domingo, 27 de diciembre de 2009

Planes para el 2010







Me gustaría compartir con ustedes mis planes para este año que viene. El 2009 fue algo complicado para mi porque estuve atrapada por mil cosas y no pude escribir con la frecuencia que hubiera querido, pero no permitiré que eso me vuelva a suceder. :) 

Le daré prioridad a la serie de "Mi odioso vecinito", y estaré publicando un capitulo cada mes sin falta. :) También usaré este blog para poner la 1a versión de cada relato, oír sus comentarios y críticas al respecto, y una semana después subir la versión final a Todorelatos.com. (Y en el blog también) 

Por cierto, notarán que el nuevo capítulo de Megan y Mateo es diferente, esto porque aquí la trama da un giro muy fuerte. Lo que haga Mateo tendrá un fuerte impacto en como Megan lo ve, y quizás aquí es donde empieza a surgir el amor. :) Pero no se preocupen, el siguiente capítulo tendrá mucho, mucho XXX. 

Y estoy a punto de empezar una nueva serie, "Corazón de Fresa", la cual es acerca de dos chicas que se enamoran, aunque narrada con mucho humor y picardía. Esa espero tenerla pronto, ya llevo el primer capítulo al 80%. :)

Les mando un besote a todos, y espero que me sigan teniendo paciencia para poder compartir mis locuras y experiencias, ya que el viaje apenas comienza y me estoy divirtiendo muchísimo. 

Les deseo un feliz 2010, y haré mi parte para entretenerlos lo mejor posible. :) 

Mi odioso vecinito 7: Nerds vs Guapos












1er Acto: Un día genial para Megan.



Me mordí los labios con actitud traviesa mientras avanzaba por los pasillos de la escuela, muy divertida viendo las caras que ponían los chicos al verme pasar en mi sexy uniforme de porrista, y sus torpes intentos de saludarme.

“W-wow, Megan.” “¿A dónde vas?” "¡Mira, que guapísima se ve!"

“Hola Chicos. -Les respondía con sensual indiferencia una y otra vez, aunque con mi vanidad a mil. ¿Y cómo no sentirse sexy vestida así?

Me fascinaba la forma en mi mini faldita azul se mecía con atrevimiento de un lado al otro con cada paso, mostrando muy brevemente mis panties blancas por debajo, mientras que mi delicada blusita azul se apretaba alrededor de mi cuerpo como si fuera una segunda piel, dejando mi coqueto ombliguito a la vista de todos, haciéndome ver aún más apetecible, si eso era posible.

Y hasta el collarcito negro se veía ultra sexy alrededor de mi cuello, y la sola idea de lo que representaba me arrancó otra sonrisita traviesa, ya que en estas últimas semanas mi vida había dado un giro de 180°.

"Pero bueno, -Me dije con un suspiro. -Debo concentrarme, porque hoy es el gran día."

Esto porque hoy sería mi primera ocasión para dirigir al equipo de porristas cómo capitana del equipo, en uno de los partidos oficiales de la escuela.

Claro, desde siempre mi objetivo había sido llegar a ser la No1, no solo por la oportunidad que daba de lucirse frente a todos, sino por el status que representaba. No era lo mismo decir “Allá va una chica guapa mas.”, que decir “Mira, está guapísima y además es la capitana".

Se podría decir que toda la escuela giraba en torno a ese título. O bueno, -Pensé con una mueca traviesa. -Al menos eso quería creer yo.

sábado, 26 de diciembre de 2009

¡Feliz Navidad!

Que se la pasen super, y les cuento que estoy en la edición final de "Mi odioso vecinito 7", el cual subiré en la nochecita. :) Ahora estoy cambiando unas cosas en mi vida, y estaré subiendo un capitulo cada mes, sin falta.

Les mando un besote y gracias por leerme, me pone muy feliz. :)

jueves, 19 de noviembre de 2009

Una timida reportera VS el Malvado Luchador














Primer acto: Mi primera vez... en las luchas.

El bullicio alrededor de la arena era estremecedor, con miles de gentes gritando al unísono el nombre del luchador estelar del momento, la temida “Bestia Satánica”, a la vez que este levantaba a su oponente por los aires y se preparaba para lanzarlo fuera del cuadrilátero, gritando agresivamente en un espectacular despliegue de testosterona.

Y bueno, a mis 23 años nunca he sido fanática de la lucha libre, pero debo confesar que también me encontré gritando de emoción cuando el tipo salió volando por los aires y La Bestia Satánica levantaba los brazos en un gesto de victoria, sonriéndole detrás de su diabólica máscara negra al público que se volcaba desenfrenadamente aclamándolo.

“Ay, Don Juanito, -Le dije muy emocionada a mi camarógrafo, un amable señor de 55 años que Televisa me había asignado para cubrir la lucha y entrevistar a La Bestia Satánica, el cual no dejaba de grabar cada segundo de misma. –Míreme, ¡Hasta me están temblando las manos! Nunca pensé que esto sería así de divertido.”

El sonrió con un gesto paternal. “Y mire usted, señorita Isabel, que le he visto peleas mucho mejores a La Bestia Satánica, esto no es nada comparado con aquellas.”

De repente el publico gritó emocionado, y cuando volteé al ring vi que La Bestia acababa de lanzar por los aires a otro rival, y entonces le pregunté con cierto temor a Don Juanito: “Oiga, y… ¿Usted cree que ese tipo se dejará entrevistar por mi? Según supe, La Bestia Satánica es un luchador muy prepotente y agresivo, y el otro día casi mata a un reportero.”

Don Juanito me miró de pies a cabeza, y con una sonrisa de complicidad respondió: “Señorita Isabel, le aseguro que usted no tendrá problemas en entrevistarlo. A La Bestia Satánica le gustan las mujeres hermosas, y con su permiso, usted está muy linda.”

Me sonrojé inmediatamente. “Ay Don Juanito, ¿Ya ve? Ya hizo que me pusiera penosa.”


“Es solo la verdad, señorita Isabel, en Televisa no hay una reportera tan guapa como usted, y como viene vestida hoy, ¡Uy! Pues mucho mas.”


sábado, 24 de octubre de 2009



Los personajes de este relato están basados en Buffy la cazavampiros. Una chica guapísima que de día es porrista y de noche se dedica a luchar contra vampiros, hombres lobo y todo lo que se le aparezca. Y en esta ocasión va acompañada por Willow, su fiel amiga nerd. Por cierto, algunos de los poderes de Buffy son fuerza sobrehumana, reflejos aumentados y algunas habilidades psíquicas. (En este relato hay sexo anal salvaje y agresivo, dominación y sumisión, fantasía y algo de humor, tratando de recrear en lo posible el espíritu de la serie. :)







1er Acto: La leyenda del demoniaco Jinete sodomizador


Apreté el volante con fuerza mientras el jeep avanzaba por el oscuro camino de terracería, en medio del más siniestro y amenazador bosque.

“Ufff, ¿Siempre será así de tétrico este lugar?” Preguntó Willow con nervios desde el asiento del pasajero.

“No te preocupes, -Le sonreí con confianza. –No pasa nada. El único peligro aquí es ese Jinete demoniaco, y esta noche lo voy a matar.”

Willow se rió y con mucha pena me dijo: “
Buffy, se te olvidó mencionar el resto del nombre del jinete.”

Puse una mueca de incredulidad y dije: “Está bien, el jinete demoniaco sodomizador. ¿Contenta?”

Willow volvió a reírse muy divertida. “Ay 
Buffy, Giles nos ha enviado a cazar vampiros, hombres lobo, fantasmas, brujas… ¡Pero nunca un demonio caliente!”

Me reí también, pero sabía que Willow tenía razón: Las características de este ser demoniaco eran muy peculiares. Según la leyenda, en la noche de cada 25 de Octubre un jinete infernal recorre el bosque hasta que encuentra a una chica guapa, y entonces se la lleva al cementerio cercano, en donde la seduce...

…Y sodomiza.



Y luego el misterioso ser desaparece en el bosque, sin hacerle daño.

Pero había algo que no cuadraba. Según los testimonios, la gran mayoría de las chicas se quedan enamoradas del Jinete, y muchas de ellas hasta han llegado a buscarlo durante las noches, pero sin éxito.

¿Por qué será? Pensé intrigada mientras me mordía el labio, y entonces vi que Willow leía con atención algo en su celular, por lo que le pregunté: “¿Averiguaste algo más acerca de este demonio?”

“Si, -Respondió ella sin despegar la mirada de la pantalla. -Giles me está enviando más información. Resulta que su nombre en vida era Don Juan Vega de Alarcón, un conde de la Nueva España, y al parecer era un tipo guapísimo que seducía a mujeres adineradas y solas para vivir de sus fortunas. Pero un día una de sus amantes se enteró de la verdad y lo mandó asesinar, precisamente mientras montaba a caballo en la noche.”

“¿Y por qué tanto interés en sodomizar chicas?”

Willow se puso pensativa y dijo: “Bueno, quizás es para vengarse de las mujeres, ¿No? El muy pervertido nos odia y desea “castigarnos” con eso”.

“No sé, no me suena muy lógico eso. ¿Hay mas información?”

“Si, -Dijo Willow sonrojándose visiblemente. –Ay 
Buffy, no vas a creer esto…”

“¿Qué?”

“Pues… -Willow se puso aún mas roja. -Es que el ritual que sigue el Jinete es muy elaborado. Una vez que lleva a sus víctimas al cementerio les regala una rosa roja, lo cual es súper extraño porque aquí no hay forma de conseguirlas. Pero en fin, luego toma a la chica en cuestión y la empina sobre una lapida, le pone una capucha negra en la cabeza, le amarra las manos a la espalda, y aquí viene lo más raro…”

Se hizo un silencio dramático.

“Ay por Dios Willow, ¡No te detengas!”

“Pues, es que de alguna forma el demonio hace que sea la chica la que le suplique ser sodomizada.”

Me quede boquiabierta. “¿Segura? ¿Y cómo sabes eso?”

“Bueno, no sé, pero así son los testimonios de las víctimas. Todas coinciden en que no fueron violadas, sino que ellas se lo pidieron a nuestro calenturiento demonio. E incluso mencionan que fue lo mejor que les ha pasado.”

“Wow, eso es... -Dije mientras me echaba aire con las manos. -Bueno, no importa, esta noche será la última vez que ese ser salga a cometer sus maldades.”

Willow sonrió al verme tan decidida y con actitud traviesa me dijo: “
Buffy, ¿Y no crees que vas vestida demasiado… picante?”

Me mordí los labios con coquetería, ya que Willow tenía razón. Como el fantasma solo elegía chicas guapas, me había vestido de forma muy atrevida, con unos coquetos micro shorts negros y una blusita rosa ajustada, que junto a mi indiscreta tanguita negra y mi pelo en cola de caballo me daban una apariencia irresistiblemente sexual.

Sin duda, la carnada perfecta.


“Ay Willow, -Contesté con pena. -¿Y de que otra forma el fantasma va a venir a mí?”

“Bueno, pero déjame decirte que te ves es-pec-ta-cu-lar. Si ese fantasma no cae en la trampa es que es ciego, o gay.”

Nos reímos como tontas ante el comentario, pero entonces vi un letrero que indicaba que nos estábamos acercando al antiguo puente abandonado, el cual era el lugar en el que el Jinete se había aparecido últimamente, por lo que le pregunté a Willow: “¿Ya preparaste la ballesta?”

“Ya, -Respondió ella con orgullo a la vez que tomaba el arma del asiento trasero. – Buffy, ¿Quieres usar las flechas con agua bendita o las que tienen punta de plata?”

“Hmmm. –Puse una carita de indecisión. –Ponme 5 de cada una. ¿Ya tienes listas las estacas?”

“Ya, al 100%.”

“¿Agua bendita? ¿Amuletos? ¿Cruces?”

“Todo listo, 
Buffy.”

“Bueno, -Dije poniéndome un poco seria. –Willow, ahora necesito pedirte algo. Como esta misión va a ser muy peligrosa quiero que te quedes en el Jeep todo el tiempo, ¿Ok?”

“Ay 
Buffy, -Suplicó Willow. -¡Pero quiero ayudarte! Mira, puedo lanzarle una flecha mientras tú lo atacas con la…”

“No, es demasiado peligroso.”

“Ay, pero…”

“Willow, NO. –Dije con carita de reproche. -Pero quédate tranquila, he matado a miles de demonios como éste y no voy a tener ningún problema.”

“Bueno, -Ella se rió con actitud traviesa. –Pero 
Buffy, el problema es que este fantasma no quiere matarte, sino…”

“Ya, ni lo digas.” Respondí con una mueca simpática, y justo entonces dimos vuelta a una curva y nos encontramos de frente con el viejo puente en medio del bosque, el cual tenía un aspecto francamente tétrico, con la techumbre cayéndose a pedazos y madera podrida en todas partes. Lentamente me estacioné detrás de unos árboles y apagué las luces del Jeep.

“Que siniestro se ve.” Dijo Willow susurrando mientras yo tomaba las estacas y las colocaba en un cinturoncito alrededor de mi cintura, y entonces agarré la ballesta y le di una última checada, asegurándome que todo estuviera en perfecto estado. Lentamente abrí la puerta y dije: “Voy a investigar, quédate en silencio, ¿Ok?”

De repente Willow me agarró del brazo y con nervios dijo: “
Buffy, no vayas, me acaba de llegar un mal presentimiento. Hay algo en este lugar, no sé que es… pero tengo miedo.”

“No te preocupes. –Le respondí con un guiño. -Tengo todo bajo control.”

“B.buffy, no…”

“Willow…” Puse una expresión de ligero reproche.

“E.está bien.” Dijo ella sin mucho convencimiento y me soltó, y entonces me puse en marcha hacia el puente con mucho sigilo, poniendo atención a cualquier sonido o movimiento sospechoso mientras empuñaba la ballesta con firmeza.

Y el silencio era sepulcral, y conforme avanzaba el puente y los gigantescos arboles a mí alrededor se veían cada vez más terroríficos, como si supieran lo que estaba por suceder…






2o Acto: La gran Batalla.


