El bullicio alrededor de la arena era estremecedor, con miles de gentes gritando al unísono el nombre del luchador estelar del momento, la temida “Bestia Satánica”, a la vez que este levantaba a su oponente por los aires y se preparaba para lanzarlo fuera del cuadrilátero, gritando agresivamente en un espectacular despliegue de testosterona.
Y bueno, a mis 23 años nunca he sido fanática de la lucha libre, pero debo confesar que también me encontré gritando de emoción cuando el tipo salió volando por los aires y La Bestia Satánica levantaba los brazos en un gesto de victoria, sonriéndole detrás de su diabólica máscara negra al público que se volcaba desenfrenadamente aclamándolo.
“Ay, Don Juanito, -Le dije muy emocionada a mi camarógrafo, un amable señor de 55 años que Televisa me había asignado para cubrir la lucha y entrevistar a La Bestia Satánica, el cual no dejaba de grabar cada segundo de misma. –Míreme, ¡Hasta me están temblando las manos! Nunca pensé que esto sería así de divertido.”
El sonrió con un gesto paternal. “Y mire usted, señorita Isabel, que le he visto peleas mucho mejores a La Bestia Satánica, esto no es nada comparado con aquellas.”
De repente el publico gritó emocionado, y cuando volteé al ring vi que La Bestia acababa de lanzar por los aires a otro rival, y entonces le pregunté con cierto temor a Don Juanito: “Oiga, y… ¿Usted cree que ese tipo se dejará entrevistar por mi? Según supe, La Bestia Satánica es un luchador muy prepotente y agresivo, y el otro día casi mata a un reportero.”
Don Juanito me miró de pies a cabeza, y con una sonrisa de complicidad respondió: “Señorita Isabel, le aseguro que usted no tendrá problemas en entrevistarlo. A La Bestia Satánica le gustan las mujeres hermosas, y con su permiso, usted está muy linda.”
Me sonrojé inmediatamente. “Ay Don Juanito, ¿Ya ve? Ya hizo que me pusiera penosa.”
“Es solo la verdad, señorita Isabel, en Televisa no hay una reportera tan guapa como usted, y como viene vestida hoy, ¡Uy! Pues mucho mas.”
“Gracias.” Respondí sin poder ocultar una sonrisita, y bueno, la verdad era que hoy si venía muy sexy, vestida con una coqueta minifalda blanca y una blusita negra ajustada, complementado con unos zapatos negros de tacón, lo que hacía lucir extremadamente tentador mi cuerpecito de 1.68, cosa que francamente me encantaba.
Entonces volteé otra vez hacia el cuadrilátero, pero para mi sorpresa la lucha ya había terminado, y solo alcancé a ver a la distancia a La Bestia Satánica retirándose a los vestidores.
“¡Don Juanito, venga! Ya terminó la lucha.” Dije con emoción mientras bajaba por las gradas de la arena hacia la entrada a la zona de los luchadores, con el pobre señor siguiéndome apuradamente con la cámara, pero al llegar a las puertas de acceso un par de tipos de seguridad nos cerraron el paso repentinamente.
“Lo sentimos, -Dijeron con mucha prepotencia. –Esta es un área restringida, no puede pasar nadie.”
“P.pero, -Les mostré mi identificación de Televisa. –Vengo a entrevistar a La Bestia Satánica, de la televisora seguramente les enviaron la solicitud.”
“No, señorita, nadie nos dijo nada.”
“Señor, revise bien su lista, en la mañana me confirmaron que…”
“Lo sentimos, pero él no puede pasar.” Respondieron señalando a mi camarógrafo.
“¿El?” Puse una cara extrañada al oír esto. “Entonces, ¿Yo sí?”
Los tipos de seguridad prácticamente me comieron con la mirada, y con una sonrisa maliciosa me dijeron: “Es una orden que recibimos de los propios luchadores, ningún hombre sin autorización pasa, pero las chicas guapas son bienvenidas siempre.”
Apreté los puños con indignación al oír semejante comentario machista, pero no quise armar una escenita porque mi entrevista tenía prioridad, así que tomé la única opción posible. “Está bien, entraré sola, y usted Don Juanito, espéreme aquí.”
“Pero señorita, -Me advirtió Don Juanito con cierta preocupación. –Tenga cuidado, por favor. Es usted muy jovencita y los luchadores son tipos muy vividos.”
