorriendo mi cuerpo sin mucha discreción.

“Ah. ¿Y, vienen mucho aquí?”

“Si, -Respondió la pelirroja- Todos los fines de semana Jordana nos invita a estar con ella. Pero claro, a veces llamamos a chicas guapas como tu para divertirnos.”

Y algo en la forma en la que dijo “Divertirnos” hizo que las demás chicas se rieran sin mucha sutileza. Pero ya no pude investigar más, porque de repente Jordana tomó las cartas y comenzó a repartirlas a cada una.

De repente Daniela me tomó del cuello y me plantó un beso en la boca, asustándome un poquito.

“D.dani, no...” Dije sorprendida, y sin soltarme Daniela lamio agresivamente mis labios. “Estas deliciosa, Josie. No sé qué haces pero me tienes hambrienta por ti.”

“Daniela, déjala en paz.” Dijo Jordana poniéndose muy seria. “¿O tu pagaste por ella acaso?”

“Pero Jordana, ve esos labios. Es una muñequita, se ve deliciosa…”

“Si, pero ya te dije que la dejes en paz. –Respondió Jordana con un tono aun más enérgico- Ella no es tu juguete, es el mío.”

Me sonroje inmediatamente al oír como hablaban de mi, sobre todo lo de “Juguete”, pero entonces Daniela respondió con agresividad: “¡¿Que?! Jordana, por favor, no me salgas con eso. ¿No puedo entonces ni besarla?”

“NO. No puedes. Josie es mía, incluyendo su culito que tanto deseas. Pero te propongo esto: Caliéntala y si logras que ella voluntariamente te lo dé será tuyo. Pero no puedes ni besarla ni hacerle nada explicito, ¿Ok?”

“¡Puta Madre! –Grito Daniela golpeando la mesa- ¡¿Por qué me haces esto, Jordana?! ¡QUIERO ESE CULO y tu no vas a impedírmelo con tus estúpidos juegos!”

“O.oigan… y.yo…” Traté de decir algo a mi favor.

“¡No te atrevas a decir nada, cosita!” Me dijo amenazadoramente Daniela, ante lo cual me calle inmediatamente. “P.perdon.”

Pero Jordana solo sonreía desde su lugar, con la actitud de aquella que se sabe en control. “¿Ah si, Daniela? Bueno, entonces supongo que no te importará salir inmediatamente de mi casa. Y por cierto, devuélveme las tarjetas de crédito y las llaves del Jaguar.”

Y al oír esto Daniela apretó los puños con impotencia, pero después de algunos incómodos segundos fue calmándose.

“Bueno… está bien, acepto el reto, Jordana. Calentaré a la princesa.”

Y no tuve tiempo ni de protestar, porque Daniela me apretó furiosa a su cuerpo y apretó su mano contra mi vientre, y con un gesto agresivo su dedo entró en mi ombligo y comenzó a moverse con una cadencia primitiva y sexual, entrando y saliendo. Inmediatamente me puse muy tensa y comencé a reírme y gemir un poquito. “D.dani…ah….”

“¿Te gusta, cosita?” Me dijo ella al oído, lamiéndome el sudor del cuello.

“E.es… q.que… -Dije tratando de separar sus manos de mi cuerpo, sin éxito- M.me da cosquillas… ufff.”

Pero Daniela solo se rió un poco ante mis esfuerzos, y con una actitud primitiva lamió mis hombros y espalda, acelerando sus movimientos de penetración. “Eso, muévete así. Me encanta que luches, cosita.”

Al oír eso me puse súper tensa, y apenas si pude contener un gemido. La sensación era extrañísima, una mezcla de placer y risa. Y el dedo de Daniela seguía entrando y saliendo de mí ombligo descaradamente, acelerando mi respiración al máximo.

Y casi sin darme cuenta mis caderas comenzaron a moverse lentamente de atrás para adelante, muy suavemente, al mismo ritmo que el dedo en mi ombligo. Daniela se dio cuenta y me dijo al oído: “Así, cosita. Despacito, muévete.”

Y muy a mi pesar…

Seguí moviéndome, frotando mis nalgas contra su cuerpo casi imperceptiblemente. Entonces Jordana comenzó a mezclar las cartas para el juego. “¿Sabes jugar Poker, Josie?”

“No… no, yo… nunca he jugado eso.” Dije mordiéndome los labios, luchando para no rendirme ante los acosos de Daniela.