Hasta que de repente oí un agitado galopar a la distancia, justo al otro lado de río, pero entre la neblina y la oscuridad no era posible ver nada. Me mordí los labios con excitación y sin dudar apunté la ballesta en esa dirección, esperando que el Jinete hiciera su aparición…

Y vaya si lo hizo.

De entre las sombras salió una visión infernal, un demonio encapuchado y con el rostro a oscuras, montando un caballo que bufaba ruidosamente mientras se acercaba velozmente a mí, clavándome sus terribles ojos rojos.

“¡Buffy!” Gritó Willow mientras salía a toda prisa del Jeep y le apuntaba torpemente su ballesta al espectro.

“¡Willow, regresa al Jeep!” Le grité con preocupación mientras el demoniaco ser seguía acercándose a una velocidad brutal.

“¡No, 
Buffy, te quiero ayudar!”

“¡Willow, MÉTETE al Jeep, es una orden!”

“¡No!” Dijo con terquedad.

Pero no había tiempo para seguir discutiendo. El jinete estaba casi encima de mí y solo tendría una oportunidad para matarlo, por lo que volví a apuntar rápidamente la ballesta en su dirección y mi dedo comenzó a apretar el gatillo. Pero justo en ese momento una flecha pasó velozmente frente a mí, sorprendiéndome. “¿Q.que…?”

“¡P.perdon, 
Buffy, se me escapó el tiro!” Gritó angustiada Willow.

Pero cuando volví a ver al frente se me heló la sangre. ¡El jinete estaba a solo un metro de mí! Con desesperación traté de levantar la ballesta, pero…

Sin darme tiempo a reaccionar unos poderosos brazos me tomaron de la cintura y me levantaron del piso como si nada, acostándome boca abajo en el regazo del jinete mientras su caballo aceleraba violentamente.

“¡S.sueltame maldito!” Grité desesperada mientras trataba de darme vuelta para golpearlo, pero el Jinete era increíblemente fuerte y a pesar de mis forcejeos no logré zafarme, y solo pude ver con impotencia que me estaba llevando cada vez más adentro del bosque, hasta que finalmente llegamos a un viejo cementerio abandonado.

Y una vez ahí el infernal ser me agarró de la cintura y con un gesto brusco me lanzó al piso, pero haciendo uso de mis reflejos felinos logré caer parada a la vez que sacaba una de las estacas de mi cinturón, y con un veloz movimiento lo ataqué…

…Pero para mi sorpresa ya no había nada ahí.

“¿Q.que? -Dije muy confundida, volteando a ver a todas partes. -¿A dónde fue?”

Casi parecía que el Jinete se hubiera desvanecido en el aire, pero yo sabía que no andaría muy lejos, por lo que empuñé la estaca con firmeza y fui avanzando lentamente entre las criptas, atenta a cualquier sonido sospechoso.

Hasta que vi algo que me dejó helada: Sobre una lápida estaba una hermosa rosa roja, tan fresca y colorida que parecía que la hubieran cortado hace unos minutos. Y las palabras de Willow volvieron a mi mente, ya que la rosa era el primer acto del ritual del Jinete.

“Tranquila, 
Buffy, no va a pasar nada. –Me dije con ansiedad mientras volteaba a ver a todas partes. –Sólo es un demonio más.”

En ese momento lo vi.

Al fondo de una hilera de lapidas estaba el espectro, ya sin el caballo y completamente inmóvil, con su pesada capa negra ondulando lentamente en el aire mientras la infernal oscuridad de su rostro se mantenía fija en mi cuerpo. Y sus brazos estaban cubiertos con una armadura de metal con garras en vez de manos, así como unas pesadas botas metálicas con un pico al frente, lo que le daba un aspecto aún más terrible.

“Creo que esto va a ser un poco complicado. -Me dije con una sonrisita desafiante mientras jugaba con la estaca entre mis dedos. –Perdone, ¿Usted es el famoso Jinete Demoniaco que va por las noches sodomizando chicas?”

El infernal ser permaneció completamente inmóvil.

“Por cierto, me encanta la combinación de colores en tu ropa. El negro combina muy bien con… el negro.”

Ninguna respuesta.

“Hmmm, veo que no voy a lograr mucho platicando contigo, ¿No?”

De nuevo silencio.

“En fin…” Me encogí de hombros, y en ese momento me lancé agresivamente contra él, dando veloces estocadas una y otra vez por todas partes, pero el espectro era increíblemente ágil y esquivaba cada uno de mis ataques con facilidad mientras retrocedía, siempre un segundo por delante de mí, casi como si se estuviera burlando de mi lentitud.

Y yo estaba cada vez mas sorprendida.

Nunca había visto nada igual, ni siquiera con los vampiros más poderosos que había enfrentado. Justo cuando creía que podría atinarle, el infernal jinete me esquivaba y se movía al otro lado, o saltaba sobre mí, o desaparecía entre las tumbas.

Hasta que después de varios minutos de frustrante persecución me detuve contra un árbol, respirando agitadamente mientras con una mueca arrogante le decía: “Esta bien, lo reconozco, peleas bien. Pero esta noche el trato es este: Tu mueres.”

El Jinete extendió los brazos en un gesto desafiante.

En ese momento vi una posibilidad, por lo que con agilidad felina agarré la estaca y se la lancé con todas mis fuerzas, apuntándole al corazón.

Pero lo sucedió me dejó helada.

Con un movimiento sobrehumano el infernal ser agarró la estaca en el aire y la tiró al suelo con desdén, a la vez que me hacía una señal de negación con el dedo, provocándome.

“¿Pero cómo…?” Dije boquiabierta, ya que ni siquiera un vampiro hubiera sido capaz de desviar el tiro, y mucho menos agarrarlo en el aire. Pero este no era el momento para reflexionar, así que rápidamente tomé otra estaca de mi cinturón y de nuevo me enzarcé con el Demonio en un mortal baile por todo el cementerio, con la fría punta de mi estaca dando zarpazos en el aire una y otra vez sin encontrar su destino.

Hasta que después de un rato el cansancio comenzó a hacer mella en mí, y con preocupación noté que mi puntería ya no era la misma, ni tampoco mis reflejos. Pero lo peor fue que el diabólico ser también lo notó y comenzó a jugar más agresivamente conmigo, acercándose cada vez más mientras esquivaba mis ataques, hasta que con un movimiento audaz logró ponerse en mi espalda y deslizó lujuriosamente su mano por mi vientre.

Y no sé que me sucedió.

En el momento en que su piel tocó la mía un exquisito latigazo sexual se extendió violentamente por todo mi cuerpo, casi como hubiera agarrado un cable de alta tensión, y sin poder evitarlo me caí al suelo torpemente mientras luchaba por controlar mis gemidos, temblando de excitación. “Ah, ¿Q.qué fue… eso?”

Pero la respuesta era evidente. Ya una vez Giles me había advertido del poder de algunos demonios conocido como “El toque sexual”, el cual podía convertir a la más santa en ninfómana en cuestión de segundos, y el truco solo requería que te pusieran la palma de la mano sobre la piel para activarlo.

Y el espectro sólo me observaba en silencio a la distancia, como si hubiera dejado en claro quién mandaba aquí.

Pero yo le demostraría su error.






3er Acto: Vencida, sometida y...


“C.controlate, 
Buffy, contrólate.” Me dije con una expresión de angustia mientras me levantaba con dificultad, sintiendo como el calor entre mis piernas era casi irresistible y me impedía pensar claramente.

Pero al ver al Espectro tan tranquilo la sangre me hirvió y volví a atacarlo con determinación, persiguiéndolo entre las tumbas mientras él lograba evadirme una y otra vez, hasta que de nuevo esquivó uno de mis golpes y con un gesto claramente sexual volvió a deslizar su mano por mi vientre, lo que instantáneamente me volvió a mandar al piso gimiendo. “Ahhh… D.dios, no…”

Simplemente, era placer en estado ***** inyectado directamente en mi torrente sanguíneo, y puse una expresión de angustia mientras por mi mente desfilaban las mas indecentes y depravadas imágenes sexuales, con mi cuerpo pidiéndome a gritos algún tipo de alivio porque si no me derretiría ahí mismo.

Y sentí miedo por primera vez.

Quizás este era un rival demasiado poderoso para mí.

“N.no... no, no debo rendirme.” Me dije con voz apuros mientras volvía a incorporarme, tratando de luchar contra las reacciones físicas de mi cuerpo a la vez que miraba de forma desafiante al espectro. “¿T.te crees muy listo, no? –Le dije con rencor. – ¿C.crees que vas a sodomizar a una cazadora esta noche?”

Ninguna respuesta.

Cerré los ojos e inhalé profundamente, consciente que todo dependía ahora de un último y decisivo esfuerzo para ganar esta batalla, y si fallaba no habría un plan B.

Entonces grité con furia y usando el resto de mis fuerzas me lancé contra el infernal ser, con la mirada fija en su pecho mientras el mundo a mí alrededor se movía en cámara lenta, a la vez que la punta de mi estaca se acercaba cada vez más a su corazón.

Pero con un movimiento brutal el Jinete esquivó mi ataque, y antes de que pudiera reaccionar me cubrió firmemente la cabeza con una gruesa capucha negra y entre agresivos forcejeos me empinó contra una de las lápidas cercanas.

“¡S.sueltame, maldito!” Grité con impotencia en medio de la más absoluta desorientación, luchando desesperada por darme la vuelta, pero sin darme tiempo a nada las poderosas garras metálicas del espectro me agarraron las muñecas y las amarraron fuertemente en mi espalda, inmovilizándome.

Y yo estaba como loca, respirando agitadamente debajo de la capucha mientras me retorcía contra las ataduras y pataleaba, pero aun faltaba lo peor...

Porque de repente el infernal ser agarró mis shorcitos y con un fuerte tirón me los bajó hasta las rodillas junto con mi tanga, dejando mis firmes nalgas completamente expuestas.

“N.no...” Meneé la cabeza en negación, y entonces sentí que algo duro, grueso y resbaloso se deslizaba entre mis nalgas hasta llegar a mi ano, presionándolo agresivamente pero sin penetrar.

Y de nuevo un brutal latigazo sexual estremeció mi cuerpo, haciendo que me retorciera descaradamente contra la lápida en medio de los mas indecentes gemidos sexuales, sintiendo como el poderoso miembro del Demonio emitía un calor que me quemaba por dentro y que se volvía cada vez mas irresistible. Oh Dios… s.se siente… caliente, su verga… oh Dios.

El Demoniaco ser sabía que mi voluntad se estaba cayendo a pedazos y que todo era cuestión de tiempo, y en ese momento comenzó a frotar vigorosamente la gruesa cabeza de su miembro contra mi apretado agujerito, en deliciosos círculos que crecían y disminuían, preparando pacientemente mi culo para su castigo, hasta que…

No pude más.

Puse una carita de angustia y con voz débil dije: “M.métemela.”

En ese momento el espectro agarró mi cabeza entre sus garras y de forma humillante me obligó a apoyarla contra la lápida, en un gesto que parecía representar mi sumisión, y entonces se acomodó detrás de mí y comenzó a enterrarme su gruesa verga en el culo sin piedad, centímetro a centímetro.

“Ahh, D.dios… ” Me mordí los labios mientras temblaba de excitación, sintiendo como la poderosa anaconda se deslizaba cruelmente entre mis nalgas y la presión en mis intestinos aumentaba cada vez más, hasta que después de algunos agónicos segundos las caderas del espectro se apretaron contra mi cuerpo y supe que me la había metido TODA.

Y la sensación era sublime.

Su miembro parecía que estuviera hecho de fuego, y su calor en mis entrañas me consumía de forma indescriptible, mientras yo arqueaba la espalda y paraba las nalgas desvergonzadamente, pidiendo más con cada gemido mientras mis jugos resbalaban por mi entrepierna.

Y mi castigo comenzó.

Con un movimiento dominante el Espectro colocó su pesada mano en la base de mi espalda mientras con la otra me mantenía mirando hacia abajo, y entonces sus caderas me embistieron agresivamente y comenzaron a bombear mi culo a un ritmo brutal, casi insoportable.

Y yo me retorcí en éxtasis contra la lápida mientras unas gotas de sudor resbalaban por mi rostro, con mi cuerpo sacudiéndose de atrás para adelante con cada acometida mientras mis firmes nalgas recibían su cruel castigo, a la vez mientras mis intestinos eran llenados y vaciados sin piedad. “Ahh… p.por Dios, ahhh…”

Simplemente, el placer era demasiado, y el poderoso golpeteo en mis entrañas me estaba volviendo loca, en una cadencia hipnótica que se multiplicaba al sentir como mi ano se apretaba vigorosamente alrededor de la verga que cruelmente lo profanaba.

De repente oí a la distancia a Willow llamándome: “¡Buuuufffyyyyy!”

Pero yo no podía responder, y entre el infernal calor en la máscara y el terrible abuso que mi culo estaba sufriendo, solo atiné a gemir débilmente: “Ah…”

“¡Buffffyyyyy!” Gritó nuevamente Willow a la distancia, alejándose.

Y mi boca se abría para llamarla, pero no podía encontrar la voluntad para hacerlo. Además, ¿Realmente soportaría que Willow me viera así? Empinada contra una lapida en la postura más humillante y con la cabeza cubierta, atada de manos, y con los shorts en las rodillas mientras un Demonio me la mete por el culo.

N.no creo. Pensé febrilmente mientras el Espectro seguía montándome vigorosamente, con sus caderas dando poderosos martillazos contra mi cuerpo una y otra vez mientras yo abría la boca de forma sexual y pasaba la lengua por mis labios, jadeando tiernamente. M.mas, más… más duro, más… oh Dios.

Y durante casi 15 minutos sólo el sexual sonido de mis firmes nalgas recibiendo su castigo y mis débiles gemidos interrumpieron la paz del antiguo cementerio, hasta que de repente el Jinete se apretó contra mi cuerpo…

…Y su verga comenzó a escupir su diabólica semilla en mis entrañas.

“Oh… Dios.” Gemí mientras pataleaba de forma infantil y apretaba el culo con impotencia, sintiendo como su leche me quemaba deliciosamente las entrañas mientras entraba en cantidades industriales en mi cuerpo. C.como quema… oh D.dios.