“No se preocupe, –Le respondí tratando de sonar en control. –Me sé cuidar sola, no pasará nada.”
En ese momento los de seguridad se hicieron a un lado, y con cierta aprensión abrí la puerta y me vi caminando por un pasillo largo lleno de ductos e instalaciones, seguido por unos gimnasios y bodegas, hasta que di vuelta a una esquina y me encontré sorpresivamente en el vestidor de los luchadores, en el que estaban unos 10 de ellos completamente desnudos en las regaderas, los cuales al verme inmediatamente comenzaron a decirme las cosas más atrevidas: “Mira nada mas, la niña se perdió.” “Que piernitas, ricura, ¿A dónde vas tan solita?”
“P.perdon, -Respondí con mucha pena cubriéndome la cara. –Busco el vestidor de La Bestia Satánica, ¿Me podrían decir donde esta?”
Los tipos se rieron con desparpajo al oírme tan inocente, y después de varios comentarios soeces me señalaron un pasillo al fondo del vestidor, por el cual me fui casi corriendo hasta que llegué a una puerta de madera, la cual se veía tétrica e intimidante, y durante unos segundos no me atreví a hacer nada.
Vamos, Isabel, ¿Querías ser reportera? -Sonó una vocecita en mi cabeza. -Pues debes atreverte a todo. Una reportera no debe tener miedo. Inhalé profundamente y haciendo acopio de todo mi valor toqué suavemente la puerta.
Toc, toc.
Segundo acto: La Bella y la Bestia.
De repente la puerta se abrió con total violencia mientras la gruesa voz de La Bestia Satánica sonaba atronadora detrás de ella: “¡Maldita sea! ¿Quién puta madre se atreve a…?”
“¡Ay!” Grité aterrada mientras me caía torpemente al suelo al ver a la imponente “Bestia Satánica” frente a mí, con su terrorífica máscara negra en la cabeza y luciendo una musculatura perfectamente definida, toda una máquina de matar salida del infierno…
…Si no fuera porque llevaba una toalla enrollada desde la cintura, señal de que se acababa de bañar.
Pero para mi sorpresa, La Bestia me respondió con total educación: “Discúlpame, pensé que era alguien más, no una chica tan guapa. Ven, te ayudo a levantarte.”
Acto seguido el luchador me levantó del suelo por la cintura hasta dejarme en pie sin ningún esfuerzo aparente, y cuando abrí los ojos vi que me estaba sonriendo con visible interés mientras examinaba con la vista mi delicado cuerpo, que al parecer era de su completo agrado.
“P.perdón Señor, yo no quería importunarlo…”
“¿Eres una fan? ¿Quieres un autógrafo?”
“N.no, nada de eso. –Respondí rápidamente. –Soy reportera, y me mandó Televisa a entrevistarlo.”
“Bueno, -Respondió La Bestia con total propiedad. –Aunque nadie me informó de esto, no tendría problemas en darte una entrevista, pero… sólo pondré una condición.”
“¿Cuál sería?”
“Tu nombre.”
Me mordí los labios. “Isabel.”
“Qué lindo nombre, -Respondió La Bestia con galanura. -Y con esa sonrisa que tienes, ¿Cómo podría decirte que no?”
“Bueno, -Me sonrojé visiblemente. – ¿Y cómo debo llamarlo yo?
“Todos me llaman por mi apodo profesional. Pero en tu caso, llámame “Señor Bestia”.”
“Está bien, así lo llamaré, Señor Bestia.” Respondí con una sonrisa, y entonces el abrió la puerta de su vestidor y me señaló el interior. “Por favor, pasa y ponte cómoda.”
Pero cuando me asomé al lugar vi que parecía un cuarto de hotel pequeño, con una cama matrimonial al centro, una puerta de baño junto a la entrada, y un escritorio con una silla al fondo, y la duda se asomó por mi rostro. Pero La Bestia, anticipándose a mis miedos, me dijo en un tono tranquilizador: “No te preocupes, sé comportarme como un caballero.”
No tengo opción, -Pensé con nervios. –Pero si quiero la entrevista, tendré que entrar.
Con algo de ansiedad di un par de temerosos pasos hacia el interior mientras La Bestia cerraba la puerta detrás de mí, y acto seguido tomó la silla del escritorio y la puso frente a la cama. “Por favor.”