“Pues esta noche vas a aprender, linda.-Dijo mientras repartía las cartas a las demás “chicas” y me ofrecía una, pero para mi sorpresa la colocó justo fuera de mi alcance.

“P.pero…” Proteste débilmente, viendo como a las demás chicas les habían dado sus cartas en la mano. “¿Por qué tan lejos?”

“Ah, linda, -Dijo la Pelirroja con un gesto coqueto- Creo que tendrás que ir por tus carta entonces.”

“B.bueno…-Suspire resignada, y entonces me levante un poquito del regazo de Daniela y me incline hacia delante…

… Pero inmediatamente Daniela se levanto detrás de mí y me aprisiono contra la mesa, agarrándome las manos a la espalda mientras sus caderas hacían un movimiento agresivo contra mis nalgas, como si me estuviera montando.

“Ah…D..dani… p.pesas…mucho…” Dije con apuros, tratando de levantarme sin éxito. Y las brutales embestidas del cuerpo de Daniela contra mi culo eran tan poderosas que la mesa se estremecía violentamente.

Entonces ella me dijo al oído: “¿Te gusta ser montada así, cosita?” Y entonces lamió mi nuca.

“Ya déjala, Daniela.” Ordeno Jordana con un gesto raro, sudando un poco por lo que había visto. Daniela obedeció inmediatamente y regresó a su silla, y con un jalón me volvió a sentar en sus piernas y su atrevido dedo volvió a entrar a mi ombligo.

“Ah.” Gemí suavemente, sintiendo como el calor en la habitación aumentaba de golpe. Casi parecía que tuviera un reflector apuntándome solo a mí.

“Quiero que vuelvas a mover el culito como hace rato, Josie.” Me dijo Dani al oído.

Me mordí los labios sin saber que responder. Pero mi cuerpo no parecía tener tal duda, ya que mis pezones estaban súper firmes, como nunca en la vida. El sudor cubría por completo mi piel, y la humedad entre mis piernas aumentaba con el pasar de los minutos.

Y el delicado botoncito entre mis piernas se asomaba descaradamente…

Cerré los ojos, tratando de mantenerme en control mientras mi cuerpo me traicionaba sin piedad. ¡Pero era tan difícil! Mi voluntad se caía a pedazos, y a este ritmo no sabría cuanto aguantaría sin ceder.

Bueno chicas”- Interrumpió Jordana- “Sigamos jugando, ¿No?”

“S.si.” Conteste angustiada, y con apuros tomé mis cartas de la mesa. Pero al verlas vi que no tenia oportunidad, me había tocado un juego malísimo. Y sin poder evitarlo las manos me temblaron ligeramente.

“Ay ¡Que ternura! –Dijo la pelirroja riéndose de mi reacción junto a las demás chicas- Le toca una mala mano y se delata así.”

“Si, es súper tierna mi niña –Dijo Daniela dándome un beso en la mejilla- Hasta eso la asusta.”

“Ay… no, es que yo pensé que…” Trate de defenderme, sin poder evitar sentirme la más idiota del mundo. “Me toco un juego muy malo, yo…”

“¿Deseas otra carta, linda?” Dijo la pelirroja colocando de nuevo una carta fuera de mi alcance.

Suspire resignada.

“Si.”

Y me volví a levantar e inclinar hacia delante para tomar la carta, y de nuevo Daniela me apretó contra la mesa y me monto primitivamente.

“Ah… “Gemí suavemente mientras mi culito era embestido una y otra vez, hasta que después de unos minutos Daniela se sentó de nuevo y pude agarrar mi carta. Pero al verla me di cuenta que mi juego seguía siendo espantoso.

“¿Mejoró la cosa?” Pregunto Jordana con una sonrisita.

“No, es que…”

Y las demás chicas se murieron de risa, ya que me había vuelto a delatar yo sola. “Ay Josie.” –Dijo la pelirroja- “¡Eres tan inocente!”

“No se rían” -Dije bajando la mirada- “Es que se los juro, me esta tocando mucha mala suerte.”

Entonces Daniela agarro una copa de vino y la acerco a mis labios. “Seguramente tienes sed, cosita. Estas sudando muchísimo y con calor no vas a poder jugar bien.”

“N.no, no tengo sed, Daniela.” Proteste mientras ella seguía acercándome la copa.

