martes, 16 de diciembre de 2008

Josie la Escort 4: La Fiesta de las Lesbianas




ACTO 1: La misteriosa misión.



La pesada Hummer negra avanzaba a toda velocidad por el tráfico nocturno, mientras que en el asiento trasero yo iba súper nerviosa, recargando el rostro contra la fría ventana trasera.

“¿Falta mucho, Señor?” Le pregunte tímidamente al chofer.

“No, Señorita. Unos 5 minutos.”

“G.gracias.” Respondí con un suspiro, sintiendo mi corazón latiendo a mil por hora. Y la razón de esto era…

…que Paola no me había querido decir cual seria la misión de esta noche, excepto que sería una fiesta. Y mi curiosidad me estaba matando. ¿Seria una fiesta de pervertidos? ¿De ancianos? ¿De estrellas de Rock?

“Ojala no sea lo que estoy pensando… “Dije poniendo una carita de angustia. “Pero mejor pienso en otra cosa o me volveré loca.”

Entonces voltee a ver mi atuendo para esta noche y una coqueta sonrisa se me escapó. Si, siempre la vanidad aparecía cuando mas la necesitaba, y hoy venía espectacularmente sexy, con unos microshorcitos negros ajustados y un atrevido top semitransparente café que dejaba mi deliciosa espalda a la vista. Y por si fuera poco llevaba mi lindo cabello café suelto hasta los hombros y casi nada de maquillaje, multiplicando por mil mi sex appeal.

Sin duda, pensé con un gesto coqueto, pase lo que pase hoy al menos me veré espectacular haciéndolo.

Entonces volteé a ver por la ventana mientras el paisaje rápidamente cambiaba de las luces de ciudad a las del campo, hasta que después de casi 30 minutos la pesada camioneta aminoró la velocidad y se detuvo frente a unas impresionantes puertas de madera en medio del bosque, flanqueadas por un imponente muro de piedra.

No tardaron mucho en salir unos tipos de seguridad, que después de platicar algo con el chofer nos abrieron las puertas, y entonces nos fuimos internando por un caminito, hasta que de repente…

…Llegamos a una Mansión espectacular en medio del bosque, un edificio gigantesco de estilo rustico construido de ladrillo y piedra, con miles de arcos y ventanas de herradura por todas partes y preciosas tejas rojas en cada techo…

…Pero con apenas unas pocas luces prendidas, dándole un aspecto tétrico.

“¿A.aqui es?” Pregunte con algo de miedo, ya que también el bosque a nuestro alrededor se veía tenebrosamente oscuro y nadie salía a recibirme.

“Si, Señorita.” Me respondió amablemente el chofer, pero con cierta urgencia en la voz.

“P.pero… disculpe Señor, no veo a nadie aquí. “

“No se preocupe, Señorita. Pero debe bajar ya.”

“P.pero…”

“Le aseguro que esta a salvo.”

“Bueno.“ Respondí sin mucha convicción mientras me bajaba del vehiculo. Y apenas cerré la puerta la enorme camioneta aceleró y no tarde en perderla de vista por el camino.

Y entonces me sentí más sola y miedosa que nunca. El bosque parecía hacerse mas oscuro con cada minuto que pasaba, y…

…Justo entonces las pesadas puertas de madera se fueron abriendo lentamente, y el corazón casi se me sale del cuerpo. Pensé que de ella saldría Drácula en persona para matarme o algo peor, pero…

En su lugar vi a un chico rubio guapísimo y alto caminando hacia mí, con un cuerpo atlético enfatizado por unos pantalones finísimos de rayas y una camisa blanca de manga larga. Pero conforme se fue acercando me di cuenta que en realidad…

…Era una chica. Las facciones delicadas en su rostro eran inconfundibles, por mucho que lo quisiera disimular.

“Hola, soy Daniela.” –Me dijo la chica con un tonito travieso. “Y tengo ordenes de llevarte con Jordana.”

“¿Jordana…?” –Puse una mueca de confusión.- “¿Una mujer? P.perdona, pero es que a mi nadie me dijo que…”

La chica se rió ante mi duda y contesto rudamente. “Pues claro estúpida, ¿Nadie te dijo nada?”

Inmediatamente me sentí muy ofendida. ¿Quién se creía ella? ¿Apenas me conoce y ya me insulta?

“P.pero, mira, es que yo le dije claramente a mi jefa que no soy lesbiana. M.mira, hay muchas chicas en la agencia mas guapas que yo y…”

Pero Daniela solo se reía ligeramente, fascinada con mis dudas. De repente coloco su palma en mi espalda y lujuriosamente la deslizó hacia abajo, deteniéndose en el borde de mis shorcitos. Y mi reacción fue inmediata: Mi respiración se acelero muchísimo y el color se me fue al rostro.

“Ya veremos, cosita. –Me dijo al oído- Pero sinceramente no creo que haya otra mas guapa que tu. ¿Me harías un favor? Levanta las nalgas.”

“¿P.perdon?”

“¿No me oíste? Levanta las nalgas, YA.”

Me mordí un labio con impotencia, pero comprendí que no podía decirle que no a una clienta. Entonces arquee la espalda y levante lo mas que pude mis nalgas sin doblar las rodillas. Y al hacerlo la telita de mi short se pegó de forma obsesiva a mi piel, marcando mis curvas de forma espectacular.

“¡P.puta madre, mi amor!” Dijo Daniela dándome un “ligero” empujoncito que casi me tira al piso. “Que culito tan rico y apretado tienes, estas buenísima.”

“G.gracias… “Respondí torpemente, con la vanidad a mil por el piropo.

“Ven, -Dijo tomándome de la mano, apretándola un poco más de lo necesario- Te llevaré con Jordana ahora, pero recuerda: Hoy te romperé ese culito tan lindo que tienes.”

“¿Entonces es Jordana la clienta? ¿Y quién eres tú?”

Daniela puso una cara de ironía. “Pues, digamos que su protegida, como muchas más en esta casa. Y amante ocasional.”

“Oh.”

Y antes de que pudiera decir más Daniela me dio un jalón y me llevó al interior de la casa, casi arrastrándome. Y al entrar lo primero que vi fue un vestíbulo espectacular, apenas iluminado por un candelabro colgando del techo y esculturas hermosísimas en cada costado.