“Gracias.” Respondí mientras me sentaba y cruzaba las piernas con sutil coquetería, a la vez que sacaba una libretita de mi bolsa en la cual había anotado las preguntas. Pero para mi sorpresa La Bestia se sentó en el borde de la cama justo frente a mí, con sus poderosas piernas abiertas rodeando las mías mientras inclinaba su cuerpo hacia adelante en una actitud francamente posesiva.
“B.bueno, -Lo miré con nervios. –Señor Bestia, la primera pregunta es…”
“Dame un segundo, -Me interrumpió. –Me quitaré la máscara para estar más cómodo.”
Al oír eso me quedé perpleja, ya que es sabido que los luchadores son muy celosos de su identidad secreta, y sin embargo aquí estaba yo, a segundos de descubrirla. Pero La Bestia no tenía ninguna duda mientras se desamarraba la máscara por el reverso, y solo atiné a morderme los labios con ansiedad al ver que se la quitaba, dejando al descubierto un rostro perfectamente varonil, de toscas facciones y sin rasurar, lo que junto a su largo cabello negro y exóticos ojos verdes le daba una apariencia…
…Irresistiblemente animal.
“Oh.” Puse una cara de sorpresa.
“Perdona, -Me dijo riéndose un poco al ver mi reacción. –Es que me acababa de bañar, y la máscara puede ser muy incómoda con el cabello mojado.”
“Pero… ¿Y su identidad secreta?”
“Bueno, sigue siendo secreta, ¿No? ¿O vas a decirle a todos como soy?”
“N.no, claro, yo… -Me reí de nervios. -Bueno, ¿Continuamos con la entrevista? Es que…”
“Ok, espera, -Me interrumpió La Bestia, acercándose aún más a mi rostro hasta casi robarme un beso. –La entrevista será pregunta y pregunta. Una pregunta tu, una yo. ¿Ok?”
“P.pero…”
“Tómalo o déjalo.”
“Bueno, una y una. –Puse una mueca ingenua. – ¿Ok? Pero me responderá TODO lo que yo quiera.”
“Y tú también, niña bonita.”
Me reí al ver cómo me había llamado. Niña bonita. Y sin duda, seguramente yo me veía así junto a él, delgadita y apenas de 1.68, en comparación con su espectacular cuerpo. Pero no me molestaba el apodo, y francamente me puso de un humorcito bastante especial.
“Primera pregunta: ¿Qué rival se le ha dificultado más?”
La Bestia me miró directamente a los ojos, y sin darle mucha importancia a la pregunta respondió: “El Vengador de la Muerte. Ahora mi pregunta: ¿Qué tipo de ropa interior llevas en este momento, y de qué color?”
Los colores se me fueron inmediatamente al rostro, y con apuros respondí: “Pero Señor Bestia, esas preguntas NO valen.”
“¿Cómo no? Si quieres que la entrevista continúe, tendrás que responder.”
“Bueno, está bien… -Puse una expresión nerviosa. -Una tanguita morada, y un bra del mismo color.”
La Bestia me cerró un ojo de forma encantadora y rozó juguetonamente mis rodillas con sus dedos. “Deliciosa. Continua.”
“Pregunta dos: ¿Qué opinas de tu rivalidad con el Doctor Maligno?”
“Es un idiota, lo venceré en el primer round. Mi turno: ¿Qué posición te gusta más?”
Sentí un latigazo de calor al oír esa pregunta. “Ay Señor Bestia, es que esas preguntas, yo... no sé, yo…”
“Responde.”
“Está bien, -Inhalé profundamente. -Acostada en la cama boca abajo y el arriba.”
“Ah, la niña es sumisa.” Se rió suavemente La Bestia, y yo me puse aún mas roja al oír eso, por lo que para desviar la atención le pregunté rápidamente: “¿Cuál considera que fue su lucha más importante hasta ahora?”
Y nuevamente La Bestia me respondió con honestidad, pero replicando inmediatamente con otra pregunta muy XXX, y conforme la entrevista avanzaba las fue haciendo cada vez más atrevidas:
“¿Gimes mucho cuando te montan?” Sip.
“¿Tragas o escupes?” Sonrisa penosa: Trago siempre.
“¿Te gusta por atrás?” Cubriéndome la cara: Si.
“¿Te han amarrado?” No… aun.
“¿Te gusta que se vengan en tu cara?” Otra sonrisa penosa: No, bueno... no sé, si.