Y el infernal ser me mantuvo completamente inmovilizada mientras sus caderas daban suaves pero vigorosos movimientos contra mi cuerpo, terminando de inyectarme su semilla, hasta que finalmente lo logró y con un movimiento brusco salió de mí, cortando entonces mis ataduras para liberarme.

Pero yo estaba demasiado débil para hacer algo, y con pesadez mis brazos cayeron sobre la lápida mientras respiraba agitadamente, sintiendo un exquisito dolor el culo mientras mi ano se cerraba poco a poco y dejaba escapar un hilito de semen.

Y me quedé así durante casi 10 minutos, hasta que…

“Oh… D.dios…” Me dije con la voz entrecortada mientras me quitaba la pesada capucha y respiraba profundamente, casi como si no creyera lo que me acababa de pasar, y entonces agarré los costados de mis shorcitos y con mucha vergüenza me los subí de nuevo junto con mi tanga. “D.debo encontrar a… Willow.” Me dije mientras caminaba vacilante entre las tumbas, sintiendo una indescriptible sensación de llenura en mi estomago.

Y apenas había avanzado unos cuantos metros, cuando oí una voz familiar.

“¡Buuuufffyyyy!” Gritó Willow al verme mientras corría con agitación hacia mí. Pero cuando me vio tan despeinada y sucia se detuvo y con miedo me preguntó: “¿Estas bien, 
Buffy?”

“Y.yo…” Intenté decir.

La expresión de Willow cambió de golpe. “N.no, no me digas que el Espectro te…”

“N.no, no seas tonta. -Dije con una sonrisa fingida. –Ya lo maté.”

Willow me abrazo fuertemente y con voz tierna me dijo: “Que bueno, tenía mucho miedo. Pensé que este espíritu sería demasiado hasta para ti.”

“N.no te preocupes.” Le respondí con una expresión de confianza. “Ya no existe.”

Willow sonrió de forma simpática y me dijo: “Si, lo sabía. Tú eres la mejor. Vamos al Jeep, ¿Ok? Lo dejé aquí cerca. Por cierto, ¿Quieres unos hot cakes?”

“¿Hot cakes? ¿Qué…?”

“Perdona, -Dijo con mucha pena. –Es que cuando estoy nerviosa digo incoherencias.”

Me reí ante la ocurrencia y di unos pasos tras de ella, pero inmediatamente sentí algo de dolor y puse una mueca, por lo que Willow me preguntó: “¿Buffy, estas bien?”

“S.si, es que… -Mentí descaradamente. -En la lucha el Jinete me arrojó contra un árbol. ¿P.podrías traer el Jeep aquí?”

Willow sonrió emocionada y dijo: “¡Claro! Espérame, voy por el.”

Con apuros me senté en una piedra cercana y recordé en detalle lo que acababa de pasar, y mientras más lo pensaba más me recriminaba a mi misma: “¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Cómo dejé que un Demonio me hiciera esto?”

Pero en ese momento una ligera brisa pasó junto a mí, y no sé por qué, pero cuando volteé hacia abajo…

…Ahí estaba la hermosa rosa roja.

Y sin poder evitarlo sonreí.

martes, 29 de septiembre de 2009

La peor blogera del mundo!

Lo se, soy yo. :( Es que ultimamente la vida me tiene corriendo, y no logro terminar una cosa cuando ya tengo 3 mas que hacer. Pero volveré, siempre vuelvo. :)

jueves, 9 de julio de 2009

Entrevista picante. :)

Les quería mostrar una entrevista que me hizo el HombreFX en Todorelatos.com. Espero les guste, porque a mi me encantó andar respondiendo intimidades. :) :



Pues aquí está la entrevista hot de gataenpatines, donde conoceremos el lado íntimo y sexual de la autora más querida, y hasta tal vez envidiada por muchos y muchas, pero que en cada relato demuestra porque es de las más talentosas de la página.


Gataenpatines es una mujer que en cada uno de sus relatos nos muestra con gran naturalidad todo el erotismo que tiene, y es por eso que agradezco que aceptara ayudarme con este texto, respondiendo cada pregunta con su inigualable estilo, como ella misma dice con sus propias palabras:


"Hola todos, pienso contestar estas preguntas con honestidad brutal, con la idea de que vean mis ideas y vivencias frente al sexo y entiendan mejor lo que plasmo en mis relatos. Aclaro, no pretendo actuar como la Diosa del sexo ni nada por el estilo, solo espero se pasen un buen rato leyendo esto como yo me divertí respondiéndolo."


0. ¿Cómo eres físicamente?

Tengo 29 años, de mediana estatura y complexión delgada, aunque con curvas definidas. Mi cabello es negro y me llega hasta los hombros, mis ojos son de color café, y mi rostro tiene algunas facciones infantiles (Porque a veces parezco de 15 jaja). Tampoco soy una top model, pero sí de esas chicas que definitivamente llaman la atención, y debo confesar que en ese aspecto soy algo vanidosa.


1. ¿A que edad empezó tu vida sexual?

Desde chica fui muy coqueta y supe del efecto que tenía en los hombres, y gracias a eso perdí la virginidad a los 13 años con un chico de 17.


2. En tus relatos te vemos como una chica muy ardiente ¿Cómo te consideras en la intimidad?

Uff, mi mente siempre anda a mil, le veo el lado erótico a todo. Soy muy atrevida en la cama, y me fascinan los momentos de sexo duro y agresivo alternados con algunos momentos de besos y abrazos suaves. También me encanta decir y que me digan cosas sucias al oído, y los juegos de rol y con disfraces son mi máximo. Entre mis favoritos están, obvio, los de colegiala, maestra y Gatubela.


3. ¿Qué necesita tener o hacer tu pareja para que sea un buen amante?

Imaginación, buena condición física y una cierta actitud dominante.


4. Físicamente, ¿Cómo te gusta un hombre y una mujer?

Me gustan los hombres fuertes y grandes, de espaldas anchas y buen trasero. Eso sí, odio que lleven bigote o barba, prefiero que tengan un look mas "moderno y elegante". Y me encanta el cabello negro.

En el caso de las mujeres, si bien puedo apreciar la belleza de otra chica solo me atrevería a algo si siento "algo" más que solo lujuria física. Su personalidad sin duda es el factor determinante, no tengo alguna preferencia en particular respecto al físico.

Pero aclaro, es raro que me fije en otra mujer. Tiene que ser muy especial para que eso suceda.


5. Hay muchas chicas que discuten en cuanto al tamaño del pene, que si más grande o más grueso es mejor. Para ti, ¿qué tanto te importa el tamaño del pene?

Me ha tocado ver de todo, y creo que los más prácticos y ricos son los medianos. Aunque finalmente todo eso es un factor secundario, lo importante es la habilidad del chico para usar su instrumento.


6. ¿Alguna vez has estado con hombres y mujeres maduras?

No, pero si me llamara Harrison Ford no le diría que no. (¡Me fascina!)


7. En lo sexual. ¿Qué prefieres; hacer el amor o tener sexo?

Los dos son importantes. No siempre se puede tener sexo primitivo y animal o hacer el amor de forma tierna y delicada. Son dos sabores necesarios de una misma receta: Disfrutar del erotismo.


8. Muchos creen que siendo escritores de relatos eróticos estas personas son adictas al sexo. ¿Tú te consideras adicta al sexo?

Si, lo soy, pero quiero aclarar que no voy por la vida seduciendo a cuanto tipo conozco. Más bien quiero señalar que mi actitud ante la sexualidad es muy intensa, y esto va a todos los aspectos de mi vida, desde elegir mi ropa antes de irme a trabajar hasta tener una noche de sexo puro y desenfrenado.


9. Como la chica ardiente que vemos que eres a través de tus relatos ¿te gusta masturbarte, lo haces seguido?

Si, sobre todo cuando escribo o leo algún relato, porque eso me prende muchísimo.


10. Siendo una chica tan atrevida ¿te gusta la pornografía?

Me encanta, es una deliciosa fuente de inspiración. Veo de todo, desde películas eróticas hasta secuencias hardcore.


11. ¿Tienes a algún actor o actriz favorita de este tipo de películas?

Adoro a Rocco Siffredi, me fascina como somete a las actrices en sus películas y les hace de todo. Evidentemente, me encantaría que me hiciera todo eso a mí también.


12. Si alguien te propusiera entrar al mundo de las películas pornográficas ¿Aceptarías?

Al menos lo pensaría si la oferta fuera arrebatadora.


13. ¿Cómo te gusta el sexo: duro o suave?

Duro, duro y más duro. Adoro sentirme sometida por mi hombre mientras abusa salvajemente de mí y me doma. Aunque también deben existir los momentos tiernos y románticos durante esa misma sesión, si no pierdo el interés.


13. ¿Alguna vez te grabarías o te fotografiarías mientras tienes sexo con tu pareja?

Si, lo he hecho, es una diversión tremenda verme haciendo cosas que no debería.


14. ¿Qué parte de tu cuerpo te crees que atraigan más a las personas?

Mi rostro y las piernas, es una combinación que no me ha fallado nunca. Bueno, casi nunca jaja.


15. Para ti ¿que es el orgasmo?

Lo máximo, una sensación sublime que me hace perder el sentido del tiempo, una exquisita agonía.


16. ¿Has llegado a fingir un orgasmo alguna vez?

Sí, me declaro culpable, en algunas ocasiones que no he estado tan inspirada y por comodidad he recurrido a ese truco para terminar todo rápidamente.


17. ¿Cuál es la zona erógena de tu cuerpo? ¿La parte en donde te inician en el orgasmo?

El clítoris sin duda, no veo algo comparable. Pero también me fascina cuando me muerden el cuello, me aprietan los pechos o me acarician las piernas. Y si me lengüetean y besan la espalda me vuelvo loca.


18. ¿Tu beso favorito?

Me gustan los besos de lengua, pero que tengan una actitud desesperada y voraz. Me aburro con los "besitos".


19. ¿Qué prenda te gusta mas usar cuando sales con alguien?

Una linda tanguita negra es básica.


20. ¿Y para dormir?

Tengo un conjunto de shorcitos y blusitas de seda que me fascinan, aunque a veces me da calor en la noche y me los quito.


21. ¿Eres una mujer de muchas fantasías sexuales?

Siempre, mi mente tiene la palabra "Sexo" grabada con fuego en ella. Me fascinan los disfraces, y por ejemplo, a veces me visto de colegiala y actuó toda inocente, esperando mi "castigo". Luego me visto de Maestra y ando regañando a mi Alumno, o de Gatubela y me pongo súper perversa. Pero la palabra clave es la variedad, trato de jugar siempre a cosas diferentes.


22. ¿Qué fantasía sexual desearías realizar?

No me he atrevido aun a tener una relación con un Amo profesional, pero me imagino que sería interesante la experiencia. Aunque sin violencia, no me gustaría algo demasiado "extremo".

¿Vieron la película de Kubrick "Ojos bien cerrados"? Hay una escena en una Mansión en donde salen unas chicas desnudas usando mascaras. Bueno, una de mis fantasías es que soy una de esas chicas y vivo una apasionada aventura con uno de los "clientes", con intriga y misterio de por medio ya que él nunca se quita la máscara.


23. ¿Cuál es el lugar más raro donde has tenido sexo?

En un baño, durante una fiesta.


24. ¿Gimes mucho a la hora del sexo?

Ufff si, me encanta gemir tiernamente mientras me hacen cosas muy XXX, aunque a veces me pongo más aceleradita. También la respiración es importante, me gusta enfatizarla y jadear mientras todo sucede.


25. ¿Cuál es tu posición sexual favorita para la penetración?

Me encanta estar boca abajo contra la cama y tener a mi hombre sobre mí, penetrándome agresivamente mientras me dice cosas al oído y me besa el cuello, todo esto mientras usa sus brazos para sostener mi cabeza.


26. ¿Y para el cunnilingus?

Boca arriba en la cama mientras él me come, y adoro agarrarlo del pelo mientras lo hace. Otra postura que me fascina es sentarme en su cara y frotarme contra su nariz y barbilla, lo podría estar haciendo durante horas.


27. ¿Te gusta hacer la garganta profunda?

Lo he intentado pero no lo he logrado aun, aunque soy optimista y sigo practicando.


28. En el sexo, ¿Cuál crees que sea tu máxima cualidad, que te hace única?

La imaginación, creo que conmigo es difícil aburrirse.


29. Cuando un hombre eyacula, ¿en donde te gusta más que se vengan sobre ti?

Creo que el momento en que un hombre eyacula adentro de una mujer se establece una comunicación intima entre los dos, en los cuales el efectivamente él la hace suya. Adoro entonces que sea siempre adentro de mi cuerpo, vaginal o analmente. Pero si tiene que ser afuera me fascina que sea en mi espalda.


30. ¿Te gusta el sexo sin condón?

Me prende muchísimo, sobre todo por el factor psicológico de sentirme sometida al saber que el semen de mi pareja se queda en mi interior. Aunque debo aclarar que soy muy rigurosa con el sexo seguro, solo accedo a eso cuando mi confianza en mi pareja es total.


31. ¿Cómo te gusta más el sexo: en pareja, en trío o en orgía? En pareja, creo que 3 son demasiados. Aunque una nunca sabe…


32. ¿Cual ha sido la mayor cantidad de personas con las que has tenido sexo y en donde?

Nunca he participado en una orgia, pero quizás algún día me anime.


33. ¿En que lugar público nunca tendrías sexo?

Creo que en una Morgue, eso sería demasiado extremo hasta para mí.


34. Si alguien te pagara por tener sexo contigo ¿aceptarías?

Si fuera una cantidad arrebatadora y estuviera segura de no ser descubierta, sí.


35. ¿Te gusta usar juguetes sexuales?

Si, son deliciosos cuando son usados por manos expertas. Y tengo uno en especial, un vibrador plateado, que me ha dado muchísimos momentos increíbles. Ufff, casi siento que lo amo.


36. A tu parecer ¿cual es la diferencia de un relato contado por una Chica de 13 años mencionando su primera vez con un hombre de 24 años y la del mismo relato pero esta vez contado por el hombre?