“Wow, mira eso, esta súper…” Pero de nuevo fui interrumpida, porque con otro jalón Daniela se puso en marcha hacia otro pasillo y tuve que correr un poco para ir a su ritmo. La diferencia de tamaños era abismal, ella altísima y poderosa y yo pequeñita y frágil. Cada uno de sus pasos parecían 5 de los míos, y así me fue llevando por mil pasillos y salones lujosísimos, todos a media luz, hasta que finalmente llegamos a unas imponentes puertas de madera.

“Aquí es, Josie.” Me indico Daniela señalándome las puertas.

“¿Ahí esta Jordana?”

“Te mueres por saber, ¿No? –Dijo Daniela con una risita malvada- Pero lo siento, cosita, me encanta verte muerta de curiosidad.”

Volteé a ver lentamente a las intimidantes puertas. ¿Qué habría atrás de ellas? ¿Un monstruo? ¿Una orgía de pervertidos? ¿Una escena satánica? Pero ya no había vuelta atrás. Respire profundamente y haciendo uso de todo mi valor empujé con fuerza y las fui abriendo, pero lo que vi me dejó sin habla…

Frente a mi estaba un salón gigantesco, con imponentes paredes de piedra y piso de madera, iluminado apenas por unos pesados candelabros de velas y con un ventanal gigantesco al fondo. Y en el centro estaba una larguisima y pesada mesa de madera, con 8 chicas de entre 25 a 30 años sentadas a su alrededor, jugando alegremente a las cartas.

Pero lo raro era que todas estaban vestidas de formas masculinas muy estilizadas, con elegantes trajes negros y delineador del mismo color en sus ojos, dándoles un aspecto andrógino.

“Oh Dios… “Dije retrocediendo un paso, pero al chocar con el pecho de Daniela supe que no había salida posible.

Entonces la vi…

Casi en penumbras y sentada en un sofá al fondo estaba una guapísima mujer de largo cabello negro y facciones exóticas, ataviada con un exquisito vestido negro ajustado que marcaba deliciosamente sus abundantes curvas y generoso escote.

Entonces la mujer se levanto elegantemente y con delicados pasos fue acercándose a mí, y en el momento en que la luz ilumino su rostro me di cuenta de algo: Era casi idéntico al de Mónica Bellucci. Y su presencia era francamente imponente, porque ni siquiera pude mantenerle la mirada.

“Hola Josie, soy Jordana Azcárraga.” Dijo la mujer con una voz suave y sensual. “Bienvenida a mi reunión, y debo decirte que tienes un rostro espectacular, mi amor. ¿Qué edad tienes?”

“20, Señora. Y.yo…” Tartamudeé, sintiéndome muy nerviosa. Pero jordana solo se quedó callada durante algunos segundos más, admirándome descaradamente. Bueno, más que admirar me estaba comiendo con la mirada. El brillo en sus ojos la delataba y francamente sentir esa atención sobre mí me estaba poniendo de un humorcito bastante especial.

“Dios… que carita. Que cuerpo, que todo.” Dijo suavemente.

“M.muchas gracias. Pero perdone, Señora, es que… Paola no me… dijo nada de esto. Es que yo no soy lesbiana.”

Jordana se rió un poco. “¿Señora? ¿Me veo tan grande, Josie?”

“N.no, yo… -Traté de arreglar mi torpeza- Perdón, yo no quería que sonara así.”

“No te preocupes, amor.” Dijo Jordana, y entonces deslizó sensualmente un dedo por mis labios. “Seguramente te estas preguntando que haces aquí, ¿No es así?”

“S.si, mire, es que seguramente hay un error, porque…”

“Josie, no hay ningún error. Además, no quiero ponerme ruda pero los servicios de tu agencia son MUY COSTOSOS. ¿Entendiste? Pero mira, no te preocupes, te vas a divertir con nosotras. Solo estamos jugando cartas.”

Pero las chicas en la mesa se rieron maliciosamente ante ese comentario, poniéndome aun más nerviosa. Y sus ojos no mentían, me estaban comiendo con la mirada, con una lujuria que no se la había visto ni a los albañiles.


ACTO 2: El sexual juego de cartas.


“Josie, quítate la ropa ahora, por favor.” Ordeno Jordana.

“P.pero… ¿Aquí? ¿No íbamos solo a jugar a las cartas?”

“Si, pero tú lo harás desnuda.” Respondió con un gesto coqueto.

“Jordana, yo, mira…” Trate de decir algo, pero al ver su cara suspiré resignada. Era evidente que no tenia ni voz ni voto en este asunto, así que con muchos nervios crucé los brazos y agarre los costados de mi top café, subiéndolo por mi tronco en un segundo. Y en el momento en que mis pequeños pechos blancos quedaron a la vista otro murmullo colectivo se oyó a mí alrededor, logrando que me sonrojara un poco.

Entonces tomé los costados de mis shorcitos negros y lentamente los fui bajando por mis piernas hasta quedarme solo con una tanguita morada. Y de nuevo los murmullos picantes acompañaron este gesto.

“También la tanga, Josie.” Ordenó Jordana.

“Ay Jordana, p.pero es que…”

“O te la quitas tu o lo hago yo.” Me dijo al oído Daniela, riéndose.

“Ay no.” Puse una carita de angustia, y con impotencia mis dedos se deslizaron por debajo del elástico de mi delicada prenda y la fueron bajando por mis piernas hasta que quedó en el suelo, dejando mi sexo completamente a la vista, apenas protegido por una delicada línea de vello cortito. Y sin poder evitarlo comencé a sudar muchísimo, con mi corazón latiendo a mil por hora.

El saber que estaba completamente desnuda ante estas mujeres me estaba poniendo cada vez mas ansiosa, y la situación empeoró al oír sus burdos comentarios: “¡Está guapísima!” “¡Que cuerpo!” “Mira esas nalguitas paraditas…” “Que tetitas tan ricas…”

Con pena cubrí mi intimidad con las manos, mordiéndome los labios.