Y en medio de esa dinámica la situación se fue poniendo al rojo vivo, hasta que después de casi 15 minutos de atrevidas preguntas y respuestas las reacciones físicas en mi cuerpo eran evidentes: Yo estaba sudando mucho y tenía la respiración acelerada, mis pezones se marcaban debajo de mi blusita, y en mi rostro estaba una expresión de visiblemente excitación.
Y al verme así La Bestia se tomaba cada vez más confianzas, y ahora acariciaba descaradamente mis rodillas.
“Isabel, -Me dijo La Bestia suavemente al oído. –Hay dos preguntas que todos los reporteros me han querido hacer, pero te daré a ti la oportunidad de obtenerlas.”
“¿S.si?” Respondí mordiéndome los labios.
“Si. La primera es acerca de mi lesión en la lucha de hace un mes. La segunda es acerca de mi supuesto trato con el Rey Serpiente para traicionar al Negro Martínez.”
Suspiré emocionada al oír eso, ya que efectivamente eran dos preguntas que equivalían a la gloria periodística, y aquel que las obtuviera de La Bestia subiría sus bonos con Televisa a niveles insospechados. “M.me gusta, pero… ¿Qué debo hacer para que me las contestes?”
“Para la primera debes prestarme tu manita.”
“¿Mi mano?”
“¿Me la prestas?”
“B.bueno.” Asentí con timidez acercándole mi mano, y La Bestia la tomó con firmeza y lentamente la fue deslizando por debajo de su toalla, entre sus piernas y hacia su…
“Ay, no, yo…” Inmediatamente intenté retirar mi mano con tiernos jaloneos, pero La Bestia solo me sonreía con coquetería mientras seguía guiándome hacia su miembro, el cual se marcaba ya debajo de la toalla, un poderoso falo grueso y completamente erecto, y sin poder evitarlo…
…La Bestia me hizo apretar la base de su verga.
“Eso es, niña bonita. ¿Viste que no fue tan difícil?”
“Y.yo…” Puse una expresión tierna sin atreverme a nada, y en ese momento La Bestia comenzó a guiarme lentamente de atrás para adelante a todo lo largo de su verga, poniendo especial atención en la punta con mis dedos. “Así debes hacerlo, niña bonita, para que te ganes tu respuesta. ¿Entendido?”
Bueno, no pasa nada. –Pensé con apuros. –Solo lo… apretaré un rato y ya, nadie tiene que enterarse. ¿No?
Entonces comencé a masturbarlo lentamente, y La Bestia Satánica abrió ligeramente la boca en una expresión de placer. “Dios mío, lo haces delicioso.”
“G.gracias. –Tragué saliva. –Ahora, respecto a mi pregunta, yo…”
La Bestia puso uno de sus dedos sobre mi boca. “Shhh, calladita, antes de respondértela quisiera que te acomodaras mejor, te ves muy incómoda así.”
Quise protestar pero me di cuenta que efectivamente él tenía razón. Para poder masturbarlo me había tenido que inclinar mucho hacia adelante en la silla, y se me estaba cansando el brazo. Entonces La Bestia tomó una almohada de la cama y la puso en el suelo frente a él. “Ten, estarás más cómoda arrodillada.”
Asentí suavemente y lentamente me pasé de la silla a la almohada, aunque nunca dejando de masturbar al luchador mientras lo veía a los ojos. “Bueno, pero ahora es el turno de que responda mi pregunta, ¿Ok?”
Pero al verme así, arrodillada frente a él de la forma más sugerente posible, activó algo en el interior de La Bestia, una especie de hambre por mi cuerpo que sin duda debería ser saciada pronto.
3er Acto: Sometida.
“¿Señor Bestia? –Pregunte con ingenuidad. –Le decía, mi pregunta es…”
“¿Sabes, bonita? Creo que ya no estoy para juegos.”
Me asusté al oírlo decir eso, y de repente La Bestia se levantó de la cama e hizo el intento de agarrarme la cabeza, pero instintivamente logré esquivarlo a la vez que torpemente retrocedía por el suelo, aunque casi inmediatamente mi espalda topó contra la pared y quedé arrodillada contra la misma. “P.por favor, no me…”
La Bestia caminó tranquilamente hacia donde yo estaba y se arrancó la toalla, dejando a la vista un grueso miembro venoso, cuya cabeza morada apuntaba directamente a mi indefensa boca. “No te preocupes, bonita, solo sé una niña obediente y levanta tus manos.”