Creo que en ambos casos seria un relato sumamente interesante, aunque desgraciadamente en ambos casos el relato seria censurado por la doble moral de la sociedad. Y si el relato lo narra el hombre, peor, hasta seria quemado por la Inquisición. Esto porque la sociedad aplaude que un chico de 13 años pierda su virginidad con una chica mayor, pero se horroriza si es una chica de 13 años la que se atreve a algo con un tipo mayor, como si ella no tuviera derecho a disfrutar del sexo.

En fin, faltan muchas batallas por luchar como sociedad para aceptar eso. Odio la doble moral.


37. ¿Que tipo de lencería es tu preferida?

Me encantan las tanguitas negras delgaditas, cuando quiero seducir esa es mi arma de elección.


38. ¿Que es lo que más te atrae en un hombre?

Que tenga clase, elegancia, un buen sentido del humor y cierta actitud dominante. Digamos, algo así como Harrison Ford.


39. ¿Cuales son tus mejores armas y tácticas para atraer a un hombre?

Con una mirada y algunos jugueteos sutiles puedo seducir prácticamente al que quiera. Y si eso falla tengo un arma secreta: Sonreír. Bueno, casi siempre funciona, ¿No? Jaja.


40. Si tuviera la dicha de conocerte ¿que torpeza de mi parte haría que perdieras todo el interés en mí?

Que no actuaras de forma ligeramente dominante, me aburro si son demasiado serviles conmigo. Necesito ver la seguridad en un hombre para sentirme atraída a él.


41. ¿Bajo qué circunstancias te parecería excitante ser abordada por un extraño al grado de entregarte al todo por el todo?

Si el tipo es físicamente atractivo para mi (No tiene que ser un galán de Hollywood, aclaro.) y su plática, gestos y actitudes me prenden podría suceder cualquier cosa. La clave es la confianza que me transmita.


42. ¿Que es lo que más te gusta hacerle a tu pareja en la intimidad y que es lo que prefieres que él te haga?

Me encanta gemir y decirle cosas sucias al oído mientras me somete, y me fascina cuando el usa su boca en mi, comiéndome desde los dedos de los pies hasta mi cuello


43. ¿cuales son limites en tu sexualidad?

No me atrevería nunca a realizar algo de Zoofilia, la idea me da un miedo tremendo. Tampoco cosas como la lluvia dorada o juegos intensos de ese tipo, no son para mí. Y cosas violentas tampoco.


44. ¿Te tragas el semen o no al hacer sexo oral?

Me gusta tragármelo, el sabor no me disgusta en absoluto y el factor psicológico de hacerlo es delicioso (Me hace sentir esclava, cosa que me prende muchísimo.)


45. ¿Algo mas sobre ti y el sexo que te gustaría agregar u otra(s) pregunta(s) sobre este tema?

Bueno, me encantaría saber también que tipo de cosas hacen las demás personas, así que si alguien desea responder este cuestionario y enviármelo a mí email me hará muy feliz.


Gracias por esta entrevista Gataenpatines, sin duda algunas eres y siempre serás parte importante de esta pagina. Un verdadero honor y privilegio que compartieras con nosotros, y especialmente conmigo a través de mis preguntas, tus pensamientos, sentimientos e ideas.

lunes, 22 de junio de 2009

Esclava de mi Psicóloga

Este es el primer capítulo de la historia de Alejandra, una chica tierna y linda que tiene un gran problema: Es MUY tímida. Un buen día sus Padres la envían con su psicóloga escolar, la Dra. Ana Álvarez (La cual es, por cierto, guapísima.) con la esperanza de curarla. Pero desgraciadamente no todo sale como lo planearon…
(En este relato hay juegos de D/s, hipnosis, exhibicionismo, sexo oral, face sitting y hasta un perverso beso negro.)



1er Acto: La sesión de Hipnosis.



Me desperté lentamente en el diván, sintiéndome algo mareada. "Oh Dios, ¿Donde estoy?"

Con dificultad volteé a ver a mí alrededor hasta que después de unos segundos pude reconocer el consultorio de mi psicóloga escolar, la Dra. Ana, y al verla sentada a mi lado me tranquilicé muchísimo.

"¿Te sientes mejor, Alejandra?" Me dijo suavemente mientras me acariciaba la frente.

"S.si, creo que sí. ¿Qué pasó?"

"Nada, -Dijo con una sonrisa.- Solo estas despertando de la sesión de hipnosis que tuvimos."

“Ana, con esta ya van 13 sesiones. ¿Crees que… ya estoy curada?”

“De hecho, Alejandra, tu timidez va retrocediendo y estamos muy cerca del objetivo. Pero déjame terminar de anotar unas cosas y en un segundo te cuento lo que sucedió, ¿Va?”

“Si, la espero.” Le respondí mientras me volvía a acostar en el diván, emocionada con la idea de que por fin dejaría de ser tan tímida y así podría platicar con alguien sin ponerme roja, tartamudear o salir corriendo en pánico. Mi vida por fin sería lo que yo quería que fuera, y todo se lo debía a ella…

Ana.

Suspiré suavemente y me puse a recordar cómo había sido el proceso de mi tratamiento…

Y sin duda, la clave había sido la gran química entre las dos. Ana siempre era muy amable y paciente conmigo, y yo estaba fascinada con su clase y elegancia, además de su finísimo sentido del humor. Y con el paso de las semanas nuestra relación se había vuelto cada vez más cercana, al grado que ya me estaba atreviendo a contarle mis más íntimos secretos, y ella siempre me escuchaba con la más absoluta atención, como si yo fuera algo interesantísimo por descubrir.

Aunque había algo que me tenía con la curiosidad a mil: ¿Por qué no tiene novio, si está guapísima?

Bueno, más que guapa Ana era espectacular , ya que a sus 28 años tenía una figura estilizada pero curvilínea, con largas piernas torneadas que remataban en un trasero redondito y firme, el cual conectaba con una cinturita de avista que no le había visto a nadie. Y aunque sus pechos no eran exuberantes, estaban perfectamente proporcionados para su cuerpo…

Pero su rostro era lo mejor, ya que su precioso cabello café le caía hasta los hombros y enmarcaba perfectamente sus expresivos ojos color avellana, ligeramente rasgados, que junto con su nariz finita y labios coquetos le daba un aspecto tierno pero sexy, algo así como una mezcla lolita-femme fatale.

Casi una top model.

Y ese día ella iba vestida de una forma un poco más sensual que de costumbre, con un vestidito ajustado negro que se le pegaba al cuerpo de forma casi indecente y que dejaba un atrevido escote al frente, logrando que fuera casi imposible no mirarla.

Y eso estaba haciendo yo de forma obvia, fascinada viendo como su cabello se mecía con el viento de la ventana, hasta que de repente ella volteó en mi dirección y de forma evidente volteé la cara al otro lado, sonrojándome. Pero Ana no me recriminó nada y sólo dijo: "Bueno, Ale, hoy estuviste casi 1 hora bajo hipnosis, pero creo que comienza para ti una nueva vida."

"¿Una hora? Wow, realmente tenía muchos traumas acumulados." Respondí tratando de hacerme la simpática, pero entonces, al sentir el aire del ventilador directamente sobre mi cuerpo me di cuenta de algo…

Estaba completamente desnuda.

"P...pero..." Dije muy asustada, mirando de un lado para el otro, sin explicarme como era que mi ropa había desaparecido en un instante. “¡P.pero si hace unos segundos estaba vestida!”

"Relájate Alejandra, no pasa nada, -Dijo Ana sin poder contener una sutil sonrisa.- Esto solo es una consecuencia de lo que pasó en la hipnosis."

Puse una cara de angustia e inmediatamente me cubrí con las manos. “P.pero, ¡¿Y mi ropa?!”

Entonces sucedió algo que me asustó aun más.

Comencé a sentirme muy, muy caliente, como nunca en mi vida, y sin poder evitarlo mis manos se apretaron contra mi sexo y comencé a masturbarme furiosamente en el diván. "U...uf....ah… mmmm." Gemí mientras me retorcía de placer, tratando de controlar mis dedos pero sin éxito.

Ana se levantó de su asiento y caminó lentamente a mí alrededor, mordiéndose los labios con expresión de travesura. "Alejandra, ¿Sucede algo?"

"Ah… Mmmmm… N.no se... mis dedos no me... hacen caso."

"Detente."

Como por acto de magia mis dedos se detuvieron, y me dejé caer pesadamente en el diván, respirando agitadamente mientras temblaba de nervios. "Ay D.dios…" Tartamudeé apenadísima por lo que acababa de hacer. “Q.que pena, Ana, te juro que yo no…”

"Tranquila, -Me respondió ella mientras me acariciaba la frente. -¿Recuerdas que te dije que hoy comenzaba una nueva vida para ti?"

"¿U.una nueva vida?"

Ana se sentó junto a mí y con la voz más sensual del mundo me dijo: "Alejandra, te explicaré todo pero antes quiero que hagas algo por mí. ¿Me traerías un refresco de la tienda que esta junto a la cancha de fútbol?"

"P.pero... Ana, ¿Y mi ropa?" Le dije sin atreverme a mirarla.

"Ah, tu ropa. Te confesaré algo: Como no me gustaba nada la tiré."

Sentí entonces una rabia tremenda al oír tan descarada confesión. ¡¿Quien se creía ella para tirar mi ropa?! “¿Ana, porque…?”

Pero ella solo tuvo que decir una palabra: "Tócate."

De golpe sentí un mareo, e inmediatamente mis manos volvieron a apretarse entre mis piernas. "Ah… N.no… mm… n.no…"

"Alejandra, no te sientas mal, si tiré tu ropa es porque te compré algo. Ahora, por favor revisa la bolsa rosa en la esquina."

Mis dedos se detuvieron y me quedé inmóvil durante unos segundos, respirando agitadamente mientras una gota de sudor resbalaba por mi rostro. Dios mío, ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué no me obedecía mi cuerpo?

Y la respuesta me llegó como balde de agua fría: ¡La hipnosis! ¡Eso había sido, de alguna forma Ana la había usado para controlarme!

Volteé a ver a Ana con furia en la mirada, sintiéndome traicionada y con ganas de golpearla. “¿P.pero como te atreviste? ¿Q.quien crees que eres para…?”

“Alejandra, por favor, no me obligues a ordenarte algo desagradable. –Dijo Ana con seriedad a la vez que caminaba hasta su escritorio y se sentaba sensualmente en la esquina.- Ahora, ve a revisar lo que hay en la bolsa rosa. ¿Ok?”

Apreté los puños con impotencia pero sin atreverme a nada, porque sabía que ella tenía la sartén por el mango. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo podría salir de esta situación? Pero no se me ocurría nada, así que con mucha irritación fui hasta la bolsa y la abrí con un gesto desafiante, pero cuando vi lo que había en su interior me quede helada: Ahí estaba una micro faldita de colegiala roja junto con una blusita blanca delgadita, sin duda, la combinación más indecente posible.

“¡Ni loca me voy a poner esto!” Dije con mucha vergüenza mientras sostenía con miedo la faldita, que cada vez parecía más pequeña. “E.esto es una estupidez, e.es una…”

Pero Ana estaba fascinada con mi reacción, sonriendo como niña mientras me hacía señas de que siguiera buscando. “No te detengas, Alejandra. Aun hay mas.”

Suspiré resignada y volví a esculcar los contenidos de la bolsa, y entonces encontré algo aun peor: Escondida debajo de unos tenis y calcetines blancos estaba una micro tanguita blanca de hilo dental, la cual parecía sacada del catalogo mas depravado de Victorias Secret.

"Ay Ana, ¡No! –Dije poniéndome roja.- E.esta ropa es… ay Dios, no, no me atrevo. Por favor, no me hagas que…"

"Póntela, Alejandra. Estoy segura que te va a encantar cuando la pruebes."

“P.por piedad, Ana, mira que…”

“PONTELA.”

“E.esta bien, -Dije apretando los puños con impotencia. -¡T.tu gAnas! Me pondré la maldita ropa. ¡¿Contenta?!”

“Mucho.”

Con mucho coraje tomé la tanguita blanca y comencé a subirla por mis piernas, pero cuando el delicado hilito se deslizó entre mis nalgas no pude evitar poner una carita simpática y di un saltito. “Uy.”

Ana sonrió de forma obvia al ver mi gesto, y al verla tan divertida me sentí la más idiota del mundo, por lo que de forma seca le dije: “¿Podrías voltearte, Ana? Me siento incomoda si me ves mientras me visto.”

“No. -Dijo ella mordiéndose los labios con coquetería. -A propósito, que lindo se ve tu traserito con la tanguita.”

Estúpida…

Con mucha indignación agarré la faldita y me la puse rápidamente, tratando de darle el menor show posible a Ana, pero cuando la diminuta prenda estuvo en su lugar confirmé mis peores sospechas: Los perversa prenda apenas si cubría la mitad de mis nalgas, y para empeorar las cosas se levantaba alegremente a la menor oportunidad.

Pero Ana parecía muy complacida con el resultado, porque con un delicado gesto me indicó que siguiera.

Sintiéndome cada vez mas humillada tomé la blusita y me la puse, y cuando vi que dejaba mi cinturita completamente expuesta puse una expresión de ironía, ya que las cosas evidentemente no me saldrían bien hoy. Suspiré resignada y finalmente me puse los tenis blancos, y en ese momento Ana se acerco de nuevo.

“¡Te ves guapísima, Ale!” Me dijo con un tonito pícaro mientras deslizaba sus dedos en mi cabello para hacerme una cola de caballo. “Te ves muy, muy linda.”

"Por favor, Ana... no me obligues a esto..." Dije con timidez.

"No quiero oír quejas, Alejandra. -Me respondió implacable. -Ahora, quiero que camines hasta el espejo detrás de la puerta del closet para que te veas en el."

Caminé sin mucho entusiasmo hacia el espejo, pero cuando me vi en él sentí una descarga de adrenalina por todo mi cuerpo: Me veía como la colegiala mas zorra de la escuela, la típica colegiala caliente que quiere con todos, y con el perverso atuendo dejando poco a la imaginación aunque…

…Increíblemente sexy.

Y solo atiné a morderme los labios, con mil emociones contradictorias dando vueltas por mi cabeza.