“Uff, Josie. Tienes un cuerpecito espectacular, mi amor.” Dijo Jordana caminando a mí alrededor, mientras Daniela recogía mi tanga del piso y con un gesto primitivo la apretaba contra su cara.

Y al ver eso me apené aun más, y unas gotas de sudor resbalaron por mi cara, delatándome. Pero lo peor de todo fue que Jordana vio mi reacción y sonrió sutilmente. “Entonces, Josie, ¿Has jugado a las cartas antes?”

“N.no… bueno, a veces con mi abuela.”

“Bueno, ahora jugaras con nosotras.” Dijo Jordana, y entonces elegantemente fue a sentarse a la cabecera de la mesa. “Daniela, como nuestra invitada no tiene silla quiero que la tengas en tus piernas, ¿Ok?”

“P.pero…” Dije asustada viendo la lujuriosa sonrisa que ponía Daniela. Y antes de que pudiera hacer nada ella me tomó de la mano y con rudeza me llevo a la mesa, en donde con algunos forcejeos logró sentarme en sus piernas.

“Ya, cosita, quietecita. –Dijo Daniela en tono burlón- ¿Ya viste? Tus nalguitas se van acercando a su destino.” Y como si quisiera enfatizar su punto me agarró de las caderas y frotó mis nalgas contra su cuerpo descaradamente.

“Ay D.Daniela, déjame. –Dije luchando un poco- Ya te dijo Jordana que solo jugaría a las cartas.”

“¿En serio crees eso? –Me dijo sugestivamente al oído- Porque hagas lo que hagas tu culo será mío esta noche. ¿Lo has entendido?”

“N.no, porque…”

Daniela se rio suavemente, besándome el cuello. “No pienso discutir contigo, cosita, pero ya veremos al final de la noche si tu rica colita no termina en mis manos.”

Entonces me di cuenta que todas las lesbianas en la mesa seguían muy atentas nuestra platica, con las sonrisas mas falsas e intimidantes que haya visto en mi vida.

“H.hola… “Las salude tímidamente.

“Hola Josie. –Dijo una pelirroja muy guapa, vestida con un traje negro ajustado y con delineador alrededor de los ojos.- Me llamo Alejandra, y te presento al resto de nosotras: Jessica, Ana, Lucia, Jimena, Luisa, Laura y Estefanía.”

“Hola linda.” Contestaron todas las chicas con algo de ironía, con sus ojos recorriendo mi cuerpo sin mucha discreción.

“Ah. ¿Y, vienen mucho aquí?”

“Si, -Respondió la pelirroja- Todos los fines de semana Jordana nos invita a estar con ella. Pero claro, a veces llamamos a chicas guapas como tu para divertirnos.”

Y algo en la forma en la que dijo “Divertirnos” hizo que las demás chicas se rieran sin mucha sutileza. Pero ya no pude investigar más, porque de repente Jordana tomó las cartas y comenzó a repartirlas a cada una.

De repente Daniela me tomó del cuello y me plantó un beso en la boca, asustándome un poquito.

“D.dani, no...” Dije sorprendida, y sin soltarme Daniela lamio agresivamente mis labios. “Estas deliciosa, Josie. No sé qué haces pero me tienes hambrienta por ti.”

“Daniela, déjala en paz.” Dijo Jordana poniéndose muy seria. “¿O tu pagaste por ella acaso?”

“Pero Jordana, ve esos labios. Es una muñequita, se ve deliciosa…”

“Si, pero ya te dije que la dejes en paz. –Respondió Jordana con un tono aun más enérgico- Ella no es tu juguete, es el mío.”

Me sonroje inmediatamente al oír como hablaban de mi, sobre todo lo de “Juguete”, pero entonces Daniela respondió con agresividad: “¡¿Que?! Jordana, por favor, no me salgas con eso. ¿No puedo entonces ni besarla?”

“NO. No puedes. Josie es mía, incluyendo su culito que tanto deseas. Pero te propongo esto: Caliéntala y si logras que ella voluntariamente te lo dé será tuyo. Pero no puedes ni besarla ni hacerle nada explicito, ¿Ok?”

“¡Puta Madre! –Grito Daniela golpeando la mesa- ¡¿Por qué me haces esto, Jordana?! ¡QUIERO ESE CULO y tu no vas a impedírmelo con tus estúpidos juegos!”

“O.oigan… y.yo…” Traté de decir algo a mi favor.

“¡No te atrevas a decir nada, cosita!” Me dijo amenazadoramente Daniela, ante lo cual me calle inmediatamente. “P.perdon.”

Pero Jordana solo sonreía desde su lugar, con la actitud de aquella que se sabe en control. “¿Ah si, Daniela? Bueno, entonces supongo que no te importará salir inmediatamente de mi casa. Y por cierto, devuélveme las tarjetas de crédito y las llaves del Jaguar.”

Y al oír esto Daniela apretó los puños con impotencia, pero después de algunos incómodos segundos fue calmándose.

“Bueno… está bien, acepto el reto, Jordana. Calentaré a la princesa.”

Y no tuve tiempo ni de protestar, porque Daniela me apretó furiosa a su cuerpo y apretó su mano contra mi vientre, y con un gesto agresivo su dedo entró en mi ombligo y comenzó a moverse con una cadencia primitiva y sexual, entrando y saliendo. Inmediatamente me puse muy tensa y comencé a reírme y gemir un poquito. “D.dani…ah….”

“¿Te gusta, cosita?” Me dijo ella al oído, lamiéndome el sudor del cuello.

“E.es… q.que… -Dije tratando de separar sus manos de mi cuerpo, sin éxito- M.me da cosquillas… ufff.”

Pero Daniela solo se rió un poco ante mis esfuerzos, y con una actitud primitiva lamió mis hombros y espalda, acelerando sus movimientos de penetración. “Eso, muévete así. Me encanta que luches, cosita.”

Al oír eso me puse súper tensa, y apenas si pude contener un gemido. La sensación era extrañísima, una mezcla de placer y risa. Y el dedo de Daniela seguía entrando y saliendo de mí ombligo descaradamente, acelerando mi respiración al máximo.