“P.pero, Señor Bestia, yo…” Tartamudeé totalmente intimidada, y con un gesto de rendición levanté mis brazos por la pared, lo que aprovechó el para agarrar mis manos y extender mis brazos al máximo, y entre tiernos quejidos comencé a forcejear débilmente para zafarme. “A.ay, no…”
La Bestia se rió al ver mis esfuerzos, hasta que con un tono de voz dominante dijo: “Isabel, voltéame a ver.”
Obedecí inmediatamente. “S.señor Bestia, yo no…”
“¿Quieres tu entrevista, bonita?”
Puse una expresión de tierna angustia. “S.si, pero…”
“Regla No1: No dejes de mirarme a los ojos. ¿Entendido?”
No tenía opción. En estos momentos yo era una tierna ovejita en manos de un perverso lobo, por lo que débilmente asentí.
“Regla No2: Abre la boca.”
Un débil gemido se me escapó al oír esto, sintiendo una mezcla de impotencia y excitación por lo que me estaba sucediendo. “Se… señor Bestia, yo…”
“Bonita, -La Bestia dijo con más firmeza. –Abre la boca, YA.”
Y así, con la máxima vergüenza posible…
Abrí la boca.
La Bestia no perdió ni un segundo, y con un firme movimiento de sus caderas su grueso miembro venoso se abrió paso entre mis delicados labios y comenzó a llenarme la boca con su carne, centímetro a centímetro, hasta que finalmente su áspera cabeza morada golpeó contra mi garganta. “Mfmffm!”
Inmediatamente me retorcí contra la pared y abrí las piernas en sexual rebeldía, respirando agitadamente mientras la humedad en mi coño empapaba la telita de mi tanga, pero La Bestia me mantuvo completamente sometida durante varios minutos, hasta que me fui cansando. “Quieta, niña, quieta.”
Pero yo estaba que ardía, nunca hubiera pensado que ser tratada así, de forma tan primitiva y humillante, me excitaría tanto, y sin importarme ya nada comencé a mamar con todas mis fuerzas, mirándolo a los ojos mientras lo hacía. Oh Dios, qué rica verga, que rica verga...
“Por Dios, nenita, ¡Que boquita!” Jadeó La Bestia al sentir la fuerza con la que mi tierna boca succionaba su miembro, casi como si no creyera que una chica tan pequeña sería capaz de tal cosa, y en ese momento sus poderosas manos me sujetaron la cabeza y sus caderas comenzaron a moverse vigorosamente contra mi rostro, follando mi boca en la mas depravada cadencia animal, la de un macho sometiendo a su indefensa hembra sin piedad. “Mfmfmf… mfmfmf… mfmfmfmf.”
Y yo me retorcía sexualmente con cada embestida, gimiendo con deliciosa angustia mientras la exquisita tortura oral continuaba, pero deseando siempre más…
Y algo así debió percibir La Bestia, porque de repente me ordenó: “Tócate.”
Apenas oí eso mis manos de deslizaron por debajo de mi tanga y llegaron a mi sexo, el que comencé a frotar con desesperación, poniéndome muy tensa mientras lo hacía. “¡Mfmfmf… mfmfmf… mfmfmf!”
Y cada movimiento de mis dedos enviaba exquisitos latigazos orgásmicos por todo mi cuerpo, y yo estaba como loca y quería gemir con todas mis fuerzas, gritar que quería mas y suplicarle a La Bestia que me montara ya, pero mi boca era silenciada una y otra vez a vergazos, aunque en mi mente solo había un pensamiento: Mas, mas, mas, métemela por la boca siempre, siempre, siempre.
Y así las cosas, durante casi 10 minutos fui sometida a la más depravada tortura oral, hasta que finalmente La Bestia se apretó violentamente contra mi rostro, gruñendo de forma primitiva, e inmediatamente un poderoso chorro de semen golpeó mi garganta…
…Y luego otro, y otro…
“Trágatelo TODO.” Me ordenó La Bestia temblando de excitación, y con un gemido obediente comencé a tragar su leche con total voracidad, sintiendo como bajaba crudamente por mi garganta en cantidades industriales, pero aun así…
Era demasiada, y de su verga seguía saliendo mas y mas, hasta que sin poder evitarlo una cascada blanca resbaló por mis labios, dando la errónea impresión de que no había logrado tragar nada.
Pero La Bestia sabía perfectamente la intensidad de sus venidas, y con una sonora sonrisa retiró su verga de mi boca, mirándome desde arriba con un cierto aire de ternura. “Mira nada mas, la niña salió golosa.”