"Sabía que te iba a gustar el resultado. -Dijo Ana en mi oído mientras ponía sus manos en mis hombros. -Mira, sé que has de estar muy molesta ahora. Ve a traerme mi refresco y cuando vuelvas te explicare como están las cosas, ¿Ok?"

Al oírla tan calmada y “En control” volví a sentirme muy irritada, por lo que me di la vuelta para confrontarla y con un gesto agresivo le dije: “¡Está bien, ¡Iré por tu maldito refresco! Pero cuando regrese vas a tener que explicarme TODO.”

Y sin darle tiempo a nada salí del consultorio azotando la puerta y caminé rápidamente por los pasillos de la escuela, a la vez pensaba una y otra vez en lo que acababa de suceder. ¡Maldita sea! Ana, ¡¿Cómo te atreviste a hacerme esto?! ¡Yo confiaba en ti! Ay… ¿Por qué, porque, porque?



2o Acto: Expuesta frente a todos.



Estaba tan enojada que perdí el sentido del tiempo y la dirección, caminando por mil pasillos hasta que de repente llegue al patio de la escuela y me quedé helada: El lugar estaba lleno de chicos, y TODOS tenían sus lujuriosos ojos puestos en mí.

“Oh Dios…” Me quede petrificada, con el corazón latiendo a mil por hora.

Y la cosa se puso peor, porque los murmullos a mi alrededor comenzaron a ser cada vez más fuertes y atrevidos: “¡Guapísima!” “¡Que piernas, que cara!” “Mi amor, ¿A dónde vas así?” “Que nalguitas, la estaría montando toda la noche.”

Y para empeorar las cosas mi cuerpo comenzó a excitarse de forma primitiva, como si estuviera en celo, a la vez que mi respiración se aceleraba y mis pezones se marcaban sensualmente contra mi blusita.

“Uff…” Me mordí los labios con ansiedad, y mi preocupación creció aun mas al ver que la tienda estaba hasta el otro extremo del patio, a miles de kilómetros de distancia y con un mar de gente de por medio.

Pero sabía que tenía que lograrlo, y entonces apreté los puños con determinación y comencé a caminar entre la multitud hacia la tienda, tratando de mantener la vista fija en mi objetivo.

Pero mi cuerpo parecía tener vida propia, y con cada paso mis caderas se movían sensualmente de un lado para el otro, y en ocasiones hasta daba coquetos saltitos, levantando la faldita para deleite de todos.

Dios mío, ¡Me he de ver súper estúpida caminando así! Pensé angustiada mientras veía las reacciones y piropos lujuriosos de los chicos a mí alrededor, y entonces aceleré el paso hasta que finalmente logré llegar corriendo a la tiendita, en donde me formé rápidamente en la fila y respiré aliviada.

Pero de repente una bandita de chicos “Heavy Metal” se acercó a mí y de forma atrevida me rodeó, aislándome de la fila. "Hola mamita, ¿Vas a comprar algo?" Me dijo uno de los chicos, un rubio de pelo largo, vestido de cuero negro y con apariencia desaliñada, que por su actitud parecía ser el líder del grupo.

"No, vengo aquí a ver el paisaje." Le contesté de forma déspota, cosa que hasta a mi me sorprendió, y con una temeridad que desconocía lo hice a un lado y volví a formarme.

"¡Pero miren a la niña, que agresiva! –Dijo el tipo mientras volvía a ponerse frente a mi.- Pero ya en serio, ¿Que quieres de la tienda? Yo te lo compro, mamita."

“Nada, estúpido, ¡Solo déjame en paz!”

Pero el chico seguía de necio y se ponía cada vez más agresivo, hasta que de repente se acercó por detrás de mí y me dijo al oído: “¿Me dejas decirte que tienes unas nalguitas deliciosas?”

Y no sé que me sucedió, pero al sentir como se pegaba contra mi espalda sentí un latigazo de adrenalina y le di una cachetada tan fuerte que el tipo cayó al suelo de forma grotesca. “¡Suéltame estúpido!”

"Pendeja... –Dijo el tipo con actitud rencorosa mientras que de un salto se levantaba. - Pero pronto tus nalguitas van a ser mías. ¿Oíste? A propósito. ¿No es tu nombre Alejandra? Te he visto en la clase de matemáticas y no pensé que fueras tan caliente, mi amor."

El oír mi nombre me dejo helada. Fue una súbita vuelta a la realidad, y durante unos segundos cerré los ojos mientras los remordimientos daban vuelta vorazmente por toda mi mente.

Pero a pesar de todo mi cuerpo me daba claras señales de que estaba disfrutando su nueva aventura. Mis pezones seguían súper firmes, marcándose descaradamente por debajo de mi blusa. Mi respiración era evidentemente sexual, y mis nalgas se apretaban con fuerza contra el pequeño hilo dental de mi tanga, como si se lo quisieran comer. Y ni que decir que estaba empapada…

"Vámonos, dejemos a la niña comprar su refresco." Dijo finalmente el rubio mientras se alejaba con su banda, y con el corazón latiéndome a mil pagué el refresco y sin importarme nada corrí de vuelta al consultorio de Ana.


3er Acto: Sometida.


Entré al consultorio y con violencia cerré la puerta, respirando agitadamente mientras Ana me sonreía con picardía sentada en la esquina de su escritorio.

"¿Y bien?"

Enojadísima azoté la lata sobre el escritorio. “¡Ahí tienes tu maldito refresco! Lograste tu cometido, ¡TODO mundo me vio andar por ahí casi desnuda!”

Pero Ana era toda calma y tranquilidad, y con un sensual tono de voz me dijo: "Esas no son las palabras que quiero oír de ahora en adelante, Alejandra, ¿Entendido?"

De repente, y con un gesto casi “inocente”, se acomodó en el borde del escritorio de tal forma que su faldita se levanto apenas unos centímetros, mostrando la parte inferior de su coqueta tanguita morada.

Y no sé que me sucedió, porque mi mirada se dirigió a ese lugar y me quede atontada, deseando con toda mi alma apretar mi boca entre sus piernas, hasta que de repente me di cuenta de mi comportamiento…

…Y me aterroricé.

¡¿Pero que me estaba pasando?! ¡¿Me estaba sintiendo atraída ahora por Ana?! No, Dios mío, ¡No! Me cubrí la cara con las manos y meneé la cabeza en franca negación, pero Ana se acercó lentamente y sujetó mi rostro entre sus manos, obligándome a verla a los ojos. “¿Todo bien, Ale?”

“S.si, y.yo no…” Tartamudeé torpemente, poniéndome roja de la vergüenza. Cerré los ojos y traté de concentrarme en la idea de que todo esto era a causa de la hipnosis, pero fue inútil. El estar cerca de Ana me estaba alterando muchísimo.

"Siéntate en el diván, Alejandra, -Me dijo ella con un gesto sensual.- “Te diré como será tu vida de ahora en adelante."

Obedecí sin dudar y en un segundo ahí estaba, recostada.

Ana caminó sensualmente a mí alrededor antes de decir algo. "Mira Alejandra, te confieso que me gustan las mujeres, aunque eso creo que ya lo sospechabas."

Y de repente comenzó a quitarse lentamente el vestido negro…

"Pero tengo un problema. Veras, ser lesbiana en una ciudad tan pequeña como esta es... bueno, muy difícil. Además, yo soy una mujer muy especial. Mis requerimientos son bastantes, no cualquier chica me sirve para mis propósitos."

Y ella continuó desvistiéndose hasta que se quedó solamente con la diminuta tanga morada y unos zapatos de tacón, y de forma irresistible mis ojos quedaron esclavizados en la espectacular visión sexual de su cuerpo: Piernas largas y torneadas, piel suave y deliciosamente aceitada, cinturita de avista, pechos pequeños pero definidos, nalgas firmes y poderosas, cabello largo y suave, y un rostro tan hermoso que hacía que te derritieras al verlo.

Un suave gemido se escapó de mis labios.

Básicamente, -Ana continuó diciéndome con una sonrisita traviesa.- Necesito una niña sumisa pero con calor en el cuerpo, que sea un poco loca pero dispuesta a servirme en todos los aspectos. Y esa eres tú."

"P.pero... yo no… -Puse una carita de nervios. -Ana, a mi no me atraen las... mujeres."

Ella se inclinó y me dijo al oído: "Mira Ale, no creo que seas lesbiana al 100%, pero desde que comenzamos la terapia he notado como me miras cuando crees que no estoy viendo. Y en la hipnosis nadie hace nada que no quiera, así que creo que es bastante seguro decir que como mínimo eres bisexual."

“N.no, eso n.no es cierto, Ana. Tú me estás controlando y no puedo… negarme.”

Ana besó suavemente mi oreja. "No, estás equivocada. Yo NO te estoy controlando. Más bien, TÚ me has obligado a someterte. TÚ lo deseas."

“Ana, n.no…”

“¿No?” Preguntó con una risita coqueta, y de repente sus manos me sujetaron la cabeza y su boca encontró la mía, besándome con voracidad mientras su lengua se deslizaba hasta mi garganta.

Y el éxtasis fue…

…Total.

Me aferré a esos labios húmedos con todas las fuerzas de mi ser, sintiendo como el fuego de la lujuria me quemaba por dentro mientras nuestras lenguas se retorcían violentamente en mi boca.

Y de nuevo mis manos volvieron a traicionarme y se deslizaron por debajo de la delgada telita de mi tanga, masturbándome agresivamente sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo. “Ahhh… mmmmm.” Gemí de forma indecente, arqueándome en el diván sin importarme nada.

Y la actitud de Ana era voraz. Mis labios eran jalados, mordidos y chupados en la más exquisita agonía, casi sin dejarme respirar, a la vez que sus manos mantenían mi cara inmovilizada en un gesto claramente dominante.

S.su lengua… -Pensé febrilmente. -Oh Dios, q.que rico. H.hasta el…fondo, se mete… oh Dios.

Ella me tenía justo donde quería, y en medio del desenfreno más primitivo estuvo besándome durante casi 15 minutos, a la vez que mis propios dedos “trabajaban” sin descanso mis excitadas partes. Y cuando todo terminó los resultados eran evidentes: Yo estaba jadeando agitadamente y cubierta de sudor, con el pelo desordenado y mi tanga visiblemente humedecida.

“T.te ves muy b.bonita asi, Ale. -Dijo Ana mientras trataba de recuperar el aliento.- Empapadita y gimiendo.”

Trate de responderle pero un débil gemido fue lo único que salió de mis labios.

“Pero aún falta algo.”

“¿Q.que…?” Pregunté con miedo.

Ana sopló suavemente en mi oído y dijo: “Alejandra, voy a sentarme en tu cara.”

Al oír esto me puse muy tensa y me mordí los labios con ansiedad, y con una carita de angustia le dije: “Ana, n.no… yo nunca he…”

“Siempre hay una primera vez, Ale.” Me respondió ella mientras se incorporaba junto al diván, y entonces tomó los costados de su tanga y lentamente la fue bajando por sus piernas, dejando su magnífico sexo al descubierto: Un delicado par de labios cubiertos por una fina capa triangular de vello negro, la que con suaves destellos de luz delataba su exquisita humedad.

E irremediablemente mis ojos volvieron a clavarse en ese lugar y casi instintivamente comencé a salivar, pero lo peor fue que Ana se dio cuenta y se rió suavemente, lo que hizo que me pusiera roja como un tomate.

De repente ella apretó un botón en la base del diván e inmediatamente el respaldo comenzó a bajar, hasta que quedé completamente horizontal y mirando hacia el techo.

Y con un salto felino Ana se subió al diván y quedó arrodillada sobre mi cara, dejando su delicioso sexo a solo unos cuantos centímetros de mi boca.

Cerré los ojos con timidez y durante un segundo o dos intenté resistirme, sintiéndome increíblemente humillada al estar en tan indigna posición, obligada a servir sexualmente a mi captora…

…Pero en el momento que inhalé su exquisito perfume sexual mi razón se detuvo, y supe que no solo perdería la batalla…

…Sino que quería perderla.

"Alejandra, -Dijo Ana con voz tierna mientras me peinaba cariñosamente. -Abre todo lo que puedas tu boquita.”

Me rendí. Con un gesto inocente abrí la boca y en ese momento Ana colocó sus manos en mi frente y comenzó a bajar su cuerpo poco a poco, hasta que sentí como la punta de mi nariz se deslizaba entre sus húmedos vellos y un instante después mis labios se posaban en su sexo.

Y en ese momento algo se activó en mi interior, porque con furia desenfrenada apreté mi boca contra su intimidad y comencé a lamer y besar desesperadamente cada montículo, pliegue y cavidad a mí alcance, sintiendo como mi rostro quedaba completamente empapado de sus jugos. “¡MFFMFM… mfmfmfm… mfmfmfm…mfmf…!”

“Oh D.dios… ahhh.” Gimió Ana con sensual angustia, y cuando le metí la lengua hasta el fondo casi se desmaya. “¡Alejandra! Ahhhh.”

En un segundo mi boca se había convertido en la más depravada aspiradora sexual, con mis labios explorando descaradamente cada centímetro cuadrado de aquella deliciosa y húmeda selva negra, lamiendo con voracidad los cálidos jugos que fluían abundantemente hacia mi garganta. “MFmm… mfmfm…”

Las reacciones de Ana eran deliciosas, gimiendo tiernamente en ocasiones, riéndose sensualmente en otras, jadeando en unas cuantas mas, pero siempre temblando cada vez que mi lengua decidía explorar sus entrañas. Y de repente la situación se puso aún más caliente, porque Ana comenzó a mover sus caderas suavemente de atrás para adelante, restregando su húmedo sexo por todo mi rostro mientras usaba desvergonzadamente mi nariz para estimular su clítoris.

Y el sentirme así, tan… sucia, siendo usada para tan viles propósitos…

…fue embriagante. Primitivo. Sexual. Agónico.

Y yo quería más. Mi boca tenía una sed que solo su coño saciaría, y quería dejarla seca por completo. Y así, como si mi vida dependiera de eso, me apreté aun mas contra su cuerpo. “Mffmf… mfmfmf… mfmfmf…”

Oh D.dios, que d.delicia… s.su olor… su sabor…

“¡Ahhh! A.alejandra. -Dijo Ana con una risita al sentirme tan voraz, mientras sus manos temblaban en mi frente. –T.tu boca, Alejandra. E.es… s.sublime.”