Y casi sin darme cuenta mis caderas comenzaron a moverse lentamente de atrás para adelante, muy suavemente, al mismo ritmo que el dedo en mi ombligo. Daniela se dio cuenta y me dijo al oído: “Así, cosita. Despacito, muévete.”

Y muy a mi pesar…

Seguí moviéndome, frotando mis nalgas contra su cuerpo casi imperceptiblemente. Entonces Jordana comenzó a mezclar las cartas para el juego. “¿Sabes jugar Poker, Josie?”

“No… no, yo… nunca he jugado eso.” Dije mordiéndome los labios, luchando para no rendirme ante los acosos de Daniela.

“Pues esta noche vas a aprender, linda.-Dijo mientras repartía las cartas a las demás “chicas” y me ofrecía una, pero para mi sorpresa la colocó justo fuera de mi alcance.

“P.pero…” Proteste débilmente, viendo como a las demás chicas les habían dado sus cartas en la mano. “¿Por qué tan lejos?”

“Ah, linda, -Dijo la Pelirroja con un gesto coqueto- Creo que tendrás que ir por tus carta entonces.”

“B.bueno…-Suspire resignada, y entonces me levante un poquito del regazo de Daniela y me incline hacia delante…

… Pero inmediatamente Daniela se levanto detrás de mí y me aprisiono contra la mesa, agarrándome las manos a la espalda mientras sus caderas hacían un movimiento agresivo contra mis nalgas, como si me estuviera montando.

“Ah…D..dani… p.pesas…mucho…” Dije con apuros, tratando de levantarme sin éxito. Y las brutales embestidas del cuerpo de Daniela contra mi culo eran tan poderosas que la mesa se estremecía violentamente.

Entonces ella me dijo al oído: “¿Te gusta ser montada así, cosita?” Y entonces lamió mi nuca.

“Ya déjala, Daniela.” Ordeno Jordana con un gesto raro, sudando un poco por lo que había visto. Daniela obedeció inmediatamente y regresó a su silla, y con un jalón me volvió a sentar en sus piernas y su atrevido dedo volvió a entrar a mi ombligo.

“Ah.” Gemí suavemente, sintiendo como el calor en la habitación aumentaba de golpe. Casi parecía que tuviera un reflector apuntándome solo a mí.

“Quiero que vuelvas a mover el culito como hace rato, Josie.” Me dijo Dani al oído.

Me mordí los labios sin saber que responder. Pero mi cuerpo no parecía tener tal duda, ya que mis pezones estaban súper firmes, como nunca en la vida. El sudor cubría por completo mi piel, y la humedad entre mis piernas aumentaba con el pasar de los minutos.

Y el delicado botoncito entre mis piernas se asomaba descaradamente…

Cerré los ojos, tratando de mantenerme en control mientras mi cuerpo me traicionaba sin piedad. ¡Pero era tan difícil! Mi voluntad se caía a pedazos, y a este ritmo no sabría cuanto aguantaría sin ceder.

Bueno chicas”- Interrumpió Jordana- “Sigamos jugando, ¿No?”

“S.si.” Conteste angustiada, y con apuros tomé mis cartas de la mesa. Pero al verlas vi que no tenia oportunidad, me había tocado un juego malísimo. Y sin poder evitarlo las manos me temblaron ligeramente.

“Ay ¡Que ternura! –Dijo la pelirroja riéndose de mi reacción junto a las demás chicas- Le toca una mala mano y se delata así.”

“Si, es súper tierna mi niña –Dijo Daniela dándome un beso en la mejilla- Hasta eso la asusta.”

“Ay… no, es que yo pensé que…” Trate de defenderme, sin poder evitar sentirme la más idiota del mundo. “Me toco un juego muy malo, yo…”

“¿Deseas otra carta, linda?” Dijo la pelirroja colocando de nuevo una carta fuera de mi alcance.

Suspire resignada.

“Si.”

Y me volví a levantar e inclinar hacia delante para tomar la carta, y de nuevo Daniela me apretó contra la mesa y me monto primitivamente.

“Ah… “Gemí suavemente mientras mi culito era embestido una y otra vez, hasta que después de unos minutos Daniela se sentó de nuevo y pude agarrar mi carta. Pero al verla me di cuenta que mi juego seguía siendo espantoso.

“¿Mejoró la cosa?” Pregunto Jordana con una sonrisita.

“No, es que…”

Y las demás chicas se murieron de risa, ya que me había vuelto a delatar yo sola. “Ay Josie.” –Dijo la pelirroja- “¡Eres tan inocente!”

“No se rían” -Dije bajando la mirada- “Es que se los juro, me esta tocando mucha mala suerte.”

Entonces Daniela agarro una copa de vino y la acerco a mis labios. “Seguramente tienes sed, cosita. Estas sudando muchísimo y con calor no vas a poder jugar bien.”

“N.no, no tengo sed, Daniela.” Proteste mientras ella seguía acercándome la copa.

“No te estoy preguntando, cosita. BEBE.”

Me asusté un poquito al oír la rudeza con la que me había dicho eso, y sin poder hacer mas abrí la boca y el frió vidrio se pego a mis labios, vaciando su oscuro liquido en mi interior. Y Daniela no me dejo en paz hasta que me la bebí toda.

“Ah.” Dije con una sonrisita, sintiendo el calor el mi garganta.

“¿Te gustó?” Pregunto Daniela en mi oído.

“S.sip, estuvo rico.” Respondí con una risita tonta.

“¿Ves que sí tenias sed?”

Puse una expresión simpática al oír eso y trate de concentrarme en mis cartas. ¡Pero era tan difícil! Y algo pasaba porque el calor en el cuarto era cada vez peor, pero…

…Nadie parecía sudar más que yo.

Pero entonces trate de tomar una carta, pero por mas que trataba de cerrar la mano no la atrapaba.

“Ay. –Dije con una risita simpática- La carta no se deja.”

Jordana puso una mirada coqueta mientras veía mis torpes movimientos. Entonces dijo suavemente: “Ah Josie. ¿Qué no ves que Daniela te esta dando de beber para culearte después?”