“Y.yo, no…” Sonreí con mucha vergüenza ante su burdo comentario, y a juzgar por la tremenda cantidad de leche en mi estomago pensé que La Bestia ya estaría satisfecha, por lo que torpemente intenté levantarme. Pero La Bestia me detuvo: “¿A dónde crees que vas?”
“¿N.no habíamos… terminado?”
La Bestia me señaló su verga, la cual seguía erecta y goteando con mí saliva. “¿Te parece que esta cosa ha terminado?”
“Y.yo…”
Sin darme tiempo a nada, La Bestia deslizó rudamente sus dedos por mi cabello y me hizo levantarme e ir hacia la cama, en donde rápidamente me obligó a ponerme en 4.
“Ay, S.señor Bestia, yo…” Protesté débilmente por el trato recibido, pero La Bestia me ignoró mientras me subía la falda y me bajaba la tanga hasta las rodillas, dejando mi perfecto culo completamente vulnerable, y en ese momento sus manos abrieron mis nalgas de par en par y su rostro se hundió entre ellas, lamiendo y chupando mi sexo y ano sin parar.
“¡Ahhh!” Gemí con ternura al sentir la traviesa lengua metiéndose en mis orificios, y ante mi reacción La Bestia gruño apasionadamente mientras me comía aun más vigorosamente. “¡Dios mío niña, estas deliciosa!”
Y con cada lengüetazo yo abría la boca en las expresiones más descaradas, arqueando mi cuerpo en formas físicamente imposibles mientras la perversa lengua, cual culebrita traviesa, se metía por todas partes, hasta que después de varios minutos de agónica preparación La Bestia se acomodó firmemente detrás de mí mientras me agarraba por las caderas, y acto seguido comenzó a penetrarme lentamente por el coño, ensanchando mis tiernos labios vaginales al máximo hasta sus bolas golpearon firmemente contra mi clítoris.
“¡Ahhhh!” Abrí los ojos de par en par. ¡Me la metió toda! Oh Dios, se siente tan... rico, oh Dios.
Inmediatamente La Bestia me agarró del cabello y comenzó a montarme a un ritmo suave pero poderoso, aunque acelerando cada vez más sus movimientos, hasta que al cabo de unos segundos su ritmo era infernal y mis nalgas rebotaban violentamente contra su cuerpo. “Muévete, niña bonita, quiero que menees esas caderitas cuando te monto.”
“Ahhh, s.si, Señor Bestia.” Asentí obedientemente, moviendo mi cuerpo al mismo ritmo que el suyo.
“E.exacto, asi.” Jadeó complacido, y entonces sus caderas aceleraron más y mas sus embestidas contra mi delicado cuerpo, hasta que después de unos segundos toda la cama temblaba y yo apenas me podía mantener en 4.
“Oh D.dios. –Apreté las sabanas con mis manos. –Oh Dios, p.perdóname, perdóname. Oh Dios.”
De repente La Bestia me dio una violenta nalgada y salté asustada, y con su voz ronca dijo: “¿Te la quieres comer por el culo?”
Volteé a ver a La Bestia con una expresión de deliciosa sumisión, sintiendo como unas gotas de sudor resbalaban por mi rostro y mi largo cabello se quedaba pegado a él…
…Y débilmente asentí.
La Bestia fue directamente por su presa, y sin piedad alguna agarró su gruesa anaconda venosa y comenzó a enterrármela en el culo, e inmediatamente abrí los ojos de par en par mientras me ponía súper tensa. “¡Oh Dios, oh Dios! Esta muy gruesa, m.mas despacio.”
Pero su carne siguió entrando en mi cuerpo y llenando mis intestinos de la forma más cruda posible, mientras mi pobre ano se contraía agresivamente contra el poderoso invasor, hasta que finalmente el cuerpo de La Bestia se apretó contra mis nalgas, y supe que la tenía toda adentro.
“¿Ya viste, niña bonita? Hasta el fondo.” Me dijo La Bestia a la vez que me daba otra fuerte nalgada y me agarraba del cabello, obligándome a mirar hacia el frente “Ahora, regla numero 3: Levanta las nalguitas y suplícame que te culeé.”
Para enfatizar su orden sus caderas se hicieron lentamente para atrás, sacándome la verga del culo casi por completo, y muy despacio me la volvió a enterrar, arrancándome un tierno gemido al hacerlo. Oh Dios, s.se siente delicioso.