“No te estoy preguntando, cosita. BEBE.”

Me asusté un poquito al oír la rudeza con la que me había dicho eso, y sin poder hacer mas abrí la boca y el frió vidrio se pego a mis labios, vaciando su oscuro liquido en mi interior. Y Daniela no me dejo en paz hasta que me la bebí toda.

“Ah.” Dije con una sonrisita, sintiendo el calor el mi garganta.

“¿Te gustó?” Pregunto Daniela en mi oído.

“S.sip, estuvo rico.” Respondí con una risita tonta.

“¿Ves que sí tenias sed?”

Puse una expresión simpática al oír eso y trate de concentrarme en mis cartas. ¡Pero era tan difícil! Y algo pasaba porque el calor en el cuarto era cada vez peor, pero…

…Nadie parecía sudar más que yo.

Pero entonces trate de tomar una carta, pero por mas que trataba de cerrar la mano no la atrapaba.

“Ay. –Dije con una risita simpática- La carta no se deja.”

Jordana puso una mirada coqueta mientras veía mis torpes movimientos. Entonces dijo suavemente: “Ah Josie. ¿Qué no ves que Daniela te esta dando de beber para culearte después?”

Me reí como tonta ante eso y me deje caer en la mesa. “N.no… Porque yo solo voy a jugar cartas. ”

De repente la pelirroja y otra chica se acercaron muchísimo a nuestra silla, y después de mirarse entre ellas comenzaron a sobarme de forma lujuriosa las piernas, espalda y brazos.

“¿Q.que hacen?” Pregunte recargando mi cabeza contra el pecho de Daniela, a lo que ella contesto: “Solo te dan un masaje, ternura. ¿Te gusta?”

“S.si.” Conteste con un suspiro, sintiendo como las manos parecían multiplicarse por mil, deslizándose en mi sudor por toda mi piel. Entonces Daniela se volvió a acercar a mi oído y me dijo: “Ahora quiero que muevas las nalgas contra mi cuerpo, cosita, como si te la estuviera metiendo. Pero sin sutilezas, ahora hazlo agresivamente.”

“A.ay Dani, -Puse una carita de obvia- pero si tu no tienes con...”

“Tu solo mueve las nalgas, cosita. ¿Entendido?”

Y con una expresión coqueta asentí y comencé a mover suavemente mis caderas de atrás para adelante, apretándome contra el cuerpo de Daniela con movimientos firmes y agresivos, de apareamiento, al ritmo marcado por su dedo en mi ombligo.

“Ah… mmm…. Mmm…. “Gemí tiernamente.

Jordana le aplaudió a Daniela al ver mi reacción, con evidente sarcasmo, y dijo: “Impresionante, Daniela. Ya la tienes gimiendo, caliente y retorciéndose. ¿Será tan difícil que logres que ella misma pida que se la metas por el culo?”

“Solo dame unos minutos. –Respondió Daniela con arrogancia- Pero si lo consigo haré lo que quiera con ella. ¿Entendido?”


ACTO 3: Todas contra Josie.


“Si.” Contesto Jordana, muy divertida.

De repente Daniela me dijo al oído: “Voy a hacer algo, quédate quieta.” Y entonces deslizo su mano libre entre mis nalgas y su dedo entro sin piedad en mi ano, ensanchándolo con un agresivo masaje.

“¡AH!” Mis ojos se abrieron de par en par, saltando un poquito a la vez que me ponía increíblemente tensa.

“¿Pasa algo Josie?” Pregunto Jordana con cara de sospecha.

“N.no.-Trague saliva- E.es que… vi que mis cartas son mejores.”

Daniela se rió un poquito y siguió masajeándome el ano, moviendo ahora dos dedos en su interior en agresivos círculos hacia afuera.

“¿En serio? –Pregunto Jordana con un tonito de duda. “¿No te estará haciendo algo Daniela?”

“Oh Dios.” Dije débilmente, cerrando los ojos. Daniela movía con una maestría infinita sus dedos en mi culo, y ante eso mi voluntad se estaba cayendo a pedazos. “N.no, no me esta haciendo nada.”

Entonces Daniela me dijo suavemente en el oído: “Me tienes loca, cosita. Necesito romperte el culo ya.”

“N.no, D.dani… yo…” Tartamudee, abriendo la boca de forma lujuriosa.