Me reí como tonta ante eso y me deje caer en la mesa. “N.no… Porque yo solo voy a jugar cartas. ”

De repente la pelirroja y otra chica se acercaron muchísimo a nuestra silla, y después de mirarse entre ellas comenzaron a sobarme de forma lujuriosa las piernas, espalda y brazos.

“¿Q.que hacen?” Pregunte recargando mi cabeza contra el pecho de Daniela, a lo que ella contesto: “Solo te dan un masaje, ternura. ¿Te gusta?”

“S.si.” Conteste con un suspiro, sintiendo como las manos parecían multiplicarse por mil, deslizándose en mi sudor por toda mi piel. Entonces Daniela se volvió a acercar a mi oído y me dijo: “Ahora quiero que muevas las nalgas contra mi cuerpo, cosita, como si te la estuviera metiendo. Pero sin sutilezas, ahora hazlo agresivamente.”

“A.ay Dani, -Puse una carita de obvia- pero si tu no tienes con...”

“Tu solo mueve las nalgas, cosita. ¿Entendido?”

Y con una expresión coqueta asentí y comencé a mover suavemente mis caderas de atrás para adelante, apretándome contra el cuerpo de Daniela con movimientos firmes y agresivos, de apareamiento, al ritmo marcado por su dedo en mi ombligo.

“Ah… mmm…. Mmm…. “Gemí tiernamente.

Jordana le aplaudió a Daniela al ver mi reacción, con evidente sarcasmo, y dijo: “Impresionante, Daniela. Ya la tienes gimiendo, caliente y retorciéndose. ¿Será tan difícil que logres que ella misma pida que se la metas por el culo?”

“Solo dame unos minutos. –Respondió Daniela con arrogancia- Pero si lo consigo haré lo que quiera con ella. ¿Entendido?”


ACTO 3: Todas contra Josie.


“Si.” Contesto Jordana, muy divertida.

De repente Daniela me dijo al oído: “Voy a hacer algo, quédate quieta.” Y entonces deslizo su mano libre entre mis nalgas y su dedo entro sin piedad en mi ano, ensanchándolo con un agresivo masaje.

“¡AH!” Mis ojos se abrieron de par en par, saltando un poquito a la vez que me ponía increíblemente tensa.

“¿Pasa algo Josie?” Pregunto Jordana con cara de sospecha.

“N.no.-Trague saliva- E.es que… vi que mis cartas son mejores.”

Daniela se rió un poquito y siguió masajeándome el ano, moviendo ahora dos dedos en su interior en agresivos círculos hacia afuera.

“¿En serio? –Pregunto Jordana con un tonito de duda. “¿No te estará haciendo algo Daniela?”

“Oh Dios.” Dije débilmente, cerrando los ojos. Daniela movía con una maestría infinita sus dedos en mi culo, y ante eso mi voluntad se estaba cayendo a pedazos. “N.no, no me esta haciendo nada.”

Entonces Daniela me dijo suavemente en el oído: “Me tienes loca, cosita. Necesito romperte el culo ya.”

“N.no, D.dani… yo…” Tartamudee, abriendo la boca de forma lujuriosa.

“No quiero oír eso, Josie. –Me dijo con autoridad- ¿Me vas a dar las nalgas?”

“D.dani, m.mira… y.yo…”

Y Jordana solo sonreía como niña traviesa al ver la cara de frustración que Daniela estaba poniendo. Entonces Daniela agresivamente me agarro del cabello y jalo mi la cabeza hacia atrás, y su voz fue contundente: “Ultima oportunidad, Josie. Quiero romperte el culo. ¿Me lo darás?”

“S.si.” –Dije débilmente, cerrando los ojos.

Y apenas dije eso algo cambió en el ambiente, porque con brusquedad Daniela me levantó y empinó contra la mesa, colocándome las manos en la espalda.

“A.ay. –Me queje tiernamente al ser tratada así.

Y casi inmediatamente la pelirroja agarro mi tanga del piso y comenzó a amarrarme las manos en la espalda, mientras las demás chicas de abalanzaban sobre mi cuerpo y lamían y besaban cada parte a su alcance.

“Oh Dios.” Dije febrilmente, retorciéndome lujuriosamente sobre la mesa a la vez que paraba las nalgas en anticipación. Quizás era sugestión, quizás mi naturaleza, pero lo cierto era que el mensaje de Daniela se había grabado en mi cerebro y en estos momentos no quería nada mas que ser culeada sin piedad.

Entonces sentí un poderoso par de manos apretándome y abriéndome las nalgas, y con un movimiento voraz Daniela hundió su cara en mi culo, apretando sus labios obsesivamente alrededor de mi ano a la vez que su lengua se metía hasta el fondo. “Mfmfm….mfmf…. delicioso… mfmfm….mfmf….”

“Ahhh, mmmm, ahh.” Gemí suavemente, parando aun más las nalgas.

Y al ver mi reacción las demás chicas aceleraron al máximo sus lengüeteos, y en menos de un segundo ya tenia yo otras 7 bocas recorriéndome todita, desde los dedos de mis pies hasta el cuello. Pero mi sexo seguía “virgen”, como si fuera territorio prohibido para sus ansiosas lenguas…

“Ay… ah, mmmm, D.dani… Mmmm.” Me retorcí contra mis ataduras, temblando de placer mientras Daniela seguía apretándome las nalgas y devorando mi apretado agujerito. Pero entonces me di cuenta de algo…

Jordana seguía sentada frente a mi muy tranquila, sonriendo con lujuria. “¿Sabes lo que sucederá ahora, Josie?”

“N.no.” Respondí débilmente.

Jordana se levantó y con su característica elegancia camino hasta un baúl cercano, buscando algo en su interior. Y lo que sacó de ahí me dejo helada…

En sus manos tenía un Strap-on de plástico negro con cinturón, con un falo dolorosamente grueso y como de 18 centímetros de largo. Y lo peor era que el terrorífico aparato estaba increíblemente detallado, la representación mas fiel posible de un miembro humano que hubiera visto, hasta con las venas perfectamente modeladas.

“¿Te gusta, Josie?” Dijo mientras tomaba un bote de lubricante del baúl y con sus manos comenzaba a untarlo a todo lo largo. “Tu tan chiquita y frágil. ¿Crees que te quepa todo?”