“Niña bonita, PIDEMELO.”
“P.por favor, mas. S.señor Bestia, se lo suplico.”
“¡Mas fuerte!”
“¡Mas, mas! –Grite en frenesí. -¡Se lo suplico, métame la verga hasta el fondo!”
“¿Por donde?”
“¡Por el culo! P.por favor, por el culo.”
Y yo temblaba de excitación al ser tratada así, sintiéndome la más sucia y perversa del mundo, y en ese momento La Bestia volvió a profanar mi ano muy lentamente, y otra vez, y de nuevo, cada vez más rápido, hasta que después de algunos minutos el ritmo con el que me culeaba era brutal y desenfrenado.
“¡Ahhhh, D.dios! ¡MMMmmmm!” Grité sin importarme nada, sintiendo el exquisito ardor en mi ano y el intenso golpeteo en mis tripas, y al verme así de acelerada La Bestia me ordenó: “Grita lo que te estoy haciendo.”
“M.me… -Respondí con apuros. –Me estas culeando.”
“Grítalo.”
“Oh Dios, ¡Me la están metiendo por el culo!” Grité con tierna desesperación, y para empeorar las cosas las bolas de La Bestia golpeteaban constantemente mi clítoris, como si fueran palmaditas perversas, acercándome cada vez más al clímax...
Aunque La Bestia también estaba en las mismas, y con un gruñido apretó su cuerpo contra mis indefensas nalguitas y dijo: “¿Dónde quieres que me venga, nenita?”
“P.por favor, -Gemí tiernamente. –En mi culo.”
“Grita más fuerte, quiero que te oigan.”
“P.por favor, ¡Lléname el culo de leche!”
Pero mi premio aun tardaría en llegar, porque de repente La Bestia se dejó caer posesivamente sobre mi cuerpo y me aprisionó contra la cama, envolviendo mi cabeza entre sus brazos de tal forma que no me pudiera mover ni un milímetro, completamente a su merced, e inmediatamente comenzó a besarme apasionadamente el cuello. “Eres deliciosa, niña bonita. Tu rostro, tu boca, tu cinturita, tu culo apretado… me encantas, pero ahora me urge venirme en ti.”
“S.si, -Me retorcí deliciosamente contra su cuerpo. -Eso quiero.”
Y de nuevo sus caderas volvieron a clavar mi culo, aunque ahora a un ritmo lento y sensual, sin separar su cuerpo del mío ni un milímetro.
Oh D.dios, la siento en mi estomago, oh Dios, me fascina. Pensé febrilmente, y con un movimiento dominante La Bestia apretó aun más su muscular pecho contra mi espalda y me preguntó suavemente al oído: “¿Te gusta cómo te monto, niña bonita?”
“S.si, -Asentí con ternura. –S.si, que rico me… culeas. M.me fascina.”
Decir eso fue la gota que derramó el vaso, La Bestia gruñó contra mi nuca y comenzó a bombear mi culo con más intensidad, logrando que la cama volviera a temblar violentamente durante casí 5 minutos, hasta que finalmente…
Sus caderas se apretaron violentamente contra mis nalgas, en medio de exquisitos espasmos orgásmicos. “¡Ahhhh! -Gruñó contra mi oído. –Ahhhh, D.dios mío, mmmmm.”
Y yo me retorcía debajo de él, sintiendo como su semen entraba hirviendo en mi recto sin parar, y con un gesto descarado levanté las nalgas y volví a tocarme, hasta que después de algunos segundos un explosivo orgasmo me sacudió por completo y me arrancó el aire. “Ahhh, mmmm, mmmm.”
La Bestia me dio un suave beso en el cuello. “Que golosa eres, niña bonita.”
“Ay, Señor Bestia, -Me puse muy roja por su comentario, casi sin poder hablar por el esfuerzo. – ¿Yo?”
“Soy capaz de lanzar a 3 tipos fuera del ring sin esfuerzo, -Me dijo al oído con un tono juguetón. -De luchar sin parar durante horas contra miles de enemigos, pero… tu boca y culo han sido demasiado para mí. Me rindo.”
Me reí con sutil coquetería. “¿Gané entonces?”
La Bestia me dio una nalgadita juguetona y con un gesto travieso me agarró de la cintura y me puso de pie, aunque sin salir de mi cuerpo. “Solo te soltaré con una condición, niña bonita.”