“No quiero oír eso, Josie. –Me dijo con autoridad- ¿Me vas a dar las nalgas?”

“D.dani, m.mira… y.yo…”

Y Jordana solo sonreía como niña traviesa al ver la cara de frustración que Daniela estaba poniendo. Entonces Daniela agresivamente me agarro del cabello y jalo mi la cabeza hacia atrás, y su voz fue contundente: “Ultima oportunidad, Josie. Quiero romperte el culo. ¿Me lo darás?”

“S.si.” –Dije débilmente, cerrando los ojos.

Y apenas dije eso algo cambió en el ambiente, porque con brusquedad Daniela me levantó y empinó contra la mesa, colocándome las manos en la espalda.

“A.ay. –Me queje tiernamente al ser tratada así.

Y casi inmediatamente la pelirroja agarro mi tanga del piso y comenzó a amarrarme las manos en la espalda, mientras las demás chicas de abalanzaban sobre mi cuerpo y lamían y besaban cada parte a su alcance.

“Oh Dios.” Dije febrilmente, retorciéndome lujuriosamente sobre la mesa a la vez que paraba las nalgas en anticipación. Quizás era sugestión, quizás mi naturaleza, pero lo cierto era que el mensaje de Daniela se había grabado en mi cerebro y en estos momentos no quería nada mas que ser culeada sin piedad.

Entonces sentí un poderoso par de manos apretándome y abriéndome las nalgas, y con un movimiento voraz Daniela hundió su cara en mi culo, apretando sus labios obsesivamente alrededor de mi ano a la vez que su lengua se metía hasta el fondo. “Mfmfm….mfmf…. delicioso… mfmfm….mfmf….”

“Ahhh, mmmm, ahh.” Gemí suavemente, parando aun más las nalgas.

Y al ver mi reacción las demás chicas aceleraron al máximo sus lengüeteos, y en menos de un segundo ya tenia yo otras 7 bocas recorriéndome todita, desde los dedos de mis pies hasta el cuello. Pero mi sexo seguía “virgen”, como si fuera territorio prohibido para sus ansiosas lenguas…

“Ay… ah, mmmm, D.dani… Mmmm.” Me retorcí contra mis ataduras, temblando de placer mientras Daniela seguía apretándome las nalgas y devorando mi apretado agujerito. Pero entonces me di cuenta de algo…

Jordana seguía sentada frente a mi muy tranquila, sonriendo con lujuria. “¿Sabes lo que sucederá ahora, Josie?”

“N.no.” Respondí débilmente.

Jordana se levantó y con su característica elegancia camino hasta un baúl cercano, buscando algo en su interior. Y lo que sacó de ahí me dejo helada…

En sus manos tenía un Strap-on de plástico negro con cinturón, con un falo dolorosamente grueso y como de 18 centímetros de largo. Y lo peor era que el terrorífico aparato estaba increíblemente detallado, la representación mas fiel posible de un miembro humano que hubiera visto, hasta con las venas perfectamente modeladas.

“¿Te gusta, Josie?” Dijo mientras tomaba un bote de lubricante del baúl y con sus manos comenzaba a untarlo a todo lo largo. “Tu tan chiquita y frágil. ¿Crees que te quepa todo?”

Pero de mi boca solo salían gemidos cada vez mas descarados, y solo mi cara de angustia evidenciaba mis pensamientos. Y al ver a Jordana pasándole el aparato a Daniela me rebelé un poquito, luchando contra mis ataduras…

Pero mis nalgas seguían paraditas y obedientes, levantándose de forma desafiante ante su cruel destino. Entonces apreté los puños con resignación, porque mi cuerpo ya no me obedecía.

El silencio invadió la habitación.

Y por unos instantes las chicas se detuvieron y voltearon hacia atrás, en donde aparentemente Daniela se estaba colocando el aparato. Dude un poquito, pero finalmente voltee a ver…

Y un brutal golpe de adrenalina me estremeció al ver a Daniela completamente desnuda, con su cuerpo firme y atlético cubierto por una delicada capa de sudor, y el imponente miembro negro colocado entre sus piernas, apuntando amenazadoramente a mi delicado orificio.

“D.dani, n.no.” Dije temblando ligeramente.

“Que lindo culito estoy a punto de romper.” Dijo Daniela con una sonrisita malvada, dándome unas nalgadas fuertísimas que me hicieron retorcerme sobre la mesa. “¿Lista, cosita?”