Pero de mi boca solo salían gemidos cada vez mas descarados, y solo mi cara de angustia evidenciaba mis pensamientos. Y al ver a Jordana pasándole el aparato a Daniela me rebelé un poquito, luchando contra mis ataduras…

Pero mis nalgas seguían paraditas y obedientes, levantándose de forma desafiante ante su cruel destino. Entonces apreté los puños con resignación, porque mi cuerpo ya no me obedecía.

El silencio invadió la habitación.

Y por unos instantes las chicas se detuvieron y voltearon hacia atrás, en donde aparentemente Daniela se estaba colocando el aparato. Dude un poquito, pero finalmente voltee a ver…

Y un brutal golpe de adrenalina me estremeció al ver a Daniela completamente desnuda, con su cuerpo firme y atlético cubierto por una delicada capa de sudor, y el imponente miembro negro colocado entre sus piernas, apuntando amenazadoramente a mi delicado orificio.

“D.dani, n.no.” Dije temblando ligeramente.

“Que lindo culito estoy a punto de romper.” Dijo Daniela con una sonrisita malvada, dándome unas nalgadas fuertísimas que me hicieron retorcerme sobre la mesa. “¿Lista, cosita?”

Asentí débilmente con la cabeza.

“No te preocupes, Josie. –Me tranquilizo Jordana frotándome la espalda- Tu solo obedece como la buena niña que eres.”

Y no me dio tiempo de hacer nada más…

Porque Daniela apretó el grueso miembro de plástico entre mis nalgas hasta que llego a mi ano, apretándolo suavemente pero sin penetrar. Entonces sus manos me sujetaron firmemente de las caderas, casi como si fueran garras atrapando a su presa, y me dio un par de empujoncitos cada vez mas fuertes con la poderosa cabeza del falo, hasta que…

…Mi apretado ano se rindió y el imponente miembro negro comenzó a meterse en mi recto lentamente, centímetro a centímetro, empalándome sin piedad. Mi reacción fue instantánea, apretando todos los músculos de mi cuerpo mientras mis ojos se abrían de par en par.

“¡D.dani, d.detente, oh Dios… d.detente, m.mas lento, ahhhh.” Gemí angustiada, pataleando contra el piso a la vez que arqueaba la espalda. El dolor deliciosamente insoportable y el ardor en mi culo casi intolerable, pero…

…Mi cuerpo estaba ahora a mil, con la adrenalina recorriendo mi piel en cantidades industriales, y solo un pensamiento llenaba mi mente: Oh Dios, rómpeme el culo, rómpeme el culo, rómpeme el culo…

Y el grueso miembro seguía entrando sin piedad, ensanchando mi agujero de una manera brutal, salvaje, primitiva.

Y por si fuera poco los comentarios de las chicas a mi alrededor eran asquerosamente groseros, sin el menor miramiento: “Que lindas se le ven sus nalguitas comiéndose el palo.” “¿Se lo vas a meter TODO, Daniela?” “Uff, ya lleva la mitad y le sigue entrando.”

Entonces Daniela se inclino sobre mi espalda y con voz tranquilizadora me dijo al oído: “¿Todo bien, cosita?”

Asentí débilmente con la cabeza.

“Te lo dije. –Me dio un beso en la nuca- Tu culito será mío. ¿O no?”

“S.si, Dani.” Dije con una débil sonrisa, temblando mientras una cantidad industrial de plástico negro se deslizaba entre mis nalgas hacia mi interior, y la sensación de llenura en mi estomago era increíble. Un par de lagrimas resbalaron por mis mejillas, y justo cuando estaba a punto de gritar…

El cuerpo de Daniela golpeo firmemente mis nalgas, y un quejido gutural se me escapó de los labios. “Ugh.”

Y los comentarios a mi alrededor volvieron mas gráficos que antes: “¿Viste eso? Tan flaquita y se la comió TODA.” “Que linda se ve.” “¿La vas a montar duro o despacio?”

La respuesta llegó inmediatamente.

Daniela se hizo para atrás unos centímetros y el grueso palo negro fue saliendo lentamente de mi culo, con cada vena y rugosidad enviando latigazos de lujuria por todo mi cuerpo. Entonces se quedó quieta unos segundos, disfrutando mi agonía, hasta que de repente se inclino hacia adelante y volvió a meterme TODO el miembro hasta el fondo.

“¡Ah!” Me estremecí contra las ataduras, pataleando tiernamente mientras era sodomizada sin piedad Entonces Dani volvió a repetir la maniobra, esta vez un poco más rápido. Y después otra vez, y de nuevo, y una más, hasta que después de unas 15 repeticiones ya me estaba bombeando el culo de forma lenta pero vigorosa.

“Ugh, D.dani, ay… D.duele, uf… ahh, mmm.” Gemí tiernamente, retorciéndome sobre la mesa mientras la cruel verga se movía despiadadamente en mí estomago, y mis firmes nalgas eran embestidas sin parar. Y las poderosas manos de Daniela me sujetaban con mucha fuerza, manteniéndome en mi lugar para recibir más castigo.

“Uff Josie. –Me dijo Daniela con un beso en la cabeza. -Casi ni me puedo mover, estas súper apretada.”

Oh Dios, oh Dios, oh Dios, -Pensé angustiada- ¡Me está rompiendo el culo! Oh Dios, Dani.

Pero la negra serpiente no mostro piedad, y fue entrando y saliendo cada vez más rápido de mi cuerpo hasta que alcanzo un velocidad salvaje. Y ante las brutales embestidas mi delicado cuerpo se sacudía como si fuera una muñeca de trapo, y la mesa se movía con tanta fuerza por debajo de mí que llegue a pensar que se rompería en cualquier momento.

Entonces sentí como las otras chicas se abalanzaban sobre mí, y sus cálidas y húmedas lenguas y bocas recorrieron vorazmente mis nalgas, espalda, cuello, piernas, manos… como si yo fuera el platillo más exquisito que hubieran probado.

…Pero ninguna se atrevía a llegar a aquel lugar tan especial entre mis piernas, ese que tanto me urgía que fuera tocado, chupado, acariciado, lamido.