Pero mi calentura estaba llegando a un nivel insoportable. Mi piel estaba hirviendo, mi respiración era la de una hembra en celo, y sin poder pensar en nada mas apreté mi cuerpo y traté de tener un orgasmo, pero…

…Fue inútil.

Puse una carita de angustia y lo volví a intentar, pero de nuevo mi cuerpo me cerró la puerta, y así fue una y otra vez, hasta que después de casi 15 minutos me rendí, casi al borde del llanto por la frustración.

En ese momento Ana detuvo sus movimientos y con voz sensual dijo: "Habrás notado, Ale, que no has podido venirte."

"P.por favor, Ana... -Dije con un gesto infantil. –T.tengo que venirme.”

“Bueno, hay una pequeña condición para eso.”

“D.dimela, p.por favor.”

Ana se rió suavemente al oírme tan dispuesta, y volvió a deslizar sus dedos por mi cabello con ternura, casi como si me quisiera preparar para lo que estaba a punto de oír…

“A partir de hoy, Alejandra, -Dijo haciendo una pausa dramática. -ÚNICAMENTE podrás tener un orgasmo si tu lengua está metida en mi culo.”

Me quedé helada.

¿M.meterle la lengua… ahí? P.pero, no… ¿C.como me pide eso? No, no lo haré, ¡N.no puedo!

“Ay… Ana, yo no puedo hacer eso, e.es que…”

“No hay peros, Alejandra. –Dijo Ana con total calma mientras sus manos seguían acariciándome el cabello. –Lo vas a hacer.”

“Es que… yo…”

De repente Ana puso una expresión impaciente y dijo: “Alejandra, mírame a los ojos.”

Obedecí inmediatamente, y en el momento en que nuestras miradas se cruzaron me perdí por completo, sintiendo una profunda paz.

“Alejandra, ¿Cuál es tu color favorito?” Me preguntó Ana con voz suave.

“Y.yo… creo que el Amari…”

De repente Ana chasqueó los dedos y mis ojos se enfocaron en ellos, pero después de algunos segundos volví a mirarla a los ojos.

“De nuevo, ¿Cuál es tu color favorito?”

“Y.ya te dije, el amari…”

Otro chasquido de dedos, y mi atención inmediatamente sobre ellos.

“¿Cuál es tu color favorito, Alejandra?”

“Ay Ana, el amari…”

Otro chasquido.

“¿Cuál es tu color favorito?”

De repente me sentí muy… muy cansada. Y la voz de Ana comenzó a sonar cada vez más lejana.

“E.el… amar…”

Otro chasquido.

“Am…” Dije con suavidad, casi durmiéndome.

“¿Te sientes cansada, Alejandra?” Me preguntó Ana con voz muy tierna.

Solo pude asentir débilmente.

“¿Cuál es tu color favorito?”

“E.el… am…”

Otro chasquido.

“Alejandra, te veo muy cansada. ¿Te puedo decir algo al oído?”

Solo atiné a gemir tiernamente mientras ella se acercaba a mi oído, aunque su voz seguía sonando muy lejana, casi como si estuviera a kilómetros de mí: “Alejandra, a partir de ahora tu obsesión será meterme la lengua en el culo.”

Otro chasquido.

Abrí los ojos y con actitud irritada le dije: “Ay Ana, ¡Ya te dije que mi color favorito es el amarillo!”

“Ah, ¿El amarillo?”

“¡Si! -Dije haciendo una mueca de incredulidad. -¿Por qué me lo preguntas tantas veces?”

“Perdona, -Me dijo de forma juguetona. –Por cierto, ¿Te pintaste las uñas de los pies? Se te ven súper lindas, ¿Me dejas ver?”

“Si.” Conteste con una inocente mueca, ya que hacían como 3 días me las había pintado y me agradaba que Ana lo hubiera notado.

En ese momento Ana volteó a ver mis pies y con sensual elegancia giró su cuerpo 180° sobre mí, dejando sus espectaculares nalgas justo frente a mi cara.

Y perdí el control…

Con desesperación tomé a Ana de las caderas y la jalé hacia mí, enterrando mí cara en su culo mientras mi boca buscaba afanosamente su exquisito ano, y cuando lo encontré mis labios se apretaron alrededor del tierno agujerito y le metí la lengua hasta el fondo. “MMmfmfmf… mfmfmffm… mfmfmffm.”

“¡Ahhhh! D.dios m.mio, Ale…” Dijo Ana con una ligera risita, apretando sus nalgas alrededor de mi rostro. "¿Q.que te pasa, Alejandra?"

Pero yo estaba como poseída, bombeando su ano con mi lengua a un ritmo frenético, a la vez que mis manos apretaban sus firmes nalgas una y otra vez, fascinada con su dureza. Oh Dios, que culo, que d.delicia, c.como me aprieta…

Y era evidente que Ana sabía cómo usar su cuerpo, ya que cuando mi lengua entraba en su cuerpo ella apretaba el ano para atraparla, haciendo casi imposible moverla, hasta que después de unos segundos la liberaba y entonces volvía a repetir el proceso.

Pero el estar así, vencida y sometida, obligada a realizar tan humillante tarea, sintiendo como el culo de Ana se apretaba vigorosamente contra mi rostro…

…Estaba causando reacciones físicas insospechadas en mi cuerpo, un calorcito que iba en aumento y me quemaba más y más, hasta que de repente un violento latigazo orgásmico me hizo retorcerme en la más exquisita agonía. “¡Aaaaaahhhhhhhhh!”

Grité sin importarme nada, retorciéndome agresivamente en el diván mientras Ana trataba de callarme usando su peso sobre mi cara. "Shhhh…quietecita, mi amor, quieta... "

Pero era demasiado placer, mi piel ardía y el corazón casi se me salía del pecho, y justo entonces otro orgasmo impactó mi cuerpo sin piedad, y luego otro más, y otro, hasta que no pude más…

…Y me perdí en la nada.




4 Acto: Yo esclava.


No sé cuánto tiempo transcurrió, pero cuando abrí los ojos vi el perfecto rostro de Ana sonriéndome de forma inocente, con su cuerpo apretándose deliciosamente encima del mío. “¿Te sientes mejor, Ale?”

“Y.yo…” Intenté decir algo, pero me sentía exhausta.

“Pobrecita, -Dijo ella con una coqueta sonrisa. –Estás toda sucia, Alejandra. Sudada, despeinada y mojada. Ven conmigo.”

Ana me tomó de la mano y torpemente la fui siguiendo hasta el pequeño baño que tenía en el consultorio, y una vez ahí me quitó la ropa y me metió a la ducha, en donde comenzó a lavar mi cuerpo amorosamente con jabón a la vez que me daba tiernos besitos en el cuello, mejillas, boca y frente.

Le sonreí ligeramente mientras el agua caía sobre mi piel, y entonces le pregunté con timidez: “¿Cuánto tiempo estuvimos…?”

“Una hora. –Dijo ella mientras deslizaba indecentemente el jabón entre mis nalgas, logrando que me riera un poquito. –Pero no te preocupes, aun te queda media hora para llegar a tu clase de Geografía.”

Cerré los ojos y pensé en lo que acababa de suceder.

Ayer Ana era solo mi psicóloga. Y hoy yo era su esclava. Hoy nos habíamos besado. Hoy mi boca había estado entre sus piernas. Hoy…

… Mi lengua había entrado en su culo.

Y no sabía cómo reaccionar. No lograba comprender en qué forma mi vida había dado este brutal giro, y las implicaciones de lo que vendría.

Sin embargo, mi cuerpo no tenia duda alguna.

Nunca me había sentido tan excitada, tan caliente, al grado de olvidarme de todo y actuar como una perra en celo, nunca me había venido así, con tanta intensidad que incluso me desmayé.

Pero tampoco podía olvidar que Ana me había esclavizado, y eso cambiaba todo. De golpe me había convertido en su esclava, su juguete sexual, su amante…

Pero aun así, yo no la odiaba, eso era seguro. Pero tampoco sabía si la amaba. ¿Es posible amar y odiar alguien al mismo tiempo? Aunque al estar así, con su cuerpo contra el mío, cautivada con su espectacular sonrisa…

… Me sentía protegida. Como si mi lugar fuera aquí, el único sitio en el que encontraría la paz, el único sitio que no me sería hostil. ¿Pero son reales estos sentimientos? ¿O me sentía así por la hipnosis?

Pero estaba agotada. Ya no quería pensar en nada más, así que me mordí los labios y durante los siguientes minutos me perdí en la suave respiración de Ana, que delicadamente recorría mi cuerpo con el jabón y me daba delicados besos en el cuello.

Y cuando salimos de la ducha ella me envolvió amorosamente con una toalla, y me señaló una bolsa debajo del lavabo. Con curiosidad fui a abrirla y no pude evitar sonrojarme al ver los contenidos de la misma: Unos micro shorcitos blancos, una blusita rosa y una micro tanguita blanca.

“Ay, ¿Otra vez?” Le dije con una tierna sonrisa mientras lentamente me ponía la tanguita.

Ana se mordió los labios y con voz sensual me dijo: “Si, ahora quiero verte sexy siempre.”

Asentí ligeramente mientras me seguía poniendo el atuendo, y entonces Ana se puso algo seria y me dijo: “A partir de hoy necesito que estés aquí todos los días a las 9am."

"Ana, -Dije con actitud tímida. -No puedo, a esa hora tengo clase de matemáticas y..."

"Alejandra, no te lo estoy preguntando. Mañana vas a estar aquí a las 9, así que cambia tus horarios. ¿Entendiste?"

"Si... supongo." Respondí con timidez, pero en ese momento volví a acordarme de mi “problema”, por lo que con mucha ansiedad le pregunté: “Ana, ¿Voy a seguir siendo… tímida?”

Ella se rio suavemente y me dijo a oído: “No. Ya no tienes ese problema.”

Mi corazón latió a mil por hora al oír eso. Una súbita felicidad me invadió por completo y la abracé con mucho sentimiento. “G.gracias.”

“De nada.” Me dijo Ana suavemente al oído, y entonces fue a recoger su ropa del piso y sin poder contenerme la devoré con la mirada mientras ella se sentaba provocativamente en el borde de su escritorio, aún desnuda.

“Y.ya me tengo que ir. –Puse una carita de preocupación. –Pero… ¿Puedo preguntarte otra cosa más?”

“Dime.”

"Ana, s.si me porto bien –Apreté mis manos con ansiedad. -¿Me dejarás libre?"

Ana sonrió de forma encantadora y dijo: "No."

Me mordí los labios con nervios ante esa respuesta, pero no supe que más decirle o cómo reaccionar. Y así, con mi vida dando un giro de 180 grados…

…Salí lentamente del consultorio, pero apenas di unos pasos me sentí muy conmovida y comencé a llorar en silencio contra una pared, con mil emociones conflictivas en el alma. ¿Pero eran lágrimas de tristeza? ¿De felicidad?

Ni yo misma lo sabía.

domingo, 24 de mayo de 2009

Mi Padre, mi Amante.

Esta es una historia acerca de Fernanda, una chica guapísima que vive sola con su Padre, y claro, está perdidamente enamorada de el. (En este capítulo hay sexo oral y vaginal, juegos de dominación e incesto puro y desvergonzado.)




En una casa en las afueras de la ciudad, casi a medianoche…



“¿Es tan malo que una se enamore de su Papa?” Me dije con una sonrisita coqueta, sosteniendo su foto mientras permanecía acostada en la cama, vestida solo con unas panties blancas de corazoncitos y una coqueta blusita rosa. Y en la foto mi padre se veía con un porte señorial, vestido con un elegantísimo saco negro y finísima corbata gris, posando junto a varios de sus empleados de la fabrica y sonriendo de forma encantadora.

Me mordí los labios con picardía y seguí embobada viendo la foto, admirando como a sus 45 años mi Padre era la imagen ideal de lo que toda mujer quiere: Atractivo, serio, elegante y refinado. Y su rostro era francamente irresistible, ya que tenía una exótica mezcla de rasgos viriles pero refinados, con seductores ojos negros que transmitían la más absoluta sensualidad.

Pero lo que me volvía loca era su cuerpo, fuerte y muscular, que al marcarse debajo de su traje le daba una apariencia irresistiblemente erótica, y cada que lo tenía cerca sentía un latigazo de calor por todo mi cuerpo…

…Y malos pensamientos.

Claro, yo ya había tenido algunos novios en el pasado, pero ninguno estaba a su altura. Ni siquiera se le acercaban. Simplemente, para mí no había otro hombre como mi Padre. El era mi maestro, guía, confidente y mejor amigo. Y ansiaba con toda mi alma llegar a ser algo más en su vida, ser suya en TODOS los sentidos posibles…

Suspiré suavemente y me quedé pensativa, recordando cómo estas ideas "indecentes" habían comenzado.

Hace un año mi Mama había muerto en un accidente, dejándonos solos a mi padre y yo, y desde entonces nos habíamos vuelto casi inseparables, al grado que en muchos sentidos yo me había vuelto como una esposa para él.

Mis responsabilidades eran muchas: En las mañanas el me llevaba a la escuela y se iba al trabajo. Yo regresaba en la tarde y me hacía algo de comer, luego limpiaba y ordenaba la casa, lavaba la ropa y hacía mi tarea. Cuando por la noche él volvía a casa yo le preparaba la cena, y entonces nos quedábamos platicando hasta muy tarde.

Y esos momentos eran los mejores de todo mi día.

Pero últimamente nuestra relación estaba tomando un rumbo peligroso.

Siempre había sabido que entre él y yo había algo más que una sana relación Padre-Hija, y desde que mi cuerpo había comenzado a desarrollarse mi Papá me miraba de ciertas formas que no dejaban duda que me veía como mujer. Y claro, yo le respondía de igual manera y las insinuaciones y coqueteos entre los dos eran muy divertidos.