Asentí débilmente con la cabeza.

“No te preocupes, Josie. –Me tranquilizo Jordana frotándome la espalda- Tu solo obedece como la buena niña que eres.”

Y no me dio tiempo de hacer nada más…

Porque Daniela apretó el grueso miembro de plástico entre mis nalgas hasta que llego a mi ano, apretándolo suavemente pero sin penetrar. Entonces sus manos me sujetaron firmemente de las caderas, casi como si fueran garras atrapando a su presa, y me dio un par de empujoncitos cada vez mas fuertes con la poderosa cabeza del falo, hasta que…

…Mi apretado ano se rindió y el imponente miembro negro comenzó a meterse en mi recto lentamente, centímetro a centímetro, empalándome sin piedad. Mi reacción fue instantánea, apretando todos los músculos de mi cuerpo mientras mis ojos se abrían de par en par.

“¡D.dani, d.detente, oh Dios… d.detente, m.mas lento, ahhhh.” Gemí angustiada, pataleando contra el piso a la vez que arqueaba la espalda. El dolor deliciosamente insoportable y el ardor en mi culo casi intolerable, pero…

…Mi cuerpo estaba ahora a mil, con la adrenalina recorriendo mi piel en cantidades industriales, y solo un pensamiento llenaba mi mente: Oh Dios, rómpeme el culo, rómpeme el culo, rómpeme el culo…

Y el grueso miembro seguía entrando sin piedad, ensanchando mi agujero de una manera brutal, salvaje, primitiva.

Y por si fuera poco los comentarios de las chicas a mi alrededor eran asquerosamente groseros, sin el menor miramiento: “Que lindas se le ven sus nalguitas comiéndose el palo.” “¿Se lo vas a meter TODO, Daniela?” “Uff, ya lleva la mitad y le sigue entrando.”

Entonces Daniela se inclino sobre mi espalda y con voz tranquilizadora me dijo al oído: “¿Todo bien, cosita?”

Asentí débilmente con la cabeza.

“Te lo dije. –Me dio un beso en la nuca- Tu culito será mío. ¿O no?”

“S.si, Dani.” Dije con una débil sonrisa, temblando mientras una cantidad industrial de plástico negro se deslizaba entre mis nalgas hacia mi interior, y la sensación de llenura en mi estomago era increíble. Un par de lagrimas resbalaron por mis mejillas, y justo cuando estaba a punto de gritar…

El cuerpo de Daniela golpeo firmemente mis nalgas, y un quejido gutural se me escapó de los labios. “Ugh.”

Y los comentarios a mi alrededor volvieron mas gráficos que antes: “¿Viste eso? Tan flaquita y se la comió TODA.” “Que linda se ve.” “¿La vas a montar duro o despacio?”

La respuesta llegó inmediatamente.

Daniela se hizo para atrás unos centímetros y el grueso palo negro fue saliendo lentamente de mi culo, con cada vena y rugosidad enviando latigazos de lujuria por todo mi cuerpo. Entonces se quedó quieta unos segundos, disfrutando mi agonía, hasta que de repente se inclino hacia adelante y volvió a meterme TODO el miembro hasta el fondo.

“¡Ah!” Me estremecí contra las ataduras, pataleando tiernamente mientras era sodomizada sin piedad Entonces Dani volvió a repetir la maniobra, esta vez un poco más rápido. Y después otra vez, y de nuevo, y una más, hasta que después de unas 15 repeticiones ya me estaba bombeando el culo de forma lenta pero vigorosa.

“Ugh, D.dani, ay… D.duele, uf… ahh, mmm.” Gemí tiernamente, retorciéndome sobre la mesa mientras la cruel verga se movía despiadadamente en mí estomago, y mis firmes nalgas eran embestidas sin parar. Y las poderosas manos de Daniela me sujetaban con mucha fuerza, manteniéndome en mi lugar para recibir más castigo.

“Uff Josie. –Me dijo Daniela con un beso en la cabeza. -Casi ni me puedo mover, estas súper apretada.”

Oh Dios, oh Dios, oh Dios, -Pensé angustiada- ¡Me está rompiendo el culo! Oh Dios, Dani.