La situación se calentaba cada vez más, y los gemidos a mi alrededor eran ya casi insoportables, con las otras chicas entrando en una especie de trance sexual, conmigo de protagonista. No había boca, lengua o mano que no estuviera en mi piel.

Y las embestidas contra mi ano eran constantes, implacables. El grueso palo entraba y salía a una velocidad endemoniada de mi estrecho agujerito, y cada vena y rugosidad hacían que se me escapara un gemido, arqueando aun más la espalda.

“Ahh, ahh, mmm, mmm.” Gemí descaradamente, con deliciosas gotas de sudor recorriendo mi rostro. Entonces me di cuenta que Jordana estaba muy tranquila junto a mí, acariciándome suavemente el cabello. Y al sentir sus delicadas manos en mi rostro, limpiándome el sudor y dándome suaves caricias en las mejillas…

Cerré los ojos y un suspiro tierno se me escapo. Me sentía tan protegida, tan deseada, tan amada…

“J.jordana…” Dije débilmente.

“Que linda te ves, Josie. –Contesto Jordana con su voz sensual- ¿Te duele lo que Daniela te está haciendo?”

“U.un poquito… -Respondí con una tierna sonrisa.

“Y seguramente en estos momentos deseas venirte, ¿No es así?”

Asentí suavemente.

“Entonces te pediré algo, linda. –Dijo Jordana pasando lentamente sus dedos por mi boca, metiéndolos un poquito en ella.- Necesito que me pidas que me siente en tu cara.”

Y no dudé. Anhelaba más que nunca ser digna de las atenciones de Jordana, besarla, apretarme contra su cuerpo, dormirme en sus brazos sintiéndome protegida. Nunca me había sentido así antes, pero en estos momentos mi cuerpo pedía a gritos complacerla, haciendo lo que ella quisiera.

“J.jordana, y.yo…” Tartamudee, muerta de la pena.

“No te detengas. Dilo.”

“S.sientate… en mi cara. P.por favor.”

Jordana me dio un tierno beso en la frente. “Así será, amor.” Y entonces lentamente se subió a la mesa y sus zapatos de tacón alto quedaron justo frente a mi rostro. Y mi respiración se acelero muchísimo, con todo mi ser lleno de la mas agónica anticipación.

“Daniela, dale la vuelta.” Ordeno Jordana, y en menos de un segundo Daniela me acomodo boca arriba en la mesa y coloco mis tobillos en sus hombros, sin dejar nunca de sodomizarme. Y al quedar tan vulnerable dos chicas se aferraron a mis pechos y comenzaron a mamar vorazmente mis pezones, como si fueran unas bebitas.

“Ahhhh.” Gemí retorciéndome sobre la mesa, mientras que parada sobre mí Jordana lentamente se quitaba el vestido negro y mostraba por primera vez su espectacular cuerpo, increíblemente voluptuoso y firme, y cubierto por una delicada capa de sudor que la hacía brillar sensualmente con tenue luz de la habitación.

Y Jordana realmente era perfecta.

Sus largas y estilizadas piernas parecían eternas, terminando en un par de nalgas firmes y paradas que llevaban a una delicada micro cinturita, que enfatizaba un espectacular par de pechos firmes y unos brazos torneados y delicados, todo esto cubierto por una piel blanca finísima, que invitaba a ser lamida por horas.

Pero mis ojos inmediatamente se clavaron en el delicado triangulo de vello negro entre sus piernas, el lugar en el que mi rostro seria esclavizado. Entonces Jordana dio un paso y sus tacones quedaron junto a mi cabeza,

“Abre la boca, linda. Y quiero que repitas una y otra vez: Siéntate en mi cara. ¿Entendido?”

Y apenas oí eso una ráfaga de adrenalina recorrió mis venas y una deliciosa impotencia me envolvió.

“S.si, Jordana. S.sientate en mi cara, siéntate en mi cara, s.sientate en mi cara…”

Y Jordana fue veloz.

Sin darme tiempo a dudar fue arrodillándose sobre mí hasta que finalmente su exquisito sexo se apretó vigorosamente contra mi rostro.

“Ahh… ahhh….mmm…mmm.” Gemí tiernamente, saboreando el intenso olor sexual que invadía todo mi ser a la ver que esa deliciosa humedad comenzaba a cubrir mi piel, dándome un poco de cosquillas con sus suaves vellos.

“Ah, mmmm, así, Josie. –Gimió Jordana dulcemente- Así me gusta, abre la boca mas, quiero sentirte chupando todo. Ahhh, mmmmm, ahh.”

Mi rostro se hundió entre las piernas de Jordana con una furia que nunca había sentido. No quería solo comérmela, quería devorarla por completo. Mis labios se apretaron con fuerza alrededor de su delicada entrada, y mi lengua se aventuro en su interior, saboreando el exquisito néctar que cubría las paredes y que parecía no tener fin. Y al oír los gemidos de Jordana resonando desde adentro de ella me sentí aun mas excitada, y mi boca se volvió una maquina de mamar.

Era tal mi desenfreno que lo que seguía pasando con mi cuerpo ya no me importaba. La verga de Daniela seguía taladrándome cruelmente las nalgas y las miles de bocas seguían chupando y lamiendo cada centímetro de mi piel, pero en mi mente solo estaba una idea clara: Comerme el coño de Jordana.

Entonces Jordana apretó aun mas su sexo contra mi rostro y comenzó a frotarse descaradamente, de arriba hacia abajo, y la sensación era como si me estuvieran cepillando la cara con una toalla húmeda y caliente, una y otra vez.

“Oh Josie, ahh. Así, mueve tu boca así, chiquita.” Gemía Jordana sobre mí, con sus manos firmemente colocadas en mi cabeza. Y con el pasar de los segundos sus movimientos fueron haciéndose más agresivos, pero mi boca no paraba, mientras mi lengua entraba, salía, chupaba y lamia en un desenfreno absoluto.

Sobre todo el intenso aroma de su sexo me tenia excitadísima, como si fueran unas feromonas específicamente diseñadas para volverme una maquina de chupar. Oh Dios, esto es exquisito.