Pero desde hace unas semanas la situación se había intensificado: Ahora era normal que él me agarrara las piernas a cada rato o que me acariciara la espalda de formas nada inocentes, y hasta nos acomodábamos de cucharita al ver la tele en su recamara. Incluso cuando me iba a dejar a la escuela y me daba el beso de despedida nuestros labios se acercaban cada vez mas…

Pero ninguno de los dos se atrevía a ir mas allá, y debido a eso la tensión sexual se estaba volviendo insoportable.

“¿Y si él espera que yo de el primer paso?” Me dije mientras me asomaba por la ventana, esperando ver su carro llegar en cualquier momento. “Uff, ¿Pero… y si no? Me moriría de la pena y mi Papa pensaría que soy una pervertida.”

Me reí tontamente ante esa idea, pero justo entonces vi un par de luces avanzando entre los árboles y reconocí inmediatamente su Mercedes.

“¡Ya llegó!” Dije saltando de la cama, y a toda velocidad bajé la escalera hacia la entrada de la casa, pero cuando abrí la puerta me quedé impactada…

Ahí estaba mi Padre, tan guapo y perfecto, sonriéndome. “Hola Fernanda.”

"¡Ricardo! -Grite emocionada, colgándome de su cuello mientras lo llenaba de besos. -¿Tienes hambre?”

Pero el sólo sonrió seductoramente y me apretó entre sus brazos, aunque sin disimular su interés en verme vestida con tan escasas prendas. “Te ves hermosa, mi amor. Pero mejor dime Papá.”

“Ay Papá. –Le respondí con una mueca de juguetón reproche, ya que él nunca dejaba que lo llamara por su nombre. Con mucha emoción lo fui siguiendo mientras él caminaba hacia la sala y con un gesto cansado se quitaba el saco.- ¿Te hago algo de Cenar?”

“No, no tengo hambre. –Dijo con voz suave mientras se sentaba en su sillón favorito y prendía la televisión. –Sólo quiero descansar un poco y disfrutar de tu compañía. Aunque un masaje en los pies me encantaría.”

“S.si, ¡Lo que tu ordenes Papa!” Le dije con una sonrisa traviesa mientras me arrodillaba frente a él y le quitaba los zapatos, arqueando provocativamente la espalda al hacerlo. “¿Tuviste un día pesado?”

Mi Padre cerró los ojos y se recostó en el sillón, con una expresión en el rostro de que estaba disfrutando el masaje. “Si, la junta de accionistas quiere que reorganicemos 3 divisiones en la fábrica. Pero no deseo aburrirte con eso.”

“N.no, Papa, tú nunca me aburres.” Me apuré a contestar.

El sonrió de forma encantadora y con voz baja me dijo: “¿Segura?”

“Sip, a ti nunca te mentiría.”

“Lo sé Fernanda, pero no creo que esos temas te interesen mucho. Mejor cuéntame algo, ¿Qué tal te fue en la escuela?”

Puse una mueca traviesa. “Ufff, bien, aunque tengo mucha tarea de física. Pero tengo aun dos días para entregarla.”

“Así me gusta, sabes que no quiero que descuides la escuela por atenderme, ¿Entendido?”

“Ay Papa, -Puse una carita de reproche. -Tú sabes que mis calificaciones son excelentes.”

“Y así quiero que se mantengan. ¿Esta claro, Fernanda?”

Me reí tontamente y asentí.

En ese momento mi Padre deslizó sus dedos por mi cabello y comenzó a acariciármelo de atrás para adelante, en una cadencia que dejaba en evidencia la tensión sexual entre nosotros. Cerré los ojos y por instinto abrí lentamente la boca, pensando en lo fácil que sería para él someterme ahí mismo…

Pero su voz me trajo de vuelta a la realidad. “Fernanda, mejor platícame de otra cosa. Por ejemplo, la forma en la que estas vestida esta noche. Se te ve muy linda la blusita y… los corazoncitos.”

Bajé la mirada y me sonrojé visiblemente. “¿T.te gustan, Papa?”

Pero su mirada no dejaba dudas, mi Papa me estaba prácticamente comiendo con la mirada, de la misma forma que un Lobo vería a una indefensa corderita. “Claro que si, te ves muy linda así.”

“Uff, g.gracias.” Me puse aún mas roja.

“Me gustaría que te levantes para verte mejor.”

“¡Sip! –Respondí mientras de un salto me ponía de pie, arqueando con picardía la espalda y jugando con mi cabello mientras esperaba más instrucciones de su parte. -¿Así Papa?”

Con total calma mi Padre juntó sus manos y se me quedó viendo con una expresión inconfundiblemente sexual, recorriendo con la mirada cada centímetro de mi cuerpo hasta que finalmente dijo: “Cada día que pasa te pones más hermosa, Fernanda. Eres igualita a tu Madre.”

Tuve que apretar las manos para no gemir. “Ay Papa, g.gracias.”

“Ponte de perfil.”

Obedecí inmediatamente.

“Acércate. -Dijo con voz firme. –Creo que falta algo.”

Con timidez di un paso hacia él y quedé parada entre sus piernas, aún de perfil y temblando de nervios. Mi Padre me miró con una expresión traviesa y de repente agarró el borde posterior de mis panties, jalándolas hacia arriba suavemente hasta que la delicada tela se metió entre mis nalgas y quedó como una tanga. “¿No es más cómodo así?”

Le di un tierno empujoncito y me volví a sonrojar de forma obvia. “¡Papa!”

El puso una expresión simpática al ver mi reacción, pero inmediatamente dijo: “¿Ah si? Creo que tendré que castigarte por eso, Fer.”

“¡Papá, noooooooo…!” Grite muy divertida mientras trataba de “escapar”, pero él fue más rápido y sin darme tiempo a nada me tomó de la cintura y me apretó contra él. Entonces comenzamos a “luchar” juguetonamente, y sus poderosos brazos me apretaban y zarandeaban de un lado al otro, llenándome de cosquillas mientras yo gruñía tiernamente y me retorcía como gata en celo, besándolo en cada oportunidad.

“Shhhh, quietecita. –Dijo él mientras trataba de someterme, sonriendo de forma encantadora. -Solo ríndete.”

Pero yo seguía riéndome como tonta, tratando de agarrarle la manos con las mías para detenerlo. “Ay ay, ¡Papa! M.me da… mucha risa, ¡Papa! ¡D.deten..te!”

“Ah, ¿Te resistes?” Me dijo sensualmente al oído, pero entre nuestras respiraciones agitadas y el forcejeo la situación se fue poniendo al rojo vivo. Poco a poco las cosquillas fueron transformándose en indecentes apretones, y sus manos comenzaron a deslizarse lujuriosamente por mis piernas y espalda, incluso atreviéndose a apretarme las nalgas de la forma más sexual posible.

Y mis reacciones eran primitivas y descaradas, jadeando mientras las poderosas manos de mi Padre iban y venían por todo mi cuerpo, a la vez que mi boca nunca paraba de darle juguetones besos en el cuello y mejillas.

Pero entre tantos esfuerzos mi respiración se estaba poniendo agitadísima, y con angustia vi que las fuerzas comenzaban a fallarme.

No podría aguantar mucho más.

Haciendo un último esfuerzo le di a mi Papa un fuerte empujón y caí rendida entre sus brazos. En ese momento él me dio un sonoro beso en la mejilla y con un gesto dominante me sentó en sus piernas, colocándome de espaldas contra su pecho a la vez que sus poderosos brazos rodeaban mi cintura y me apretaban fuertemente contra él.

Pero al hacer eso sentí su imponente erección apretándose descaradamente en su pantalón contra mis nalgas, y sin poderlo evitar se me escapó un suave gemido. “Ah, P.papa.”

En ese momento mis instintos tomaron el control y comencé a mover muy suavemente las caderas de atrás para adelante, de forma apenas perceptible pero indudablemente sexual. Pude sentir como mi Padre se ponía cada vez más tenso, hasta que finalmente me dijo al oído: “Peleaste bien, Fernanda, pero lamento decirte que perdiste.”

Me reí tontamente y asentí con actitud infantil. “Ay Papa. ¡Es que no es justo! ¡Tú eres mucho más fuerte que yo!”

"Bueno, es tu culpa entonces por no rendirte antes."

“Ay Papa..." Le respondí con expresión traviesa, arqueando la espalda contra su pecho. "Bueno, a la próxima me voy a rendir rápidamente y seré toda tuya."

“Así me gusta.” Dijo él con orgullo, pero en ese momento sentí que se acomodaba para darme un beso en la mejilla y por instinto volteé rápidamente, y de golpe nuestros rostros quedaron frente a frente, con nuestras bocas a apenas un centímetro de encontrarse…

Pero él se detuvo inmediatamente.

Y yo no me atreví a acercarme.

Su boca seguía ahí, tentadora pero inalcanzable, tan cerca y tan lejos. Y solo nuestras respiraciones aceleradas rompían el estremecedor silencio en la habitación.

Bésalo, bésalo, bésalo, retumbaba en mi cabeza una y otra vez mientras yo me deshacía en nervios, como aquella ovejita que tiene que besar al todopoderoso León, hasta que finalmente logré controlarme y haciendo acopio de todo mi valor me fui acercando a sus labios, pero…

El volteó la cara de inmediato, con una expresión de angustia. “No, Fernanda, no. Esto no debe suceder.”

“¿P.papa? P.pero yo te amo, y.yo no…” Traté de decir.

Pero el no me escuchaba. Se cubrió la cara con una mano y abruptamente se levantó del sillón. “No puedo ser tan egoísta. No contigo.”

“P.pero Papa…”

“No, no digas nada. –Dijo mientras se daba vuelta y subía con prisa las escaleras hacia su recamara.- Vete a dormir, Fer, ¿Ok? Es muy tarde.”

“N.no, yo…”

Pero el ya no me respondió, y unos segundos después oí su puerta cerrándose.

Sin poder evitarlo me puse en posición fetal sobre el sillón y comencé a llorar desconsoladamente, con mil pensamientos negativos en la cabeza. ¿Por qué me rechazó? ¿Qué hice mal! Oh Dios, ¡¿Qué hice?!




Y así estuve casi media hora, hundida en la culpa, hasta que…

“N.no, n.no d.debo rendirme. -Dije entre sollozos, limpiándome las lagrimas.- D.debo pensar, Fernanda piensa. ¿Qué hago ahora?”

Pero en ese momento supe que solo había un camino posible: Tomar al toro por los cuernos. Meterme en su cama y a ver qué pasa. Tendría que demostrarle a mi Padre que con nadie estaría mejor que conmigo, y que no se debería sentir mal por eso.

“Si, -Me dije para darme ánimos. –Eso es. Es ahora o nunca.”

Decidida me levanté del sillón y con mucho sigilo subí las escaleras en dirección a su recamara, y cuando llegué me asomé con mucho cuidado por la puerta, atenta a cualquier ruido sospechoso.

Y ahí estaba él, tan espectacularmente guapo como siempre, dormido profundamente con sólo unos bóxers azules mientras su magnífico cuerpo relucía con la tenue luz que entraba por la ventana.

Oh Dios, estoy loca. Pensé angustiada mientras entraba gateando a su recamara y me dirigía al borde de su cama, hasta que finalmente me asomé con timidez entre sus poderosas piernas abiertas. Y casi inmediatamente mis ojos se clavaron en el tremendo bulto de sus boxers, y aunque me puse roja de la pena no pude quitarle la vista de encima.

Y para empeorar las cosas…

…Comencé a salivar.

No podía engañarme a mi misma: Quería meterme eso en la boca. Es más, se estaba volviendo casi urgente. Pero mis nervios iban en aumento...

“V.vamos, Fer, tengo que hacerlo.” Me dije una y otra vez en voz baja para darme ánimos, hasta que finalmente logré reunir las fuerzas y con un movimiento sutil apoyé mis manos en la cama y me coloqué entre las piernas de mi Padre, con mi boca justo sobre sus bóxers. Pero al hacerlo la cama se movió un poquito y asustadísima volteé a ver si se había despertado, aunque mi corazón volvió a latir al ver que seguía durmiendo plácidamente, sin sospechar lo que estaba a punto de suceder.

Pero yo estaba decidida.

Con mucho cuidado metí mi mano en la rendija de sus bóxers y saqué de su escondite al imponente miembro que ahí dormía, pero de repente el poderoso instrumento comenzó a erguirse de forma desafiante en mi mano, con poderosas venas palpitando a todo lo largo a la vez que el grueso glande se asomaba descaradamente por el prepucio, y todo fue creciendo y creciendo hasta que me quede con un palo inmenso entre mis dedos.

Me quedé boquiabierta…

Y hambrienta.

“A la una… -Me dije para dame valor. –A las dos… y a las…”

“…Tres.” Con un movimiento firme abrí la boca y me metí la gruesa cabeza morada hasta la garganta, apretando mis labios alrededor del venoso tallo mientras mi mano comenzaba a frotar suavemente la base. Entonces mis mejillas se hundieron en la más exquisita succión y comencé a MAMAR la verga de mi Padre vigorosamente, subiendo y bajando mi rostro a todo lo largo mientras un exquisito sabor salado comenzaba a llenar mi lengua. “MFFFMmmf… mfmfmffm… mfmfmfmfmm… mfmfmfmf…”

La reacción de mi Padre fue inmediata: Su cuerpo se puso visiblemente tenso y un suave gemido escapó de sus labios. “Ohh…”

Pero yo estaba aceleradísima, devorando su falo con entusiasmo mientras mis pensamientos iban a mil por hora. ¡Dios mío, se la estoy mamando! A mi Papa… ¡Tengo su verga en la boca! Oh Dios, oh Dios, su verga, se la estoy mamando…

Y mi cuerpo también estaba que ardía, y el delicado botoncito entre mis piernas estaba vuelto loco, pulsando como nunca mientras una deliciosa capa de sudor comenzaba a cubrir todo mi cuerpo. Mi respiración se volvió descaradamente sexual, y entre tiernos gemiditos mis pezones se levantaron desafiantes y mi espalda se arqueó de formas físicamente imposibles.

Pero en mi mente solo había un pensamiento: Mamar.