Pero la negra serpiente no mostro piedad, y fue entrando y saliendo cada vez más rápido de mi cuerpo hasta que alcanzo un velocidad salvaje. Y ante las brutales embestidas mi delicado cuerpo se sacudía como si fuera una muñeca de trapo, y la mesa se movía con tanta fuerza por debajo de mí que llegue a pensar que se rompería en cualquier momento.

Entonces sentí como las otras chicas se abalanzaban sobre mí, y sus cálidas y húmedas lenguas y bocas recorrieron vorazmente mis nalgas, espalda, cuello, piernas, manos… como si yo fuera el platillo más exquisito que hubieran probado.

…Pero ninguna se atrevía a llegar a aquel lugar tan especial entre mis piernas, ese que tanto me urgía que fuera tocado, chupado, acariciado, lamido.

La situación se calentaba cada vez más, y los gemidos a mi alrededor eran ya casi insoportables, con las otras chicas entrando en una especie de trance sexual, conmigo de protagonista. No había boca, lengua o mano que no estuviera en mi piel.

Y las embestidas contra mi ano eran constantes, implacables. El grueso palo entraba y salía a una velocidad endemoniada de mi estrecho agujerito, y cada vena y rugosidad hacían que se me escapara un gemido, arqueando aun más la espalda.

“Ahh, ahh, mmm, mmm.” Gemí descaradamente, con deliciosas gotas de sudor recorriendo mi rostro. Entonces me di cuenta que Jordana estaba muy tranquila junto a mí, acariciándome suavemente el cabello. Y al sentir sus delicadas manos en mi rostro, limpiándome el sudor y dándome suaves caricias en las mejillas…

Cerré los ojos y un suspiro tierno se me escapo. Me sentía tan protegida, tan deseada, tan amada…

“J.jordana…” Dije débilmente.

“Que linda te ves, Josie. –Contesto Jordana con su voz sensual- ¿Te duele lo que Daniela te está haciendo?”

“U.un poquito… -Respondí con una tierna sonrisa.

“Y seguramente en estos momentos deseas venirte, ¿No es así?”

Asentí suavemente.

“Entonces te pediré algo, linda. –Dijo Jordana pasando lentamente sus dedos por mi boca, metiéndolos un poquito en ella.- Necesito que me pidas que me siente en tu cara.”

Y no dudé. Anhelaba más que nunca ser digna de las atenciones de Jordana, besarla, apretarme contra su cuerpo, dormirme en sus brazos sintiéndome protegida. Nunca me había sentido así antes, pero en estos momentos mi cuerpo pedía a gritos complacerla, haciendo lo que ella quisiera.

“J.jordana, y.yo…” Tartamudee, muerta de la pena.

“No te detengas. Dilo.”

“S.sientate… en mi cara. P.por favor.”

Jordana me dio un tierno beso en la frente. “Así será, amor.” Y entonces lentamente se subió a la mesa y sus zapatos de tacón alto quedaron justo frente a mi rostro. Y mi respiración se acelero muchísimo, con todo mi ser lleno de la mas agónica anticipación.

“Daniela, dale la vuelta.” Ordeno Jordana, y en menos de un segundo Daniela me acomodo boca arriba en la mesa y coloco mis tobillos en sus hombros, sin dejar nunca de sodomizarme. Y al quedar tan vulnerable dos chicas se aferraron a mis pechos y comenzaron a mamar vorazmente mis pezones, como si fueran unas bebitas.

“Ahhhh.” Gemí retorciéndome sobre la mesa, mientras que parada sobre mí Jordana lentamente se quitaba el vestido negro y mostraba por primera vez su espectacular cuerpo, increíblemente voluptuoso y firme, y cubierto por una delicada capa de sudor que la hacía brillar sensualmente con tenue luz de la habitación.

Y Jordana realmente era perfecta.

Sus largas y estilizadas piernas parecían eternas, terminando en un par de nalgas firmes y paradas que llevaban a una delicada micro cinturita, que enfatizaba un espectacular par de pechos firmes y unos brazos torneados y delicados, todo esto cubierto por una piel blanca finísima, que invitaba a ser lamida por horas.

Pero mis ojos inmediatamente se clavaron en el delicado triangulo de vello negro entre sus piernas, el lugar en el que mi rostro seria esclavizado. Entonces Jordana dio un paso y sus tacones quedaron junto a mi cabeza,

“Abre la boca, linda. Y quiero que repitas una y otra vez: Siéntate en mi cara. ¿Entendido?”