“Ay, Señor Bestia. –Forcejeé tiernamente. -¿Cuál es?”
“¿Tus nalguitas tienen algo que hacer mañana?”
Me mordí los labios con coquetería. “No.”
La Bestia me soltó y con mucho cuidado sacó su verga de mi culo, y acto seguido me bajó mi faldita. “Bueno, las quiero aquí mañana otra vez.”
“Y, -Me puse en plan juguetona. – ¿Y si no vengo?”
La Bestia se rió suavemente. “Vendrás, porque después de todo, aun no te respondí las dos preguntas supremas, ¿No?”
“Ay, -Lo empujé con ternura. –Señor Bestia, eso no se vale.”
“No me importa. Y recuerda, mañana quiero esas nalguitas aquí, ¿Entendido?”
Asentí con una sonrisa, y después de arreglarme un poco la ropa y darle un tierno beso a La Bestia salí de la habitación, pero cuando pasé por el vestidor los luchadores volvieron a decirme cosas atrevidas: “Uy Mamita, ¿Así que te culearon rico?” “Mira a la niña, apenas puede caminar.” “Otra pendeja que se coge ese cabrón, ¿Cómo le hace?”
Dios mío, ¡Lo saben! Pensé muerta de la pena, y me fui corriendo de nuevo por los pasillos hasta que regresé a la Arena, en donde Don Juanito me esperaba con muchos nervios, y pude ver que el lugar se había vaciado por completo y solo estaban unos tipos de limpieza trabajando.
“¡Señorita Isabel!”
“A. aquí estoy, Don Juanito. –Le respondí con fingida seguridad. –Conseguí la entrevista.”
“Pero señorita…-Dijo con cierta decepción en la mirada. -¿No le dije que los luchadores eran muy vivos?”
“P.pero, no pasó nada, yo…”
Don Juanito me miró con suspicacia, ya que para cualquiera con experiencia las huellas de la batalla serían evidentes: Despeinada, con la ropa desarreglada y moretones por todos lados. “¿Está segura que no pasó nada?”
Me mordí los labios con vergüenza. “S.si. Nada. Además, tenemos la entrevista, ¿No?”
“Bueno, -Suspiró Don Juanito al ver que no le diría nada, aunque era evidente que sabía perfectamente lo que acababa de sucederme. –Vámonos pues, señorita Isabel. Que se hace tarde.”
Asentí ligeramente y nos pusimos en marcha hacia la salida, pero yo estaba como en trance, recordando una y otra vez lo que acababa de pasar, la brutal forma en la que había sido sometida, montada y sodomizada, y…
Lo mucho que me había gustado. Y así, sin poderme contener...
Sonreí con un gesto coqueto, pensando que que mañana lo vería otra vez.
Intenso...
ResponderEliminarIncreible Fascinante!!
ResponderEliminarQue zorrita la reportera, pero muy bueno el relato, excitante aunque uno no pueda identificarse con el fornido luchador ;).
ResponderEliminarSigue asi gatita...
bastante intenso el relato, escribes bien gata, buen estilo narrativo, jeje
ResponderEliminarMe gusto, la verdad que si, muy rico el relato gatita, como siempre, luciendote con la escritura, me gusto muchisimo.....
ResponderEliminarSigue asi.....
PD: Tambien me gusto el nuevo Header que pusiste al sitio....
Saludos Su FAN Spawnstun
Saludos... desaparecido??, pues no simplemente visitando algunas amistades... y vagando de nuevo por la red... Que estes bien..
ResponderEliminarPor cierto... el relato estubo divertido, pero predecible... Portate mal...
ResponderEliminarCaliente relato... muy bueno, gracias gatita
ResponderEliminarExcelente relato como siempre, felicitaciones
ResponderEliminarMuy bueno. Te felicito gata.
ResponderEliminarLo mejor de todo es que está bien escrito. Eso es lo que más me gusta. Muy bien escrito.
ResponderEliminarExcelente Gatita!!! Ya quería saber nuevamente de tí y por fin te vuelvo a encontrar!!! Como siempre excelentes relatos!!!
ResponderEliminargatita, no te enojes pero me paso algo divertido el otro día...lee este relato tuyo y luego el de claudia, con su profesor héctor (reprobada, creo q se llama...) y dime si encuentras alguna similitud...cuidado jajaja
ResponderEliminarQue tengas un bello 2011!!!