Y mi boca estaba resultando incansable, apretándose con fuerza alrededor del delicioso tubo de carne una y otra vez, succionándolo como desesperada mientras la fricción de mis tiernos labios subiendo y bajando contra sus venas se volvía insoportable. “MFFFM… mfmfmf… mfmfmfm… mfmfmf…”

“Oh D.dios…” Dijo mi Papa con la voz entrecortada, jalando las sabanas con un gesto agresivo mientras poco a poco despertaba. Al verlo reaccionar así sentí un latigazo de placer por todo mi cuerpo, y casi me vengo en ese momento.

Pero nada me detendría ahora, y con desesperación mi boca volvió a llenarse de carne mientras mi saliva bajaba abundantemente por el miembro de mi Padre, empapándole las bolas mientras mi lengua se retorcía como serpiente a su alrededor.

"Oh... Dios." Dijo mi Padre con un angustioso suspiro mientras inclinaba la cabeza a un lado, como si no quisiera darse cuenta de quién era la boca que le estaba mamando la verga.

Pero yo quería que él supiera.

Me detuve inmediatamente, respirando agitadamente sobre la gruesa cabeza morada: “¿P.papa?”

“Oh Dios, Fernanda… no.” Dijo mi Padre cubriéndose la cara con las manos, pero no lo dejé terminar. Mis hambrientos labios volvieron a aferrarse a su miembro y seguí mamando con voracidad. “MFmm… mfmfmfm… mfmfmfm…”

La reacción de mi Padre fue intimidante: Apretó los puños y se puso increíblemente tenso, temblando ligeramente mientras ponía la más sexual cara de angustia que le hubiera visto jamás. “N.no, F.fernanda, no…”

“¿No…?” Le pregunté, con mi tierna boca colocada alrededor de la gruesa cabeza morada pero sin tocarla, respirando agitadamente.

De repente sus dedos se deslizaron por mi cabello, temblando ligeramente, y entonces sus poderosas manos sujetaron firmemente mi cabeza. ¿Estaban ahí para detenerme? ¿O para obligarme a seguir?

La respuesta fue inmediata.

Sus manos me empujaron firmemente hacia abajo, obligándome a comerme su verga hasta que tuve la mitad adentro. Pero cuando sentí la punta de su miembro presionando mi garganta pataleé ligeramente y puse una carita de angustia, ya que estaba a punto de ahogarme. “UF.f.f… ugh… ugh…”

Pero su voz fue directa: “No luches. Ríndete.”

Un par de lágrimas se resbalaron por mis mejillas al ser tratada tan "rudamente", pero la voz de mi Padre era sagrada y sus palabras retumbaron en mi mente: Ríndete… ríndete… ríndete…

Y eso hice.

Cerré los ojos y dejé de luchar, colocando mis manos a mis costados con actitud sumisa. Entonces mi Padre me tomo del cabello y con mucho cuidado sacó su miembro de mi boca, diciéndome con voz suave: “Eso eso, Fernanda. Ahora, respira profundamente.”

“Cof, cof…” Tosí un par de veces mientras llenaba mis pulmones, pero apenas un segundo después sentí el implacable apretón en mi cabello y la poderosa anaconda volvió a meterse brutalmente entre mis labios, llenándome la boca por completo mientras su gruesa cabeza presionaba mi garganta.

En ese momento mi Papa comenzó a mover suavemente sus caderas de arriba hacia abajo, follándome la boca en una exquisita cadencia sexual mientras sus ásperas venas se deslizaban una y otra vez contra mis delicados labios, abiertos de par en par.

Y solo mis gemidos guturales rompían el silencio. “Ugh… ugh… uh… ugh…”

Cerré los ojos y mi mundo se volvió subir y bajar, a un ritmo hipnótico del que no quería salir nunca.

“T.tócate, Fernanda.”

Con total descaro deslicé mis manos por debajo de mi cuerpo y comencé a frotar mi sexo de la forma más primitiva posible, arqueando la espalda y parando las nalgas como si estuviera en celo, en actitud claramente receptiva. "Mgmg... mfffm... ugh... mgmg..."

Mi Padre vio mi reacción y se puso aún más tenso, jadeando de forma ruidosa mientras sus caderas follaban mi boca cada vez más rápido, a un ritmo que no dejaba dudas de que estaba a punto de venirse.

Pero yo estaba equivocada, porque el cruel castigo duró casi 10 minutos más, en los cuales mi boca fue violada sin piedad una y otra vez, hasta que de repente mi Papa me apretó agresivamente contra su verga y dijo con voz firme: “¡T.tomatelo… todo!”

En ese momento un violentísimo chorro de leche espesa y salada impactó directamente contra mi garganta, y solo pude poner una carita de angustia mientras inmediatamente llegaba otro más. Y otro. Y mil más, en cantidades industriales.

Y obedecí.

Con un abundante trago el semen de mi Padre entró en mi cuerpo, pegándose por todos lados mientras bajaba lentamente por mi garganta. Mi lengua se retorcía en un mar blanco, y el intenso sabor salado llenaba mis sentidos por completo. Entonces tragué de nuevo, y luego otra vez, hasta que comencé a beber su leche en el más absoluto frenesí, alimentándome vorazmente como si mi vida dependiera de eso.

Pero finalmente mi boca ganó la batalla y deje a mi Padre COMPLETAMENTE seco, y entonces me quedé respirando tiernamente sobre la punta mientras él se cubría la cara con las manos, agitadísimo.

Nos quedamos en silencio durante varios minutos sin que nadie se atreviera a nada, ni siquiera a mirar al otro.

“¿P.papa?” Pregunte con voz inocente.

Pero el no dijo nada y de repente sus ojos encontraron los míos, y su mirada era inconfundible: Quería poseerme, entrar en mi cuerpo y hacerme su mujer de una vez por todas.

Al ver eso me mordí los labios con expresión pícara e instantáneamente mis instintos de mujer tomaron el control: De un salto me acosté boca abajo junto a él, dejando mi espalda en la posición más vulnerable posible mientras mi respiración se aceleraba con cada segundo que pasaba.

Sin que hiciera falta decir nada mi Papa me subió en mí y dejó caer su poderoso cuerpo sobre el mío, respirando agitadamente en mi oído mientras con un brusco tirón me bajaba las panties hasta las rodillas, dejando mis nalgas completamente indefensas para lo que vendría.

Me mordí nuevamente los labios y cerré los ojos con ansiedad, sintiendo como mi Padre se acomodaba sobre mi espalda y apretaba agresivamente sus caderas contra mis nalgas, pero sin penetrarme. Entonces pasó un brazo por debajo de mi rostro y me hizo recargarme sobre él, a modo de almohada, y con voz suave me dijo al oído: “¿Estas protegida?”

Asentí débilmente.

Y entonces sucedió.

Mi Padre agarró la punta de su verga y de forma cruda la deslizó de arriba a abajo entre mis firmes nalgas, presionando juguetonamente la entrada de mi ano y mi coño una y otra vez, hasta que finalmente la apunto a mi sexo y con un firme movimiento comenzó a enterrarme su carne.

Inmediatamente me puse muy tensa y casi grito al sentir como el grueso animal estiraba mis labios y amenazaba con partirme en dos. “¡Ah! P.papa… d.desp… despacio… ahhh…”

La escena era primitiva, animal. Ahí estaba un poderoso semental sometiendo a su pequeña y delicada hembra, preparándola para ser montada y recibir su leche.

Puse una carita de angustia al sentir como la verga de mi Padre seguía entrando en mi cuerpo, centímetro a centímetro, y parecía que no se detendría nunca. Su sudor caía copiosamente en mi espalda y su aliento quemaba mi nuca, y solo pude quedarme quietecita, gimiendo tiernamente mientras la más exquisita impotencia me consumía. “P.papa… ahh… mmmmm… mmmm…”

"Shhhh... quietecita, Fer. Ya casi." Me dijo mi Padre al oído, con la voz más seductora posible.

Finalmente las caderas de mi Padre dieron un poderoso empujón contra mis nalgas, y supe que me la había metido TODA.

Oh Dios, oh Dios. Me la metió toda. TODA. Pensé febrilmente mientras mi Padre reacomodaba su cuerpo sobre mí, preparándome para lo peor. Trate débilmente de colocar mis manos en una almohada para sujetarme, pero de repente sentí como él me las agarraba y con un gesto dominante las ponía en mi espalda, cruzadas de la forma más sumisa posible.

Me sonroje muchísimo al sentirme tan sometida, y se me escapo un suave gemido. “Ah.”

Entonces todo comenzó. Las caderas de mi Padre comenzaron a moverse suavemente de atrás para adelante, preparando mi indefenso cuerpo para el cruel castigo que estaba a punto de recibir.

“Ah… mmmm… mmm… ahhh…” Yo estaba vuelta loca debajo de mi Padre, gimiendo suavemente mientras mordía con ternura su brazo, pero él no decía nada.

NADA.

Su silencio era abrumador, y solo su respiración agitada me indicaba que estaba igual de excitado que yo.

De repente mi Papa me apretó fuertemente entre sus brazos, apenas dejandome respirar, e inmediatamente sus caderas aumentaron la velocidad, embistiendo mis nalgas una y otra vez mientras la cama temblaba violentamente. “¡Ahhh, mmmmm, aahhhhhh… P.papa!”

La sensación era exquisita, y yo me retorcía bajo su cuerpo mientras el fuego entre mis piernas quemaba todo mi ser, y el sentir sus poderosas embestidas contra mi tierno cuerpo mientras sus bolas golpeaban una y otra vez mi clítoris...

...Me estaban volviendo loca.

Cerré los ojos y me mordí los labios, llena de felicidad. Había soñado tantas veces con este momento que ahora que sucedía parecía irreal, como si me fuera a despertar en cualquier momento.

Por fin lo había logrado, ahora era su mujer, la hembra a la que le haría el amor todas las noches, la que ocuparía todos y cada uno de sus pensamientos.

Pero en contraste mi Padre no dejaba escapar una sola emoción, y solo respiraba sexualmente en mi nuca mientras me enterraba una y otra vez su poderosa lanza, manteniendo mis brazos en mi espalda.

“Ah... P.papa…” Dije con un tierno reproche, pero él me dijo en al oído: “No digas nada.”

Cerré los ojos y gemí cada vez más fuerte, arqueando mi cuerpo debajo del suyo mientras la fricción en mi sexo se volvía casi insoportable, como un taladro que me estuviera partiendo en dos, y supe que estaba a punto de venirme.

Pero el latigazo orgásmico llegó de forma brutal, casi sádica, y solo atiné a morder sexualmente el brazo de mi Padre mientras mi delicado cuerpo se estremecía violentamente. "¡Pa... Papá! ¡AAAAAhhhhh!"

Pero también el ya estaba casi a punto, y de repente sus caderas tomaron un ritmo bestial y me follaron con desesperación, hasta que después de algunos segundos se apretaron violentamente contra mis nalgas y su leche comenzó a entrar en mi.

"Fer... Fernanda." Me dijo con voz entrecortada, temblando por el esfuerzo.

Pero yo estaba exhausta debajo de él, respirando agitadamente mientras los últimos estertores orgásmicos recorrían mi cuerpo, y solo atiné a parar un poco las nalgas y quedarme quietecita mientras su semilla entraba a en mi cuerpo.

Después de algunos agónicos segundos sentí como mi Padre me daba los últimos empujones y supe que todo había terminado, y entonces nos quedamos quietecitos, sin que ninguno hiciera o dijera nada.

Silencio.

Los minutos pasaban y solo algunos soniditos sexuales rompían la monotonía. Casi se podían oír las gotas de sudor de mi Padre cayendo sobre mi espalda.

“¿P.papa?” Pregunté con voz débil.

“No, Fer… no digas nada.” Dijo él de forma apenas audible, casi como un susurro. Entonces giró sobre su cuerpo en la cama pero sin soltarme, quedándonos de cucharita, y con un gesto dominante sus poderosos brazos me apretaron contra su cuerpo.

Y así, sin decir nada…

... Me quedé dormida entre sus brazos.


***


Me desperté muy temprano sintiéndome increíblemente feliz, pero cuando voltee a ver a mi Padre solo encontré su lugar vacio.

"¿Ricardo?" Pregunté con voz suave, cubriendo mi desnudez con las sabanas.

Pero no obtuve respuesta. Y otra cosa me trajo de vuelta a la realidad, porque apenas intenté sentarme sentí un delicioso dolor en el trasero.

"A.auch." Puse una carita simpática mientras me sobaba, pero en mi mente no habían dudas: Lo volvería a hacer.

Cerré los ojos y emocionada reviví cada segundo de lo que había sucedido ayer: La cara de mi Padre cuando se la estaba mamando, los manoseos previos, el sentir su cuerpo sobre el mío mientras me montaba vigorosamente...

"Ufff... " Me mordí los labios con expresión coqueta, pero justo entonces oí pasos afuera de la habitación y de repente la puerta se abrió.

Y ahí estaba el, impecablemente vestido con un traje negro y corbata gris, elegantísimo, observándome con sus penetrantes ojos negros mientras una ligera sonrisa se asomaba en su rostro. "¿Dormiste bien, Fernanda?"

"S.si, Papa." Respondí con ternura. "A.anoche yo..."

"No, no digas nada. -Mi Padre bajó la mirada sutilmente. -Aun no, ¿Ok?"

"Pero..."

"Aun no, Fernanda."

Suspiré suavemente y me le quedé viendo, sin atreverme a nada. Lo que más quería en el mundo era saltar y abrazarlo, besarlo, que me hiciera el amor por días enteros... pero su reacción me confundía. ¿Se estaba arrepintiendo?

"¿Fer?"

"¿Si, Papá?"

Mi Padre se quedó en silencio por algunos segundos antes de hablar. "Solo necesito que me digas esto. ¿Tienes dudas?"

"Ninguna." Respondí con seguridad.

Nos quedamos en silencio.

"Bien. -Dijo mi Padre con un suspiro, como si no se atreviera a hablar normalmente. -Tengo que irme a trabajar ahora, pero..."

"¿Pero...?" Le respondí con actitud tierna, sonriendo.

Mi Padre no pudo evitar sonreír sensualmente ante mi actitud, y su respuesta puso a mil mi corazón: "...Pero te veré en la noche."

Me sonrojé de forma obvia y con actitud coqueta asentí, mordiéndome los labios.

Sin duda, esta noche sería especial.