Y apenas oí eso una ráfaga de adrenalina recorrió mis venas y una deliciosa impotencia me envolvió.

“S.si, Jordana. S.sientate en mi cara, siéntate en mi cara, s.sientate en mi cara…”

Y Jordana fue veloz.

Sin darme tiempo a dudar fue arrodillándose sobre mí hasta que finalmente su exquisito sexo se apretó vigorosamente contra mi rostro.

“Ahh… ahhh….mmm…mmm.” Gemí tiernamente, saboreando el intenso olor sexual que invadía todo mi ser a la ver que esa deliciosa humedad comenzaba a cubrir mi piel, dándome un poco de cosquillas con sus suaves vellos.

“Ah, mmmm, así, Josie. –Gimió Jordana dulcemente- Así me gusta, abre la boca mas, quiero sentirte chupando todo. Ahhh, mmmmm, ahh.”

Mi rostro se hundió entre las piernas de Jordana con una furia que nunca había sentido. No quería solo comérmela, quería devorarla por completo. Mis labios se apretaron con fuerza alrededor de su delicada entrada, y mi lengua se aventuro en su interior, saboreando el exquisito néctar que cubría las paredes y que parecía no tener fin. Y al oír los gemidos de Jordana resonando desde adentro de ella me sentí aun mas excitada, y mi boca se volvió una maquina de mamar.

Era tal mi desenfreno que lo que seguía pasando con mi cuerpo ya no me importaba. La verga de Daniela seguía taladrándome cruelmente las nalgas y las miles de bocas seguían chupando y lamiendo cada centímetro de mi piel, pero en mi mente solo estaba una idea clara: Comerme el coño de Jordana.

Entonces Jordana apretó aun mas su sexo contra mi rostro y comenzó a frotarse descaradamente, de arriba hacia abajo, y la sensación era como si me estuvieran cepillando la cara con una toalla húmeda y caliente, una y otra vez.

“Oh Josie, ahh. Así, mueve tu boca así, chiquita.” Gemía Jordana sobre mí, con sus manos firmemente colocadas en mi cabeza. Y con el pasar de los segundos sus movimientos fueron haciéndose más agresivos, pero mi boca no paraba, mientras mi lengua entraba, salía, chupaba y lamia en un desenfreno absoluto.

Sobre todo el intenso aroma de su sexo me tenia excitadísima, como si fueran unas feromonas específicamente diseñadas para volverme una maquina de chupar. Oh Dios, esto es exquisito.

Y justo cuando pensé que era imposible sentir mas placer…

De repente sentí un soplo sobre mi sexo, y antes de que pudiera reaccionar una boquita hambrienta se apretó alrededor de mi clítoris y comenzó estimularlo con agresivos lengüeteos.

“¡AAAAAAAAAhhhh!” Me retorcí sobre la mesa, sintiendo como un poderoso orgasmo estaba a punto de llegar. Y por los gemidos de Jordana supe que ella también estaba a punto, aunque Daniela seguía rompiéndome el culo de forma animal, salvaje, sin parar ni un segundo.

“J.Josie, Ahh, Mmmmm.” Gimió Jordana, y entonces se apretó contra mi cara con tal fuerza que casi ni pude respirar. Su sexo estaba ardiendo sobre mi cara, y la humedad entre sus piernas aumento, temblando por un orgasmo tan fuerte que casi podía sentir sus venas palpitar contra mi piel.

Y yo tampoco pude más.

Un lengüetazo sorpresivo en mi clítoris activó el más intenso orgasmo de mi vida, y me retorcí violentamente mientras ola tras ola de placer recorría mi cuerpo a latigazos. “¡AAAAAHhhhhhhh J.jordana, MMmmm!”

Y durante algunos segundos cerré los ojos y perdí la cuenta del tiempo, ya que el placer era insoportable, bestial, primitivo, delicioso.

Nada existía mas que eso, y solo el retumbar del miembro de plástico dentro de mi estomago fue trayéndome de regreso a la realidad. Entonces débilmente abrí los ojos y con una tierna sonrisa me di cuenta que mi cabeza seguía atrapada entre las piernas de Jordana, con sus húmedos vellos negros envolviéndome por completo el rostro y su delicioso aroma grabado con fuego en mi nariz.

“J.jordana, y.yo…” Dije muerta de pena, tragando saliva.