Y justo cuando pensé que era imposible sentir mas placer…

De repente sentí un soplo sobre mi sexo, y antes de que pudiera reaccionar una boquita hambrienta se apretó alrededor de mi clítoris y comenzó estimularlo con agresivos lengüeteos.

“¡AAAAAAAAAhhhh!” Me retorcí sobre la mesa, sintiendo como un poderoso orgasmo estaba a punto de llegar. Y por los gemidos de Jordana supe que ella también estaba a punto, aunque Daniela seguía rompiéndome el culo de forma animal, salvaje, sin parar ni un segundo.

“J.Josie, Ahh, Mmmmm.” Gimió Jordana, y entonces se apretó contra mi cara con tal fuerza que casi ni pude respirar. Su sexo estaba ardiendo sobre mi cara, y la humedad entre sus piernas aumento, temblando por un orgasmo tan fuerte que casi podía sentir sus venas palpitar contra mi piel.

Y yo tampoco pude más.

Un lengüetazo sorpresivo en mi clítoris activó el más intenso orgasmo de mi vida, y me retorcí violentamente mientras ola tras ola de placer recorría mi cuerpo a latigazos. “¡AAAAAHhhhhhhh J.jordana, MMmmm!”

Y durante algunos segundos cerré los ojos y perdí la cuenta del tiempo, ya que el placer era insoportable, bestial, primitivo, delicioso.

Nada existía mas que eso, y solo el retumbar del miembro de plástico dentro de mi estomago fue trayéndome de regreso a la realidad. Entonces débilmente abrí los ojos y con una tierna sonrisa me di cuenta que mi cabeza seguía atrapada entre las piernas de Jordana, con sus húmedos vellos negros envolviéndome por completo el rostro y su delicioso aroma grabado con fuego en mi nariz.

“J.jordana, y.yo…” Dije muerta de pena, tragando saliva.

“Shhh, amor. No digas nada. Te ves preciosa así.” Dijo ella con una sonrisa desde arriba, acariciándome suavemente el cabello.

Y Daniela seguía sodomizándome sin piedad, hasta que después de algunos segundos sentí sus manos temblar ligeramente y con un gemido se puso tensa, enterrándome por completo el falo, viniéndose sin poder ocultarlo.

“Ahhh… D.dani, ah.” Gemí dulcemente, perdida entre las piernas de Jordana mientras que ella cariñosamente continuaba acariciándome. Entonces Daniela saco lentamente el falo de mi cuerpo y Jordana poco a poco se levantó, ayudándome a hacer lo mismo.

Y con muchas dificultades lo hice, pero apenas traté de dar un paso las piernas no me respondieron y Jordana tuvo que agarrarme para no caer. “G.gracias.” Dije muy apenada, y Jordana sonrió sensualmente y me sostuvo durante algunos minutos. “¿Te sientes bien, Josie?”

“S.si.-Respondi bajando la mirada, pero el ardor en mi culo era increíble, y sentía como si me hubieran estado golpeando el estomago toda la noche. Pero lo que había ocurrido no lo cambiaría por nada, y el haber estado entre las piernas de Jordana había resultado ser delicioso, un placer que nunca hubiera imaginado.

Sin poderlo evitar pase mi lengua por mis labios, saboreando los jugos que Jordana que aun quedaban ahí.

Entonces ella se apretó contra mí y sujetó mi cabeza con sus manos. Lentamente nuestros labios se fueron acercando y su lengua se abrió paso entre ellos y vorazmente comenzó a luchar contra la mía en mi boca. Y así pasaron casi 10 minutos de apasionado faje y besuqueo, en los que no nos despegamos la una de la otra, hasta que finalmente Jordana me dijo al oído: “Ahora sígueme, Josie, esta noche dormirás conmigo.”

Sonreí tímidamente, y entonces Jordana me tomo de la mano y…

…la seguí hasta su habitación.


ACTO 4: Al otro día…


Llegue súper cansada a mi recamara y lo primero que hice fue tirarme en la cama, adolorida por todas partes.

“Auch. –Dije en un tono juguetón, apretándome las nalgas con las manos- Maldita Daniela.”

Pero al recordar lo que había sucedido con Jordana me sentí muy feliz, ya que a pesar de la rudeza con la que todo había sucedido al principio, al estar en su recamara casi ni dormimos, besándonos y haciendo el amor como desesperadas durante una hora más, hasta que finalmente nos quedamos dormidas de cucharita.

Entonces mi celular comenzó a sonar.

“¿Hola?”

“Ah, Josie, -Era la familiar voz de Paola- Debo felicitarte, la clienta de ayer nos felicitó muchísimo. Incluso hasta pagó el triple de lo usual.”

“W..wow, ¿El triple? Eso es mucho dinero.”

“Si, y no te preocupes. Te depositaré lo tuyo en la tarde.”

“G.gracias.”

“Por cierto, ¿Te sientes bien? –Preguntó Paola con una risita- Me comentó la clienta que cierta parte de tu cuerpo recibió un castigo tremendo.”

Me puse roja de la vergüenza al oír eso. “S.si, todo bien. Ya casi no me duele.”

“Ah que linda. Bueno, descansa mucho porque en una semana te mandare de nuevo con ellas. ¿Ok?”

“A ver, espera. –Dije con una sonrisa- ¿Otra vez con ellas?”

“Si, ya me confirmó la clienta que desea verte de nuevo. Al parecer causaste una muy buena impresión.”

“Ah.” Respondí embobada. “Bueno, entonces ahí estaré.”

“Bye, descansa.”

Click.

Emocionada agarré uno de mis osos de peluche y lo apreté con fuerzas, fantaseando con lo que sucedería esa noche. Y los deseos en mi cuerpo iban desde lo más sucio hasta lo más romántico. Por un lado ansiaba volver a sentirme la más perversa del mundo, sentir como mi pobre culo era sodomizado cruelmente por horas, amarrada, siendo obligada a lo peor. Por el otro deseaba hacerle el amor a Jordana, besarla sin parar, lamer sus pechos, morder su piel, quedarme dormida entre sus piernas, con el rostro en su sexo.

Mi corazón se aceleró ante mis sucias ideas, pero un nombre estaba grabado con fuego en mi mente y no se iba…

Jordana.