“Shhh, amor. No digas nada. Te ves preciosa así.” Dijo ella con una sonrisa desde arriba, acariciándome suavemente el cabello.

Y Daniela seguía sodomizándome sin piedad, hasta que después de algunos segundos sentí sus manos temblar ligeramente y con un gemido se puso tensa, enterrándome por completo el falo, viniéndose sin poder ocultarlo.

“Ahhh… D.dani, ah.” Gemí dulcemente, perdida entre las piernas de Jordana mientras que ella cariñosamente continuaba acariciándome. Entonces Daniela saco lentamente el falo de mi cuerpo y Jordana poco a poco se levantó, ayudándome a hacer lo mismo.

Y con muchas dificultades lo hice, pero apenas traté de dar un paso las piernas no me respondieron y Jordana tuvo que agarrarme para no caer. “G.gracias.” Dije muy apenada, y Jordana sonrió sensualmente y me sostuvo durante algunos minutos. “¿Te sientes bien, Josie?”

“S.si.-Respondi bajando la mirada, pero el ardor en mi culo era increíble, y sentía como si me hubieran estado golpeando el estomago toda la noche. Pero lo que había ocurrido no lo cambiaría por nada, y el haber estado entre las piernas de Jordana había resultado ser delicioso, un placer que nunca hubiera imaginado.

Sin poderlo evitar pase mi lengua por mis labios, saboreando los jugos que Jordana que aun quedaban ahí.

Entonces ella se apretó contra mí y sujetó mi cabeza con sus manos. Lentamente nuestros labios se fueron acercando y su lengua se abrió paso entre ellos y vorazmente comenzó a luchar contra la mía en mi boca. Y así pasaron casi 10 minutos de apasionado faje y besuqueo, en los que no nos despegamos la una de la otra, hasta que finalmente Jordana me dijo al oído: “Ahora sígueme, Josie, esta noche dormirás conmigo.”

Sonreí tímidamente, y entonces Jordana me tomo de la mano y…

…la seguí hasta su habitación.


ACTO 4: Al otro día…


Llegue súper cansada a mi recamara y lo primero que hice fue tirarme en la cama, adolorida por todas partes.

“Auch. –Dije en un tono juguetón, apretándome las nalgas con las manos- Maldita Daniela.”

Pero al recordar lo que había sucedido con Jordana me sentí muy feliz, ya que a pesar de la rudeza con la que todo había sucedido al principio, al estar en su recamara casi ni dormimos, besándonos y haciendo el amor como desesperadas durante una hora más, hasta que finalmente nos quedamos dormidas de cucharita.

Entonces mi celular comenzó a sonar.

“¿Hola?”

“Ah, Josie, -Era la familiar voz de Paola- Debo felicitarte, la clienta de ayer nos felicitó muchísimo. Incluso hasta pagó el triple de lo usual.”

“W..wow, ¿El triple? Eso es mucho dinero.”

“Si, y no te preocupes. Te depositaré lo tuyo en la tarde.”

“G.gracias.”

“Por cierto, ¿Te sientes bien? –Preguntó Paola con una risita- Me comentó la clienta que cierta parte de tu cuerpo recibió un castigo tremendo.”

Me puse roja de la vergüenza al oír eso. “S.si, todo bien. Ya casi no me duele.”

“Ah que linda. Bueno, descansa mucho porque en una semana te mandare de nuevo con ellas. ¿Ok?”

“A ver, espera. –Dije con una sonrisa- ¿Otra vez con ellas?”

“Si, ya me confirmó la clienta que desea verte de nuevo. Al parecer causaste una muy buena impresión.”

“Ah.” Respondí embobada. “Bueno, entonces ahí estaré.”

“Bye, descansa.”

Click.

Emocionada agarré uno de mis osos de peluche y lo apreté con fuerzas, fantaseando con lo que sucedería esa noche. Y los deseos en mi cuerpo iban desde lo más sucio hasta lo más romántico. Por un lado ansiaba volver a sentirme la más perversa del mundo, sentir como mi pobre culo era sodomizado cruelmente por horas, amarrada, siendo obligada a lo peor. Por el otro deseaba hacerle el amor a Jordana, besarla sin parar, lamer sus pechos, morder su piel, quedarme dormida entre sus piernas, con el rostro en su sexo.

Mi corazón se aceleró ante mis sucias ideas, pero un nombre estaba grabado con fuego en mi mente y no se iba…

Jordana.